sábado, 30 de noviembre de 2013

Pájaros se columpian picoteando estrellas

El humo se disipa
A donde voraz y ciego 
Es el Minotauro el fuego 
Y es el laberinto el humo 
                   Calderón de la Barca


Tu aliento es como la mejor mañana fresca de olor de aves y de mar un velamen cruza veloz la foresta interdicta de tu aliento donde los pájaros se columpian picoteando estrellas
mientras un galope tendido de gacelas transtorna las flores y las convierte en piedras de luna y el silencio recorre la escala de tu aliento de fuente y de montaña nevada
Frente a frente tu aliento el soplo aterrador de la primavera en los bosques de nieve eterna iniciando el desfile de los témpanos coronados de osos polares flameantes
Tu aliento certero en medio del corazón una piedra que cae en el estanque dormido y levanta geiseres de estrellas enloquecidas que buscan su origen en tu boca
Tu aliento es un despeñadero en el que caen árboles enteros y el ruido se tapiza y las frutas maduran y todo se volatiliza en una caída sin término
La mañana perfila los cendales de tu aliento y la tormenta tiene olor de tu saliva y tu saliva es el cráter de donde vuelan los peñascos enfurecidos portadores de mensajes ilegibles.
Tu aliento de meteorito disparado desde el cielo cayendo en un bosque ardiente chamuscando leopardos y provocando el alarido de los elementos
Tu aliento es humareda de ignición de poemas obscenos tu aliento precipitándose a mansalva sobre campos inmensos bajo la luna
Tu aliento en la mañana la nostalgia de la noche fulgurante de rayos que bordan en el cielo las cataratas de tu aliento
César Moro

Poema 7



Inclinado en las tardes tiro mis tristes redes 
a tus ojos oceánicos. 

Allí se estira y arde en la más alta hoguera 
mi soledad que da vueltas los brazos como un náufrago. 

Hago rojas señales sobre tus ojos ausentes 
que olean como el mar a la orilla de un faro. 

Sólo guardas tinieblas, hembra distante y mía, 
de tu mirada emerge a veces la costa del espanto. 

Inclinado en las tardes echo mis tristes redes 
a ese mar que sacude tus ojos oceánicos. 

Los pájaros nocturnos picotean las primeras estrellas
 
que centellean como mi alma cuando te amo. 

Galopa la noche en su yegua sombría 
desparramando espigas azules sobre el campo.


Pablo Neruda


jueves, 21 de noviembre de 2013

LOS INOCENTES


Los inocentes


LA PERLA


John Ernst Steinbeck nació en California en 1902. Al no terminar sus estudios universitarios se  desempeñó en distintos oficios. Años más tarde comenzó a escribir incansablemente hasta merecer el Premio Pulitzer en 1940, veintidós años después recibió el Premio Nobel de Literatura.
Falleció en 1968 en Nueva York.
Publicó La taza de oro (1927), Las praderas del cielo (1932), El poni rojo (1933), A un dios desconocido (1933), Tortilla Flat (1935), En lucha incierta (1936), De ratones y hombres (1937), El valle largo (1938), Las uvas de la ira (1939), La perla (1947), Un diario ruso (1948), Al este del Edén (1952), Norteamérica y los norteamericanos (1962), entre otros.

