R,
Oye, tengo un millón de cosas que decirte
pero contigo aprendí a cerrar la boca.
¿Ya viste que te quiero como lo prometí, como dije que lo haría?
Y te quiero más.
Estoy a punto de decir que te amo.
Estás como yo hace unos meses: a punto de reclamar la ausencia, la nuestra.
Es cierto, te extraño.
lunes, 12 de mayo de 2014
viernes, 9 de mayo de 2014
miércoles, 23 de abril de 2014
jueves, 10 de abril de 2014
jueves, 3 de abril de 2014
miércoles, 26 de marzo de 2014
R
I.
No quiero que me hablen de ti
no quiero que nadie nunca más vuelva a hablarme de ti
porque lloraría
porque prefiero que seas aquel a quien amo
y no otro
porque te prefiero cuando mis ojos ven,
cuando mis manos sienten
porque ni un día ha pasado sin que te quiera
locamente
exagerada, in-usualmente
ni un día, [ni siquiera cuando...(bueno, tú sabes)]
has dejado de emocionar mi pulso solo con la idea de verte;
ni una sola vez
he dejado de rechazar tu ausencia, aunque sea por textosdetelèfono,
porque sabes que yo sí creo en las palabras.
II.
Seguro comprendes
que te amo
seguro ya sabes
que
"para siempre"
suena difícil si no somos Tres y Uno al mismo tiempo, pero nunca dos,
nunca dos, así no funcionaría.
III.
R,
Es increíble el estar contigo,
mejor que nadie sabes cómo dar(me) calor
y mejor que nadie sé como encontrar un lugar en tu hombro
para mí eso es suficiente
(me basta saberte cerca sí o sí)
Ya no pongas la palabra "pero" después de "Te quiero",
es terrible.
IV.
Perdona todas las veces que.
Yo perdono todas las veces cuando.
No quiero que me hablen de ti
no quiero que nadie nunca más vuelva a hablarme de ti
porque lloraría
porque prefiero que seas aquel a quien amo
y no otro
porque te prefiero cuando mis ojos ven,
cuando mis manos sienten
porque ni un día ha pasado sin que te quiera
locamente
exagerada, in-usualmente
ni un día, [ni siquiera cuando...(bueno, tú sabes)]
has dejado de emocionar mi pulso solo con la idea de verte;
ni una sola vez
he dejado de rechazar tu ausencia, aunque sea por textosdetelèfono,
porque sabes que yo sí creo en las palabras.
II.
Seguro comprendes
que te amo
seguro ya sabes
que
"para siempre"
suena difícil si no somos Tres y Uno al mismo tiempo, pero nunca dos,
nunca dos, así no funcionaría.
III.
R,
Es increíble el estar contigo,
mejor que nadie sabes cómo dar(me) calor
y mejor que nadie sé como encontrar un lugar en tu hombro
para mí eso es suficiente
(me basta saberte cerca sí o sí)
Ya no pongas la palabra "pero" después de "Te quiero",
es terrible.
IV.
Perdona todas las veces que.
Yo perdono todas las veces cuando.
lunes, 17 de marzo de 2014
viernes, 14 de marzo de 2014
Irse un poco a la madre
No estás rota
pero eres punto de quiebre
deja un día que las nubes te inviten melancolía
deja la máquina para correr
y desaparece tras una taza edulcorada + café + cocoa
vete un día a la madre
y vuelve
mientras estás parada en medio de la nada
pero eres punto de quiebre
deja un día que las nubes te inviten melancolía
deja la máquina para correr
y desaparece tras una taza edulcorada + café + cocoa
vete un día a la madre
y vuelve
mientras estás parada en medio de la nada
miércoles, 12 de marzo de 2014
lunes, 10 de febrero de 2014
miércoles, 1 de enero de 2014
jueves, 26 de diciembre de 2013
sábado, 30 de noviembre de 2013
Pájaros se columpian picoteando estrellas
El humo se disipa
A donde voraz y ciego
Es el Minotauro el fuego
Y es el laberinto el humo
Calderón de la Barca
mientras un galope tendido de gacelas transtorna las flores y las convierte en piedras de luna y el silencio recorre la escala de tu aliento de fuente y de montaña nevada
Frente a frente tu aliento el soplo aterrador de la primavera en los bosques de nieve eterna iniciando el desfile de los témpanos coronados de osos polares flameantes
Tu aliento certero en medio del corazón una piedra que cae en el estanque dormido y levanta geiseres de estrellas enloquecidas que buscan su origen en tu boca
Tu aliento es un despeñadero en el que caen árboles enteros y el ruido se tapiza y las frutas maduran y todo se volatiliza en una caída sin término
La mañana perfila los cendales de tu aliento y la tormenta tiene olor de tu saliva y tu saliva es el cráter de donde vuelan los peñascos enfurecidos portadores de mensajes ilegibles.
