viernes, 11 de octubre de 2013

CARLOS HERRERA EN LA FIL 2013


Bajo el eslogan “Leer te abre caminos”, la Feria Internacional del Libro (FIL), nuevamente constituyó, desde el 26 de setiembre hasta el 8 de octubre,  un acontecimiento importante en el círculo cultural arequipeño
El escenario de siempre, el Parque “Libertad de Expresión” de Umacollo, albergó por quinto año consecutivo a este evento que congregó a todo tipo de público ávido de libros, música y cine.

Como es ya costumbre, los organizadores de la FIL: Artequipa  y representantes de la Universidad Nacional de San Agustín,  Universidad Católica Santa María, Alianza Francesa, Centro Cultural Peruano Norteamericano, Instituto Cultural Peruano Alemán e Instituto Cultural Ítalo Peruano, se encargaron de invitar a autores, periodistas e investigadores para presentar libros, protagonizar mesas de debate y ponencias sobre temas que van desde la literatura e industria editorial hasta el cine. Además, dentro del programa de actividades se organizaron conciertos de música de géneros variados, espectáculos de teatro y títeres para niños, números de danza, talleres de dibujo, cómic, manualidades y proyección de películas.

De entre los tantos escritores y figuras de la farándula que se pasean  por la FIL, después de dieciocho años, Carlos Herrera regresó para ofrecernos en su tierra natal su última publicación: Historia de Manuel de Masías, el hombre que creó el rocoto relleno y cocinó para el diablo y otros textos gastronómicos. Esta  colección de cuentos a cargo de la Travesía Editora y bajo la dirección de Arthur Zeballos fue presentada por el Mg. Willard Díaz, la multifacética Zoila Vega Salvatierra y el director de cine y presidente de la Sociedad de picanterías de Arequipa, Miguel Barreda.

Para quienes somos admiradores de la obra narrativa de Herrera, el evento fue por demás emocionante. Este genial escritor y diplomático arequipeño  llegó puntualmente minutos antes de las seis de la tarde el pasado sábado cinco de octubre. Iba de la mano de su esposa, estuvo todo el tiempo rodeado de amistades cercanas y esperó pacientemente que la presentación de Juan Carlos Ubilluz terminara para ingresar al Auditorio “José Ruiz Rosas”.

Sus críticos y amigos elogiaron con justa razón la colección de los nueve relatos que fue vendida al precio de veinte soles en el stand de Editoriales Independientes.

Willard Díaz introdujo brevemente la estructura del libro y comentó que el primer cuento que le da título a la compilación, estaba cargado de descripciones que aludían a elementos del cuerpo humano tal como sucede en Cien años de soledad. Díaz coincidió con el prologuista, Alonso Ruiz Rosas, que la Historia de Manuel de Masías, estaba complementada con buen humor y recursos retóricos.

Zoila Vega aludiendo al cuento Gastrosofía, relacionó la nostalgia del viajero que lleva la esencia de su tierra por todo el mundo y mencionó otros ejemplos de literatura y gastronomía en el cine como El silencio de los inocentes, bajo el símbolo del caníbal Hannibal Lecter y el protagonista de El Perfume, ambos subyugados por un deseo insatisfecho tal como el del personaje de este cuento.

Miguel Barreda, por su parte, se encargó de comentar Celebración rubí, y trajo a colación el hecho de relacionar la literatura y la gastronomía con el lenguaje y los sentidos, luego en tono de broma dijo que la cocina implica arte y asesinato.

Más bien parco en palabras, Carlos Herrera dio un breve comentario y agradeció muy alegremente a sus presentadores, luego leyó el cuento La Cebolla para el expectante público que llenó completamente el auditorio. Inmediatamente después de levantarse de la mesa, Herrera autografió su libro y permitió ser fotografiado con sus seguidores.Minutos después de  las siete de la noche, cuando no hubo más libros que firmar, Herrera se retiró con su esposa y desaparecieron de la FIL, dejando satisfechos a sus lectores que esperamos  repetir  pronto la ocasión con la excusa de la siguiente novela o colección de cuentos que nos ofrezca el autor. 