Steimbeck en su novela corta, La perla, representa a través del pescador Kino, su esposa y el pueblo;  el deseo del hombre marginal, indio y pobre por alcanzar la inserción en la escala social junto al  hombre blanco y rico a través de un objeto precioso que es una perla que Kino encuentra en una de sus faenas pero que finalmente no le trae más que infortunio.  Esta perla significa para el pescador no solo dinero sino también el acceso a educación, salud y mejores condiciones de vida. Estos son realmente los motivos por los que Kino busca vender su tesoro para poder comprar su felicidad, o al menos la que promete el codiciado objeto.
Por otro lado, el deseo de surgir en una sociedad clasista gobierna a los indios que representa Kino al ser este la voz de un grupo casi homogéneo que se mueve con él como si fuera un cuerpo cuya cabeza es el ingenuo pescador y las demás partes la conformaran todos los demás, incluidos Juanita, su esposa y Coyotito, su hijo. 
Mientras que los indios se agrupan bajo una sola figura, la clase alta  comparte dos cabezas: el gobierno y la iglesia. En este caso el gobierno podría estar representado por el médico y la iglesia  por el cura que también busca alguna ganancia del hallazgo de la famosa perla.
En este relato el destino de los personajes está determinado por la posesión de la perla que a pesar de su aparente valor, es más bien denotada  por los indios como un objeto maldito o bien como un regalo de la naturaleza mientras que para el hombre blanco esa perla solo tiene un valor monetario.
La concepción de ese tesoro como objeto mágico, además de las supersticiones que giran alrededor de la perla, configuran de alguna manera el destino de  Kino pues él, cuando no logra vender su preciado objeto en el pueblo, debe marcharse aún más lejos para probar suerte pero nuevamente, ya que están insertados en un sistema social que impide el avance de los más débiles, es decir, los pobres; están condenados al fracaso y de paso a la desgracia pues en pleno camino hacia la ciudad, son atacados por rastreadores y muere Coyotito y con esto se concretiza el pensamiento mágico del indio que solo atina a devolver la perla a su lugar.


LA BALADA DEL CAFÉ TRISTE


Carson McCullers, escritora norteamericana cuyo nombre en realidad fue Lula Carson Smith, nación en Georgia en 1917.
Tras renunciar a una carrera musical y aquejada por fiebres reumáticas que la obligan a mantener reposo, comienza a escribir desde joven. Más tarde se casa y luego se divorcia, tiene relaciones homosexuales con dos escritoras y muere de cáncer de mama a los cincuenta años en Nueva York;  una vida trágica que deja un legado literario importante pues Carson McCullers llega a publicar: El corazón es un cazador solitario (1940), Reflejos en un ojo dorado (1941), Frankie y la boda (1946), La balada del café triste (1951) y The Square Root of Wonderful (1957).

La balada del café triste es un relato circular que comienza con la descripción del pueblo y a continuación muestra las situaciones que vivió esa mujer bizca y fea que se asoma por instantes a su ventana y que fue la temida Miss Evans, dueña de un café en el que alguna vez se reunía el pueblo para comer, beber y escuchar las necedades del enano Lymon.

Esta novela corta es un ejemplo de la exploración literaria de McCullers con personajes inadaptados de la sociedad norteamericana, en este caso, a través de Amelia Evans, el primo Lymon y Marvin Macy la autora muestra la derrota del género a través del intercambio de roles y juegos de poder.

En primer lugar la protagonista Amelia Evans, es una mujer con rasgos físicos masculinos  y carácter muy fuerte que se quiebra solo en dos momentos que suponen dos acontecimientos errados en su vida: el matrimonio con Marvin Macy y el enamorarse de su deforme primo Lymon.  Ambos errores la llevan al final de la novela a la ruina y el aislamiento ya que a pesar de que Amelia es más bien una mujer que ejerce dominio a través de proyectar fuerza física, no se libra de caer en un enamoramiento inútil que la transforma absolutamente ante la presencia de un ser deforme física y moralmente pero que de alguna manera la cautiva y con esto logra que  el pueblo también le respete y tema hasta que después de ayudar a derrotar a Amelia en una pelea, logra adherirse a otra figura de poder: Marvin Macy y esto trae como consecuencia que la soledad que vive Amelia y a la que ya se había  acostumbrado  se torne insoportable cuando Lymon prefiere marcharse con Macy,  pero también genera un nuevo cambio en la vida del pueblo entero pues el corazón de esa sociedad,  el café de Miss Amelia, es cerrado y todo vuelve a un estado similar al anterior pero diferente al mismo tiempo pues la llegada de este enano cambia y determina el destino de todos.
Así el poder que ostentaba Miss Evans pasa al enano, que juega un papel de mediador, para que finalmente recaiga en Marvin Macy, un hombre que rompe los parámetros sociales ejerciendo violencia sobre el otro para dominarlo.
Con esto parece indicarse que aunque la mujer mude y se despoje de sí misma para revestirse de una naturaleza artificialmente masculina, no podrá ocupar el papel del hombre dentro de un grupo social con fuerte impronta patriarcal donde se espera que esta se realice en el matrimonio y la formación de la familia y no fuera del ámbito del hogar.