Tu aliento de meteorito disparado desde el cielo cayendo en un bosque ardiente chamuscando leopardos y provocando el alarido de los elementos
Tu aliento es humareda de ignición de poemas obscenos tu aliento precipitándose a mansalva sobre campos inmensos bajo la luna
Tu aliento en la mañana la nostalgia de la noche fulgurante de rayos que bordan en el cielo las cataratas de tu aliento
Tu aliento certero en medio del corazón una piedra que cae en el estanque dormido y levanta geiseres de estrellas enloquecidas que buscan su origen en tu boca
Tu aliento es un despeñadero en el que caen árboles enteros y el ruido se tapiza y las frutas maduran y todo se volatiliza en una caída sin término
La mañana perfila los cendales de tu aliento y la tormenta tiene olor de tu saliva y tu saliva es el cráter de donde vuelan los peñascos enfurecidos portadores de mensajes ilegibles.
Tu aliento de meteorito disparado desde el cielo cayendo en un bosque ardiente chamuscando leopardos y provocando el alarido de los elementos
Tu aliento es humareda de ignición de poemas obscenos tu aliento precipitándose a mansalva sobre campos inmensos bajo la luna
Tu aliento en la mañana la nostalgia de la noche fulgurante de rayos que bordan en el cielo las cataratas de tu aliento
César Moro
Poema 7
Inclinado en las tardes tiro mis tristes redes
a tus ojos oceánicos.
Allí se estira y arde en la más alta hoguera
mi soledad que da vueltas los brazos como un náufrago.
Hago rojas señales sobre tus ojos ausentes
que olean como el mar a la orilla de un faro.
Sólo guardas tinieblas, hembra distante y mía,
de tu mirada emerge a veces la costa del espanto.
Inclinado en las tardes echo mis tristes redes
a ese mar que sacude tus ojos oceánicos.
Los pájaros nocturnos picotean las primeras estrellas
que centellean como mi alma cuando te amo.
Galopa la noche en su yegua sombría
desparramando espigas azules sobre el campo.
Galopa la noche en su yegua sombría
desparramando espigas azules sobre el campo.
Pablo Neruda
jueves, 21 de noviembre de 2013
LA PERLA
John Ernst Steinbeck nació en California en 1902. Al no terminar sus
estudios universitarios se desempeñó en
distintos oficios. Años más tarde comenzó a escribir incansablemente hasta
merecer el Premio Pulitzer en 1940, veintidós años después recibió el Premio
Nobel de Literatura.
Falleció en 1968 en Nueva York.
Publicó La taza de oro (1927), Las praderas del cielo (1932), El poni rojo (1933), A un dios desconocido (1933), Tortilla Flat (1935), En lucha incierta (1936), De ratones y hombres (1937), El valle largo (1938), Las uvas de la ira (1939), La perla (1947), Un diario ruso (1948), Al
este del Edén (1952), Norteamérica y
los norteamericanos (1962), entre otros.
Steimbeck
en su novela corta, La perla,
representa a través del pescador Kino, su esposa y el pueblo; el deseo del hombre marginal, indio y pobre
por alcanzar la inserción en la escala social junto al hombre blanco y rico a través de un objeto
precioso que es una perla que Kino encuentra en una de sus faenas pero que
finalmente no le trae más que infortunio.
Esta perla significa para el pescador no solo dinero sino también el
acceso a educación, salud y mejores condiciones de vida. Estos son realmente
los motivos por los que Kino busca vender su tesoro para poder comprar su
felicidad, o al menos la que promete el codiciado objeto.
Por
otro lado, el deseo de surgir en una sociedad clasista gobierna a los indios
que representa Kino al ser este la voz de un grupo casi homogéneo que se mueve
con él como si fuera un cuerpo cuya cabeza es el ingenuo pescador y las demás
partes la conformaran todos los demás, incluidos Juanita, su esposa y Coyotito,
su hijo.