EL GRAN GATSBY



Francis Scott Fitzgerald nació el 24 de setiembre de 1896 en Minnessota. Se le considera el autor que mejor plasmó la sociedad estadounidense después de la Primera Guerra Mundial ya que fue representante de la Generación Perdida.
Abandonó una carrera universitaria en Princeton para unirse en las filas del ejército norteamericano  en la Primera Guerra Mundial a la que nunca fue.
Escribió The romantic Egotist  mientras recibía entrenamiento militar, los editores rechazaron la primera versión de lo que luego se convirtió en un best seller de 1919 bajo el título de A este lado del paraíso.
Conoció a Zelda Sayre con quien se casó luego de la publicación de su primera novela. El matrimonio Fitzgerald anhelaba una vida que no podían pagar con los ingresos de Francis Scott, es por eso que él debió escribir relatos para revistas como Saturday Evening, Post, Collier’s Magazine y Esquire, además vendió los derechos de sus novelas a Hollywood para la realización de películas.
Es reconocido como el mayor exponente literario de la década de 1920. Su segunda novela fue The Beautiful and Dammed (Bellos y Malditos)de 1922 a la que le siguió en 1925 El gran Gatzby, su obra maestra.
Su esposa fue diagnosticada de esquizofrenia  y Scott tuvo que alquilar una finca cerca a la clínica donde Zelda estaba hospitalizada, ahí escribió Tender is the night (Suave es la noche).
Debido a carencias económicas Scott trabajó para la Metro Goldwyn Mayer escribiendo guiones, ese ambiente le sirvió para comenzar su última novela, que nunca concluyó,  The love of the last tycoon (El amor del último magnate), más tarde editada y publicada por Edmund Wilson.
F. S. Fitzgerald es además autor de novelas cortas, como El diamante tan grande como el Ritz, cuentos como El curioso caso de Benjamin Button, ensayos y obras de teatro.
La enfermedad y paulatina separación de Zelda y sus apuros económicos lo condujeron al alcoholismo y finalmente  falleció el 21 de diciembre de 1940 en California a consecuencia de un ataque cardiaco.
La Generación perdida
Se conoce así a un grupo de escritores norteamericanos radicados en París en el periodo posterior a la Primera Guerra Mundial hasta la Gran Depresión. Recibieron esta denominación de la poetisa Gertrude Stein,  entre ellos destacan John Dos Passos, Ezra Pound, Erskine Caldwell, William Faulkner, Ernest Hemingway, John Steimberk y Francis Scott Fitzgerald. Ellos comparten en su literatura aspectos como el pesimismo y el desconcierto, la crueldad e inutilidad de la guerra, la era del jazz, la depresión económica y aspectos de la entonces decadente sociedad norteamericana.
El Gran Gatsby, (Fitzgerald), Las uvas de la ira (Steimbeck), Manhattan transfer (Dos Passos) son las novelas centrales de esta generación literaria inscrita dentro del modernismo.