EL ANIMAL MORIBUNDO



Philip Milton Roth  nació en Nueva Jersey en marzo de 1933.  Ejerció docencia universitaria en Princeton y Pennsylvania hasta 1992. Sirvió dos años en el ejército y publicó cuentos, críticas y reseñas de películas en revistas. Se ha convertido en un escritor muy influyente para la literatura norteamericana por su prolífica producción novelística y por haber recibido varios premios como el Pulitzer en 1988,  Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 2012, etc.

Ha publicado las siguientes novelas: Goodbye, Columbus (1959), Deudas y dolores (1962), Cuando ella era buena (1967), El mal de Portnoy (1969), Nuestra pandilla (1971), La gran novela americana (1973), Mi vida como hombre (1974), El pecho (1972), El profesor del deseo (1977), El escritor fantasma (1981), Engaño (1990), Operación Shylock (1993), El teatro de Sabbath (1995),  La conjura contra América (2004), Zuckerman encadenado, Zuckerman desencadenado (1981), La lección de anatomía(1983), La orgía de Praga (1985), La contravida (1986), Pastoral americana (1997), Me casé con un comunista (1998), La mancha humana (2000), Sale el espectro (2007), El animal moribundo (2001), Elegía (2006), Indignación (2008), La humillación (2009) y Némesis (2010).

En  El animal moribundo, Roth explora la naturaleza del deseo sexual  y el temor a la muerte a través de dos personajes: David Kepesh, un respetado académico y profesor universitario de sesenta años y Consuelo, bella y joven estudiante de raíces cubanas. Ambos personajes además ejemplifican el cambio de  una sociedad decadente que  comienza a aceptar el divorcio y la homosexualidad como consecuencia de un cambio en las normas de conducta suscitada por el cambio de siglo y el estilo de vida que reclama la postmodernidad.

Roth, mediante el narrador protagonista David Kepesh, confiere al texto un corte intimista pues su novela es casi un monólogo con un interlocutor que nunca responde pero que es cómplice y confidente de las confesiones sobre la vida privada del profesor y la historia de su relación obsesiva y morbosa con su alumna Consuelo; este interlocutor es otra joven mujer que Kepesh ha atraído hasta su departamento, pero también es el propio lector.

Esta novela también representa un juego de poder que se basa en la dominación del otro por medio del deseo sexual ya que en ciertos pasajes de la novela se refiere que David Kepesh era dominado no solo por la belleza física de Consuelo, a la que se rendía guiado por sus instintos,  sino sobre todo por el hecho de que ella sea un objeto de deseo inalcanzable que quiere poseer pero que solo puede asir por instantes durante el coito. Podemos ejemplificar lo anterior por medio de las palabras que  George, amigo del profesor,  dirige a Kepesh:
La separación estética quedó eliminada cuando no pudiste contenerte y te arrodillaste (…) Yo diría, Dave, que eso constituye el abandono de una posición crítica. Adórame, te dice(…) y lo haces. Es ella quien te penetra.
Esta penetración simbólica de la mujer hacia el hombre puede ser indicio de la anulación de la pasividad sexual de la mujer que pasa de ser un cuerpo que da placer a uno que lo reclama para sí mismo y que tiene el poder de darlo o de negárselo  al otro.

Por otra parte el hedonismo de Kepesh que se demuestra a buscar como bien supremo la satisfacción constante de sus deseos sexuales, hace que reniegue del matrimonio y de la familia y considere esta unión más bien como una cadena que le impediría  abandonarse a  la búsqueda de nuevos cuerpos, nuevas formas para la misma sensación, esto denota también un fenómeno social del siglo XXI: el rechazar el matrimonio por la unión libre.  
Me casé una vez cuando era veinteañero, ese primer matrimonio por el que pasan tantos hombres (…) es tan malo como el campamento de reclutas (…) Tras aquella experiencia, estaba decidido a no vivir nunca más en la jaula.