Mientras
que los indios se agrupan bajo una sola figura, la clase alta comparte dos cabezas: el gobierno y la
iglesia. En este caso el gobierno podría estar representado por el médico y la
iglesia por el cura que también busca
alguna ganancia del hallazgo de la famosa perla.
En
este relato el destino de los personajes está determinado por la posesión de la
perla que a pesar de su aparente valor, es más bien denotada por los indios como un objeto maldito o bien
como un regalo de la naturaleza mientras que para el hombre blanco esa perla
solo tiene un valor monetario.
La
concepción de ese tesoro como objeto mágico, además de las supersticiones que
giran alrededor de la perla, configuran de alguna manera el destino de Kino pues él, cuando no logra vender su
preciado objeto en el pueblo, debe marcharse aún más lejos para probar suerte
pero nuevamente, ya que están insertados en un sistema social que impide el
avance de los más débiles, es decir, los pobres; están condenados al fracaso y
de paso a la desgracia pues en pleno camino hacia la ciudad, son atacados por
rastreadores y muere Coyotito y con esto se concretiza el pensamiento mágico
del indio que solo atina a devolver la perla a su lugar.
LA BALADA DEL CAFÉ TRISTE
Carson McCullers, escritora norteamericana cuyo nombre en realidad fue
Lula Carson Smith, nación en Georgia en 1917.
Tras
renunciar a una carrera musical y aquejada por fiebres reumáticas que la
obligan a mantener reposo, comienza a escribir desde joven. Más tarde se casa y
luego se divorcia, tiene relaciones homosexuales con dos escritoras y muere de
cáncer de mama a los cincuenta años en Nueva York; una vida trágica que deja un legado literario
importante pues Carson McCullers llega a publicar: El corazón es un cazador
solitario (1940), Reflejos en un ojo dorado (1941), Frankie
y la boda (1946), La balada del café triste (1951) y The
Square Root of Wonderful (1957).
La balada del café triste es un
relato circular que comienza con la descripción del pueblo y a continuación
muestra las situaciones que vivió esa mujer bizca y fea que se asoma por
instantes a su ventana y que fue la temida Miss Evans, dueña de un café en el
que alguna vez se reunía el pueblo para comer, beber y escuchar las necedades
del enano Lymon.
Esta novela
corta es un ejemplo de la exploración literaria de McCullers con personajes
inadaptados de la sociedad norteamericana, en este caso, a través de Amelia
Evans, el primo Lymon y Marvin Macy la autora muestra la derrota del género a
través del intercambio de roles y juegos de poder.
En primer
lugar la protagonista Amelia Evans, es una mujer con rasgos físicos
masculinos y carácter muy fuerte que se
quiebra solo en dos momentos que suponen dos acontecimientos errados en su
vida: el matrimonio con Marvin Macy y el enamorarse de su deforme primo Lymon. Ambos errores la llevan al final de la novela
a la ruina y el aislamiento ya que a pesar de que Amelia es más bien una mujer
que ejerce dominio a través de proyectar fuerza física, no se libra de caer en
un enamoramiento inútil que la transforma absolutamente ante la presencia de un
ser deforme física y moralmente pero que de alguna manera la cautiva y con esto
logra que el pueblo también le respete y
tema hasta que después de ayudar a derrotar a Amelia en una pelea, logra
adherirse a otra figura de poder: Marvin Macy y esto trae como consecuencia que
la soledad que vive Amelia y a la que ya se había acostumbrado
se torne insoportable cuando Lymon prefiere marcharse con Macy, pero también genera un nuevo cambio en la
vida del pueblo entero pues el corazón de esa sociedad, el café de Miss Amelia, es cerrado y todo
vuelve a un estado similar al anterior pero diferente al mismo tiempo pues la
llegada de este enano cambia y determina el destino de todos.
Así el poder
que ostentaba Miss Evans pasa al enano, que juega un papel de mediador, para
que finalmente recaiga en Marvin Macy, un hombre que rompe los parámetros
sociales ejerciendo violencia sobre el otro para dominarlo.
Con esto
parece indicarse que aunque la mujer mude y se despoje de sí misma para
revestirse de una naturaleza artificialmente masculina, no podrá ocupar el
papel del hombre dentro de un grupo social con fuerte impronta patriarcal donde
se espera que esta se realice en el matrimonio y la formación de la familia y
no fuera del ámbito del hogar.