Argumento y análisis de la novela
La obra maestra de F. S. Fitzgerald se desarrolla a comienzos de la década de los veinte en Estados Unidos, es decir durante el periodo de la Ley Seca. Esta  novela transcurre entre Long Island y New York, entre los ficticios escenarios de East Egg y West Egg.
El narrador testigo es Nick Carraway, que proviene de una familia acomodada y trabaja en la Bolsa e introduce a los personajes a través de la relación que tiene con ellos. El primero en aparecer es  Jay Gatsby, envuelto en un aura de misterio, es  dueño de un don extraordinario para saber esperar.
Carraway alquila una casa, sin saberlo, junto a la mansión de Jay Gatsby,  en West Egg, un lugar menos elitista pero casi tan elegante como East Egg, donde viven los adinerados Buchanan.
Daisy Buchanan es su prima y Tom, un atlético jugador de polo con un cuerpo cruel y arrogantes pupilas es su millonario esposo, ambos son por sí solos enormemente ricos.
La historia que revela Nick Carraway comienza una noche en casa de los Buchanan, donde es invitado a cenar. Allí se reencuentra con su prima Daisy quien le presenta a su amiga Jordan Baker, bella tenista con quien Nick tiene una corta relación. Las mujeres se presentan como dos figuras vestidas de blanco que parecen volar y demuestran siempre una actitud infantil.  Durante la comida se menciona el nombre de Gatsby, desconocido hasta entonces para Nick; además en la conversación se denota un marcado paternalismo muy dominante y casi machista, de Tom hacia su ingenua y bella esposa quien intuye la existencia de una amante en su matrimonio.
Cuando Daisy le habla de su hija a Carraway, menciona que lo mejor que le puede ocurrir a la pequeña es ser una mujer bonita y tonta.  Durante la novela se revela que Daisy renuncia a su rol de madre, cediendo su maternidad a la niñera para vivir tranquilamente la lujosa y frívola vida que le ha tocado.
Al regresar a casa en West Egg, Nick ve a un elegante hombre, que días después identifica como Gatsby. Este parece querer alcanzar una luz verde sobre el mar. Más adelante, esa luz simbolizaría a Daisy, su amada que vive al otro lado de la bahía, un ideal inaprehensible.
A continuación aparecen los ojos del doctor T. J. Eckleburg, que simulan ser la mirada de un dios testigo que solo puede observar mas no intervenir en los sucesos que ocurren bajo sus pupilas. En otro capítulo, George Wilson  señalando ese cartel publicitario y regañando a su esposa le dice que nadie puede engañar a Dios que  lo mira todo. Es la única alusión a la religión que revela Fitzgerald en su novela.
Un día Tom Buchanan lleva a Nick a conocer a su amante. Juntos llegan en su auto hasta el taller mecánico de Wilson.  George Wilson es el trabajador esposo de Myrtle, la amante de Tom que anhela la vida lujosa que su marido no puede ofrecerle pero que obtiene con Buchanan. Myrtle es descrita como una  bella pero casi vulgar mujer, muy diferente de la preciosa y refinada Daisy. La señora  Wilson lleva a Nick y a Tom a una fiesta en el departamento que su millonario amante le ha regalado. Se trata  de una reunión simple e improvisada, con pintorescos personajes de clase media que se divierten y embriagan sin elegancia en una celebración íntima, muy distinta de las fastuosas fiestas que ofrece Jay Gatsby en su mansión.
El narrador describe que semanalmente la casa vecina recibía invitados y demás asistentes a las increíbles celebraciones a cargo del misterioso Gatsby, sobre quien se inventaban historias y rumores como el hecho de que él fuera contrabandista de alcohol, sobrino del káiser y primo del diablo. Carraway recibe formalmente la invitación a una de esas fiestas. Allí se encuentra con Jordan Baker y poco antes de que todos se retiren Nick conoce al famoso, enigmático, encantador, formal y elegante Jay Gatsby quien le ofrece su amistad jurando su origen noble, su educación en Oxford y sus condecoraciones de la guerra.
Nick Carraway deja escapar aspectos de su personalidad en ciertas ocasiones mientras su posición es más bien la de un observador que emite juicios sobre los demás de vez en cuando.
