Roberto Bolaño Ávalos nació en Santiago de Chile en 1953. Abandonó el colegio y nunca
terminó sus estudios pero comenzó a leer y escribir vorazmente desde temprana
edad. En 1976 funda con algunos amigos de la vida bohemia el movimiento
infrarrealista de la poesía mexicana. Recogió la influencia literaria de Borges
y de Cortázar
Obtuvo el
Premio Herralde en 1998 por su novela Los
detectives salvajes, un año después
merece el Premio Rómulo Gallegos.
Entre la
obra de Bolaño figuran ensayos, discursos literarios, cuentos, poesía y novelas
muy celebradas como Los detectives
salvajes (1998) y 2666 además es
autor de La senda de los elefantes (1999), Estrella distante (1996), Nocturno de Chile (2000),
entre otras.
Falleció en Barcelona en 2003.
El gaucho
insufrible —obra póstuma que salió a la luz el mismo
año del fallecimiento de Bolaño— es una colección de cinco cuentos
y dos conferencias.
El cuento
que da título al libro presenta de nuevo el tópico de la civilización y la
barbarie. Héctor Pereda, el protagonista, es un abogado honesto y un padre ejemplar. Enviuda y años después sus
hijos salen del hogar paterno tras sus propios intereses. Pereda se jubila y casi al mismo tiempo la
crisis económica llega a Buenos Aires y él se ve obligado a partir al campo
procurando una vida más tranquila lejos del bullicio de una ciudad en
decadencia. En el campo se adapta rápidamente y aunque al principio conserva
sus modales y maneras de intelectual, pronto se abandona al estilo de vida gauchesca
—transformada por los tiempos modernos y donde la defensa del honor ya no es
motivo de pelea— luego adquiere la simpleza y practicidad de los asuntos cotidianos en la pampa montado en José
Bianco, su caballo.
Un día recibe
la visita de su antigua cocinera de la ciudad, quien se sorprende al
encontrarlo en un estado tan diferente al esperado de un hombre urbano. La
figura de esta mujer es resaltante ya que asume el papel maternal y trata de
poner en orden la vida de Pereda, poco después la mujer desiste y decide
regresar a Buenos Aires aludiendo la
obvia imposibilidad de vivir lejos de la metrópoli. Antes de partir, mientras le cuenta a su ex empleador cómo se solucionan las circunstancias de la
crisis en la civilización, Héctor Pereda se distrae y mira por la ventana con
mayor interés a unos conejos que se perdían por el campo. Así queda demostrado
que el espacio rural ha transformado a un hombre y le ha devuelto su naturaleza
salvaje.
Tiempo
después recibe la visita de su hijo escritor y sus amigos poetas, uno de ellos
es mordido por una serpiente y este hecho ahuyenta a los jóvenes que regresan
casi de inmediato a la ciudad. Días
después una doctora y un enfermero arriban a Álamo Negro, estas personas que
representan a la ciencia llegan para entregar medicamentos y vacunar a los
niños, cumplida la misión se marchan horrorizados, puede que por el estado de
las cosas en aquel lugar tan diferente a la urbe.
Más tarde
Pereda recibe una carta de su hijo quien le pide que vaya a Buenos Aires para
terminar los trámites de la venta de su antigua casa, la duda con la que se va
a dormir el abogado es acerca de cómo llegará a la ciudad: debe escoger entre
tomar un tren o viajar en caballo. Esta situación resulta risible pero también
comunica la intención de Bolaño al constatar la transformación de un hombre que
ha llegado de la civilización a la
barbarie y ha preferido la simpleza de la última que le ha otorgado una
felicidad fácil.
Cuando
llega a Buenos Aires y sale de su deshabitada y antigua propiedad en busca de
comida, se para frente a un café dentro del que está su hijo, quien no se da
cuenta de que Pereda lo está viendo, luego observa las demás mesas y se detiene
en una donde un hombre de presumibles
sesenta años, vestido como joven y esnifando cocaína, sostiene una conversación
sobre literatura. El cruce de miradas enfrenta a dos hombres distintos, uno
casi convertido en un gaucho y sujeto de la barbarie; el otro, un intelectual protagonista de la
ciudad. En un instante el viejo vestido de joven sale del local y le propina un golpe que
instintivamente genera que Héctor Pereda le clave en la ingle un cuchillo, herramienta
inherente al hombre de la pampa. Pereda abandona el escenario y cavila entre
quedarse en una ciudad que ya le resulta muy ajena y para nada familiar o
entre la pampa, tierra que le promete
ser el escenario de una vida provechosa
para sí y para los gauchos entre los cuales ya se confunde.
Roberto
Bolaño presenta en este cuento el desencanto de la vida citadina de
Latinoamérica tomando a Buenos Aires en
tiempos de crisis social, política y económica pero también nos muestra la
figura transformada de un gaucho muy diferente a la que nos revela Domingo
Faustino Sarmiento, en una pampa fantasmagórica habitada por conejos que
contrasta con la de Facundo que
también nos muestra que la naturaleza ha sido transformada drásticamente por la
mano del hombre con afanes imperialistas y tecnocráticos.
Además de
El policía de las ratas y El
Gaucho insufrible, en esta colección, no resalta ningún otro cuento. Por
otro lado, si bien la prosa de Bolaño no
es difícil, excepto en dos casos, solamente
la estructura de sus relatos salva el argumento de los mismos, que tras
una primera lectura no generan mayor comentario.
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