EL ANIMAL MORIBUNDO
Philip
Milton Roth nació en Nueva Jersey en marzo de 1933.
Ejerció docencia universitaria en Princeton y Pennsylvania hasta 1992.
Sirvió dos años en el ejército y publicó cuentos, críticas y reseñas de
películas en revistas. Se ha convertido en un escritor muy influyente para la
literatura norteamericana por su prolífica producción novelística y por haber
recibido varios premios como el Pulitzer en 1988, Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 2012,
etc.
Ha publicado
las siguientes novelas: Goodbye, Columbus (1959),
Deudas y dolores (1962), Cuando ella era buena (1967), El mal de Portnoy (1969), Nuestra pandilla (1971), La gran novela americana (1973),
Mi vida como hombre (1974), El pecho (1972), El profesor del deseo (1977), El escritor fantasma (1981), Engaño (1990), Operación Shylock (1993), El teatro de Sabbath (1995), La conjura contra América (2004), Zuckerman
encadenado, Zuckerman desencadenado (1981),
La lección de anatomía(1983), La orgía de Praga (1985), La
contravida (1986), Pastoral americana (1997), Me casé con un
comunista (1998), La mancha humana (2000), Sale el espectro (2007), El animal
moribundo (2001), Elegía
(2006), Indignación (2008), La humillación (2009) y Némesis (2010).
En El
animal moribundo, Roth explora la naturaleza del deseo sexual y el temor a la muerte a través de dos
personajes: David Kepesh, un respetado académico y profesor universitario de
sesenta años y Consuelo, bella y joven estudiante de raíces cubanas. Ambos
personajes además ejemplifican el cambio de
una sociedad decadente que
comienza a aceptar el divorcio y la homosexualidad como consecuencia de
un cambio en las normas de conducta suscitada por el cambio de siglo y el
estilo de vida que reclama la postmodernidad.
Roth,
mediante el narrador protagonista David Kepesh, confiere al texto un corte
intimista pues su novela es casi un monólogo con un interlocutor que nunca
responde pero que es cómplice y confidente de las confesiones sobre la vida
privada del profesor y la historia de su relación obsesiva y morbosa con su
alumna Consuelo; este interlocutor es otra joven mujer que Kepesh ha atraído
hasta su departamento, pero también es el propio lector.
Esta novela
también representa un juego de poder que se basa en la dominación del otro por
medio del deseo sexual ya que en ciertos pasajes de la novela se refiere que
David Kepesh era dominado no solo por la belleza física de Consuelo, a la que
se rendía guiado por sus instintos, sino
sobre todo por el hecho de que ella sea un objeto de deseo inalcanzable que
quiere poseer pero que solo puede asir por instantes durante el coito. Podemos
ejemplificar lo anterior por medio de las palabras que George, amigo del profesor, dirige a Kepesh:
La separación estética quedó eliminada cuando no
pudiste contenerte y te arrodillaste (…) Yo diría, Dave, que eso constituye el
abandono de una posición crítica. Adórame, te dice(…) y lo haces. Es ella quien
te penetra.
Esta
penetración simbólica de la mujer hacia el hombre puede ser indicio de la
anulación de la pasividad sexual de la mujer que pasa de ser un cuerpo que da
placer a uno que lo reclama para sí mismo y que tiene el poder de darlo o de
negárselo al otro.
Por otra
parte el hedonismo de Kepesh que se demuestra a buscar como bien supremo la
satisfacción constante de sus deseos sexuales, hace que reniegue del matrimonio
y de la familia y considere esta unión más bien como una cadena que le
impediría abandonarse a la búsqueda de nuevos cuerpos, nuevas formas
para la misma sensación, esto denota también un fenómeno social del siglo XXI:
el rechazar el matrimonio por la unión libre.
Me casé una vez cuando era veinteañero, ese primer
matrimonio por el que pasan tantos hombres (…) es tan malo como el campamento
de reclutas (…) Tras aquella experiencia, estaba decidido a no vivir nunca más
en la jaula.
Esta
situación de huída del matrimonio se repite con Kenny, el hijo de Kepesh, que arrastra los errores
del padre que odia pero al que acude en busca de no de aprobación sino como
tratando de justificar el abandono de su familia tal como David lo hizo.