Esta situación de huída del matrimonio se repite con Kenny,  el hijo de Kepesh, que arrastra los errores del padre que odia pero al que acude en busca de no de aprobación sino como tratando de justificar el abandono de su familia tal como David lo hizo.
En cuanto al temor a la muerte y a la vejez que desarrolla Roth en esta novela, a pesar de que es Consuelo la que enferma de cáncer terminal, es David el que le teme más a la decadencia física pues cuando comprueba que el cuerpo perfecto de Consuelo pronto perderá su esplendor se da cuenta que él mismo ha envejecido y que efectivamente se acerca a la muerte por un camino tan corto como el que transita repentinamente su amada.

El animal moribundo es además una novela de transgresiones ya que por ejemplo se rompe la norma socialmente aceptada sobre el vínculo que separa en lugar de unir a un profesor y su alumna, a un hombre de sesenta años y una mujer de veinte. Se rompe también la idea de unión familiar cuando uno de los protagonistas huye de la esposa y el otro de la tutela de los padres, además  el sujeto destinado a conformar la sociedad apela más bien al individualismo, en lugar de un hogar, este busca solo una habitación en la que pueda desnudar su naturaleza y abandonarse libremente incluso a la deformidad de sus pasiones.

Philip Roth ha logrado reflejar la decadencia social en esta novela llena de personajes al servicio ya no de la razón ni del sentimiento sino del placer sexual.








jueves, 7 de noviembre de 2013

Lady Lazarus: Sylvia Plath



I have done it again.
One year in every ten
I manage it


A sort of walking miracle, my skin
Bright as a Nazi lampshade,
My right foot

A paperweight,
My face a featureless, fine
Jew linen.

Peel off the napkin
0 my enemy.
Do I terrify?

The nose, the eye pits, the full set of teeth?
The sour breath
Will vanish in a day.


Soon, soon the flesh
The grave cave ate will be
At home on me

And I a smiling woman.
I am only thirty.
And like the cat I have nine times to die.

This is Number Three.
What a trash
To annihilate each decade.

What a million filaments.
The peanut-crunching crowd
Shoves in to see

Them unwrap me hand and foot
The big strip tease.
Gentlemen, ladies

These are my hands
My knees.
I may be skin and bone,

Nevertheless, I am the same, identical woman.
The first time it happened I was ten.
It was an accident.

The second time I meant
To last it out and not come back at all.
I rocked shut


As a seashell.
They had to call and call
And pick the worms off me like sticky pearls.

Dying
Is an art, like everything else,
I do it exceptionally well.

I do it so it feels like hell.
I do it so it feels real.
I guess you could say I've a call.

It's easy enough to do it in a cell.
It's easy enough to do it and stay put.
It's the theatrical

Comeback in broad day
To the same place, the same face, the same brute
Amused shout:

'A miracle!'
That knocks me out.
There is a charge

For the eyeing of my scars, there is a charge
For the hearing of my heart

It really goes.

And there is a charge, a very large charge
For a word or a touch
Or a bit of blood

Or a piece of my hair or my clothes.
So, so, Herr Doktor.
So, Herr Enemy.

I am your opus,
I am your valuable,
The pure gold baby

That melts to a shriek.
I turn and burn.
Do not think I underestimate your great concern.

Ash, ash

You poke and stir.
Flesh, bone, there is nothing there----

A cake of soap,
A wedding ring,
A gold filling.

Herr God, Herr Lucifer
Beware
Beware.

Out of the ash
I rise with my red hair
And I eat men like air. 
Lo hice de nuevo.
Una vez cada diez años
Lo consigo—

Una suerte de milagro ambulante, mi piel
Brillante como pantalla  de lámpara nazi,
Mi pie derecho

Un pisapapeles
Mi rostro, un fino lienzo
Judío y sin rasgos.

Arráncame  la envoltura
Oh, mi enemigo,
¿Es que aterrorizo? —

¿La nariz, las cuencas vacías de los ojos, los dientes?
El rancio aliento
Se desvanecerá en un día.

Pronto, pronto, la carne
Que la tumba devoró
Se sentirá bien en mí

Y yo seré una mujer sonriente
Solo tengo treinta años.
Y como gato he de morir nueve veces.

Esta es la Número Tres.
Qué desperdicio
Eso de aniquilar cada década.