Gatsby, magnate de las droguerías, gana poco a poco la confianza del receloso Nick que ya acude con cierta frecuencia a su palacete. En una ocasión le presenta al Señor Wolfsheim, un judío con el que tiene negocios. Esa misma tarde Tom y Jay se cruzan en el restaurante pero no intercambia palabra, Jay desaparece.
Durante un paseo de Nick con Jordan Baker, ella le cuenta que Gatsby y Daisy tuvieron un romance antes que él partiera a la guerra  con la promesa de regresar. Daisy estuvo a punto de romper su compromiso con Tom, con quien pretendía llenar la ausencia de Jay, finalmente se casaron y fueron felices en algunas ocasiones, luego de algunos años la ilusión de Daisy por Gatsby había regresado al matrimonio Buchanan con la misma intensidad. Mientras tanto Gatsby amasaba su fortuna y una vez convertido en un rico más, compró una mansión en el extremo opuesto a la de Daisy solo para tenerla cerca.
Jay, investigando la afinidad de Carraway con su amada, le propuse que la invitara a tomar el té en su casa a la que él acudiría sorpresivamente. Así una tarde lluviosa sucede el reencuentro y efectivamente en la sala de Nick. Luego los tres van a conocer el palacio de Gatsby.
Haciendo un paréntesis en su narración y proyectándose al futuro de su relato,  Carraway revela la verdad sobre su enigmático amigo para desmentir al lector los  rumores levantados sobre el magnate. James Gatz era su verdadero nombre, hijo de campesinos, se cambió de nombre a los diecisiete y creó una nueva identidad a la que se aferró para hacerla realidad. Conoció al acaudalado Dan Cody para quien trabajó cinco años en los que se abrió camino moviéndose en el fascinante mundo del millonario.  Dan Cody le heredó su fortuna, pero por asuntos legales nunca pudo cobrarla sin embargo se llevó de él su educación y la manera de parecer un rico caballero, el narrador no confirma de donde proviene la fortuna de su amigo, envuelto todavía en sospechosa reserva.
Daisy invita a su primo y a Gatsby a cenar, allí Tom se muestra receloso e investiga los secretos del amigo de su esposa. Jay les devuelve la invitación y acuden todos a una fiesta donde Tom pretende desprestigiar a anfitrión diciendo que era un contrabandista de alcohol.
Días después Jay regresa a casa de los Buchanan y espera que Daisy le confiese la verdad a su esposo y lo abandone para retomar el amor que tuvieron cinco años antes. En una discusión embarazosa Daisy no puede decirle a su marido que nunca lo quiso y desesperada hace que Nick, Jordan, Jay y Tom la acompañen a la ciudad en un caluroso día. Intercambian autos y llegan al Hotel Plaza donde Tom finalmente dice todo lo que sabe, toda la verdad sobre Jay Gatsby acusándolo de intentar corromper su matrimonio y antes de mostrarse celoso, trata a Daisy con paternalismo tratando de hacer que se olvide de ese pequeño asunto y continúe su lujosa vida junto a él. La imagen de Gatsby se desmorona ante todos y  ciertamente confundida Daisy   y él regresan a East Egg en el carro de Jay mientras los demás vuelven en el auto de Tom.
Nick introduce el accidente. Tom, Nick y Jordan se acercan a la multitud aglomerada frente al taller de Wilson y descubren que su mujer aparentemente fue atropellada por Gatsbby.  Esa misma noche Jay le confiesa a Carraway que fue Daisy la que conducía pero que él asumiría la culpa para protegerla.
Para evitar más inconvenientes Tom habla con el esposo de su amante y deja entrever que fue el contrabandista Gatsby el autor del accidente.
Una vez en East Egg, Carraway se despide hastiado de esos ricos que lo que mejor sabían era guardar las apariencias. De camino a casa se encuentra con Jay, que le cuenta todo y dice esperar que Daisy deje a Tom para irse con él. Sin darle esperanzas Nick deja a su amigo sabiendo que lo que espera no sucederá.
Lo siguiente ocurre muy rápido. Wilson encuentra a Gatsby y creyéndolo culpable de la muerte de Myrtle, le dispara mortalmente y luego se suicida. Nick se entera del asunto e intenta contactar con su prima pero descubre que ella y Tom se han ido de viaje. Desesperado y conmovido Carraway busca a los supuestos amigos de Gatsby pero nadie quiere saber de él, se da cuenta que es el su único amigo. El padre de James Gatz acude al entierro de su hijo y el misterio que envolvía al gran Gatsby desaparece con él.