En
cuanto al temor a la muerte y a la vejez que desarrolla Roth en esta novela, a
pesar de que es Consuelo la que enferma de cáncer terminal, es David el que le
teme más a la decadencia física pues cuando comprueba que el cuerpo perfecto de
Consuelo pronto perderá su esplendor se da cuenta que él mismo ha envejecido y
que efectivamente se acerca a la muerte por un camino tan corto como el que
transita repentinamente su amada.
El animal moribundo
es además una novela de transgresiones ya que por ejemplo se rompe la norma
socialmente aceptada sobre el vínculo que separa en lugar de unir a un profesor
y su alumna, a un hombre de sesenta años y una mujer de veinte. Se rompe
también la idea de unión familiar cuando uno de los protagonistas huye de la
esposa y el otro de la tutela de los padres, además el sujeto destinado a conformar la sociedad
apela más bien al individualismo, en lugar de un hogar, este busca solo una
habitación en la que pueda desnudar su naturaleza y abandonarse libremente
incluso a la deformidad de sus pasiones.
Philip
Roth ha logrado reflejar la decadencia social en esta novela llena de
personajes al servicio ya no de la razón ni del sentimiento sino del placer
sexual.
lunes, 11 de noviembre de 2013
jueves, 7 de noviembre de 2013
Lady Lazarus: Sylvia Plath
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I have done it again.
One year in every ten I manage it— A sort of walking miracle, my skin Bright as a Nazi lampshade, My right foot A paperweight, My face a featureless, fine Jew linen. Peel off the napkin 0 my enemy. Do I terrify? — The nose, the eye pits, the full set of teeth? The sour breath Will vanish in a day. Soon, soon the flesh The grave cave ate will be At home on me And I a smiling woman. I am only thirty. And like the cat I have nine times to die. This is Number Three. What a trash To annihilate each decade. What a million filaments. The peanut-crunching crowd Shoves in to see Them unwrap me hand and foot—
The big strip tease.
Gentlemen, ladies These are my hands My knees. I may be skin and bone, Nevertheless, I am the same, identical woman. The first time it happened I was ten. It was an accident. The second time I meant To last it out and not come back at all. I rocked shut As a seashell. They had to call and call And pick the worms off me like sticky pearls. Dying Is an art, like everything else, I do it exceptionally well. I do it so it feels like hell. I do it so it feels real. I guess you could say I've a call. It's easy enough to do it in a cell. It's easy enough to do it and stay put. It's the theatrical Comeback in broad day To the same place, the same face, the same brute Amused shout: 'A miracle!' That knocks me out. There is a charge For the eyeing of my scars, there is a charge For the hearing of my heart– It really goes. And there is a charge, a very large charge For a word or a touch Or a bit of blood Or a piece of my hair or my clothes. So, so, Herr Doktor. So, Herr Enemy. I am your opus, I am your valuable, The pure gold baby That melts to a shriek. I turn and burn. Do not think I underestimate your great concern. Ash, ash — You poke and stir. Flesh, bone, there is nothing there---- A cake of soap, A wedding ring, A gold filling. Herr God, Herr Lucifer Beware Beware. Out of the ash I rise with my red hair And I eat men like air. |
Lo hice de nuevo.
Una vez cada diez años
Lo consigo—
Una suerte de milagro ambulante, mi piel
Brillante como pantalla de lámpara
nazi,
Mi pie derecho
Un pisapapeles
Mi rostro, un fino lienzo
Judío y sin rasgos.
Arráncame la envoltura
Oh, mi enemigo,
¿Es que aterrorizo? —
¿La nariz, las cuencas vacías de los ojos, los dientes?
El rancio aliento
Se desvanecerá en un día.
Pronto, pronto, la carne
Que la tumba devoró
Se sentirá bien en mí
Y yo seré una mujer sonriente
Solo tengo treinta años.
Y como gato he de morir nueve veces.
Esta es la Número Tres.
Qué desperdicio
Eso de aniquilar cada década.
Qué millón de filamentos.
La multitud mascando maní se agolpa
Para verlos.
Cómo me desenvuelven la mano, el pie —
El gran desnudamiento.
Damas y caballeros.
Estas son mis manos
Mis rodillas.
Puedo estar reducida a piel y huesos
Sin embargo, soy la misma, idéntica mujer.