Qué millón de filamentos.
La multitud mascando maní se agolpa
Para verlos.

Cómo me desenvuelven la mano, el pie —
El gran desnudamiento.
Damas y caballeros.

Estas son mis manos
Mis rodillas.
Puedo estar reducida a piel y huesos

Sin embargo, soy la misma, idéntica mujer.
La primera vez que sucedió tenía diez.
Fue un accidente.

La segunda vez pretendí
Aguantar hasta el final  y no regresar jamás.
Oscilé callada.

Como una concha marina.
Tuvieron  que llamar y llamar
Y quitarme los gusanos como perlas pegajosas


Morir
Es un arte, como todo lo demás
Yo lo hago excepcionalmente bien.

Lo hago de tal modo que parece infernal
Lo hago de tal modo que parece real
Se puede decir que poseo el don.

Es bastante fácil hacerlo en una celda.
Muy fácil hacerlo y quedarse así.
Es el mismo

Retorno teatral a pleno día
Al mismo lugar, mismo rostro, grito brutal
Y divertido:

“Milagro!”
Que me liquida.
Hay un precio

Por mirar mis cicatrices, y otro
Por  escuchar mi corazón –
Que late de verdad

Y hay otro precio grande, muy grande
Por una palabra, por tocar
O por un poquito de sangre

O por unos cabellos o por mi ropa.
Bien, bien, está bien Herr Doktor.
Bien. Herr Enemigo.

Yo soy vuestra obra maestra,
Su pieza de valor,
La bebé de oro puro

Que se disuelve con un chillido.
Me doy vuelta y ardo.
No crean que no valoro su gran preocupación.

Ceniza, ceniza —
Ustedes atizan, remueven.
Carne, hueso, no hay nada ahí:

Una barra de jabón,
Una anillo de bodas
Un empaste de oro.

Herr Dios, Herr Lucifer
Cuidado.
Cuidado.

Desde las cenizas me levanto
Con mi cabello rojo
Y devoro hombres como el aire.


INFORME SOBRE CIEGOS



Al recorrer  las calles céntricas de nuestra ciudad no será difícil toparnos con un invidente y en general la primera reacción que tendremos al verlo acercarse a nosotros será la de apartarnos sigilosamente y dejarle el paso libre; para no involucrarnos demasiado incluso dejaremos que avance un poco antes de continuar nuestro camino sintiéndonos afortunados de no estar en sus zapatos. Por otro lado, si nos cruzamos con un incapacitado visual en alguna esquina lo primero que solemos hacer es esperar que alguien más se ofrezca a ayudarle a cruzar la pista y si para mala suerte nadie más se ha percatado de la situación, alguna voz de nuestra conciencia que apela a la empatía, a la solidaridad con el menos favorecido, nos invitará a guiarlo amablemente hasta el otro extremo de la calle.

Sucede por el contrario algo conmovedor después del horario de misas en la Iglesia de la Compañía. Si uno pasa por ahí y presta atención, verá como un grupo regular de niños y adolescentes ciegos son conducidos de regreso a casa por una religiosa.  El hecho de que se trate de niños invidentes sobre todo si parecen no tener más de diez años  caminando muy lentamente en fila, casi sin separar los pies del suelo y confiando en la dirección del guía  parece emocionar a más de un peatón que retrasa su marcha para observar  que  a pesar de que tropiezan, caen y se levantan, los pequeños no lloran y los más grandes conservan el buen humor.

No será extraño ver que alguna señora, un joven estudiante  o un ciudadano cualquiera que uniéndose a la causa tome de la mano a uno de esos niños ciegos y se ofrezca a caminar con él hasta su destino: el Centro Educativo Especial para ciegos “Nuestra Señora del Pilar”, ubicado en la Av. Zamácola Nº 120,  una institución  pública que brinda educación inicial y primaria además de los servicios de estimulación temprana, biblioteca e imprenta braille y asesoramiento para  la integración social de sus alumnos.


Sin aplaudir exageradamente este gesto, un  ejemplo así  deberá motivar a pensarlo dos veces antes de fingir indiferencia ante la realidad del discapacitado que si bien no reclama atención, requiere en ocasiones cierto interés por parte de sus colegas de la raza humana.