Comentario y valoración de la novela
F. S. Fitzgerald ofrece en El Gran Gatsby, la imagen de una sociedad norteamericana decadente sobretodo en la clase alta. Por medio de sus personajes Tom y Daisy Buchanan, el autor desfigura y revela la superficialidad de la élite estadounidense de la postguerra: Tom y Daisy eran descuidados e indiferentes, aplastaban cosas y seres humanos y luego se refugiaban en su dinero o en su amplia irreflexión, o lo que demonios fuese que les mantenía unidos, dejando a los demás que arreglaran los destrozos que habían hecho.
Aquella sociedad que atravesaba el periodo de Ley Seca, experimentó cambios tanto en la música, el baile y la moda. Jordan y Daisy representan a esa clase de mujeres liberadas con derecho al voto a partir de 1920, y que visten faldas y cabello corto que forman parte de la extravagancia de las fiestas y banquetes de la época decadente en el sentido moral  y no financiero por el rápido crecimiento económico que produjo el fin de la guerra.
Además de estar rodeados de dinero, los ricos de esa sociedad eran personas que guardaban mejor que nadie las apariencias y ocultaban sus problemas domésticos entre las paredes de sus mansiones. El desprecio que mostraban a los demás, los pobres y los negros, era producto de un afán dominante que el blanco y rico ejercía sobre los otros, incluidas las mujeres de su propia casta, apreciadas solo por su belleza y poca capacidad de entender lo que ocurre alrededor. Para ilustrar lo anterior, tomamos una frase de Tom Buchanan: “ somos nosotros, la raza dominante, los que hemos de vigilar a las demás razas, si no queremos que sean ellas las que nos dominen”.
El prototipo de hombre en esa época es similar al de nuestra actualidad: cuerpo impresionante, paternalismo que roza los límites del machismo, promiscuidad justificada y tendencia a ignorar a los que no son iguales a él. La figura de la mujer que casi siempre se muestra como un ornamento de finos vestidos y joyas que se pasea por opulentas mansiones.
Fitzgerald ofrece la comparación entre los ricos, los más ricos y los pobres que habitan espacios diferentes. En el primer grupo se encuentra Gatsby, acusado de corrupción y rechazado por no ser de origen aristocrático, este singular personaje pierde su identidad y se empeña en olvidar su origen para convertirse en un magnate que pasa por encima de la ley para conseguir su fortuna;  en el segundo grupo están los Buchanan, que viven en una esfera de lujos que los separa del resto del mundo, luego están los pobres, George Wilson y Henry Gatz, que consiguen con esfuerzo lo que otros obtienen por herencia. Myrtle y Jordan son mujeres que pretenden formar parte de la clase alta rodeándose de la materialidad y entablando relaciones con los que pertenecen a esta. Nick Carraway conoce todos los sustratos de aquella sociedad pero su rol es el de un testigo que contempla horrorizado las relaciones de todos ellos y el afán de sortear las barreras sociales que los separan.
La alienación es uno de los tópicos más resaltantes de esta novela. Gatsby y Mirtle son dos ejemplos claves para comprender la renuncia de estos seres a sí mismos para lograr dinero y poder.
Fitzgerald complementa la historia del gran Jay Gatsby con descripciones que apelan a todos los sentidos. El simbolismo de los colores es una característica del modernismo que trae a colación el autor en esta novela. El amarillo que representa la riqueza y rodea a Tom Buchanan; el blanco característico de  la inocencia de Daisy; el verde por la vitalidad y el azul por la irrealidad que acompañan a Gatsby, son solo algunos ejemplos.

Bibliografía
Fitzgerald, Scott. (1925). El gran Gatsby. Argentina: Ediciones Orbis (1983)
Van Spanckeren, Kathyrin. (2007). Literatura de Estados Unidos en síntesis.