La primera vez que sucedió tenía diez.
Fue un accidente.
La segunda vez pretendí
Aguantar hasta el final y no
regresar jamás.
Oscilé callada.
Como una concha marina.
Tuvieron que llamar y llamar
Y quitarme los gusanos como perlas pegajosas
Morir
Es un arte, como todo lo demás
Yo lo hago excepcionalmente bien.
Lo hago de tal modo que parece infernal
Lo hago de tal modo que parece real
Se puede decir que poseo el don.
Es bastante fácil hacerlo en una celda.
Muy fácil hacerlo y quedarse así.
Es el mismo
Retorno teatral a pleno día
Al mismo lugar, mismo rostro, grito brutal
Y divertido:
“Milagro!”
Que me liquida.
Hay un precio
Por mirar mis cicatrices, y otro
Por escuchar mi corazón –
Que late de verdad
Y hay otro precio grande, muy grande
Por una palabra, por tocar
O por un poquito de sangre
O por unos cabellos o por mi ropa.
Bien, bien, está bien Herr Doktor.
Bien. Herr Enemigo.
Yo soy vuestra obra maestra,
Su pieza de valor,
La bebé de oro puro
Que se disuelve con un chillido.
Me doy vuelta y ardo.
No crean que no valoro su gran preocupación.
Ceniza, ceniza —
Ustedes atizan, remueven.
Carne, hueso, no hay nada ahí:
Una barra de jabón,
Una anillo de bodas
Un empaste de oro.
Herr Dios, Herr Lucifer
Cuidado.
Cuidado.
Desde las cenizas me levanto
Con mi cabello rojo
Y devoro hombres como el aire.
|
INFORME SOBRE CIEGOS
Al recorrer las calles céntricas de nuestra ciudad no será
difícil toparnos con un invidente y en general la primera reacción que tendremos
al verlo acercarse a nosotros será la de apartarnos sigilosamente y dejarle el
paso libre; para no involucrarnos demasiado incluso dejaremos que avance un
poco antes de continuar nuestro camino sintiéndonos afortunados de no estar en
sus zapatos. Por otro lado, si nos cruzamos con un incapacitado visual en
alguna esquina lo primero que solemos hacer es esperar que alguien más se
ofrezca a ayudarle a cruzar la pista y si para mala suerte nadie más se ha
percatado de la situación, alguna voz de nuestra conciencia que apela a la
empatía, a la solidaridad con el menos favorecido, nos invitará a guiarlo
amablemente hasta el otro extremo de la calle.
Sucede por el contrario algo
conmovedor después del horario de misas en la Iglesia de la Compañía. Si uno
pasa por ahí y presta atención, verá como un grupo regular de niños y adolescentes
ciegos son conducidos de regreso a casa por una religiosa. El hecho de que se trate de niños invidentes —sobre todo si parecen no tener más de diez años— caminando muy lentamente en fila,
casi sin separar los pies del suelo y confiando en la dirección del guía parece emocionar a más de un peatón que
retrasa su marcha para observar que a
pesar de que tropiezan, caen y se levantan, los pequeños no lloran y los más
grandes conservan el buen humor.
No será extraño ver que alguna
señora, un joven estudiante o un
ciudadano cualquiera que uniéndose a la causa tome de la mano a uno de esos
niños ciegos y se ofrezca a caminar con él hasta su destino: el Centro
Educativo Especial para ciegos “Nuestra Señora del Pilar”, ubicado en la Av. Zamácola Nº 120, una institución pública que brinda educación inicial y
primaria además de los servicios de estimulación temprana, biblioteca e
imprenta braille y asesoramiento para la
integración social de sus alumnos.
Sin aplaudir exageradamente
este gesto, un ejemplo así deberá motivar a pensarlo dos veces antes de
fingir indiferencia ante la realidad del discapacitado que si bien no reclama
atención, requiere en ocasiones cierto interés por parte de sus colegas de la
raza humana.
viernes, 11 de octubre de 2013
CARLOS HERRERA EN LA FIL 2013
Bajo
el eslogan “Leer te abre caminos”, la Feria Internacional del Libro (FIL),
nuevamente constituyó, desde el 26 de setiembre hasta el 8 de octubre, un acontecimiento importante en el círculo
cultural arequipeño
El
escenario de siempre, el Parque “Libertad de Expresión” de Umacollo, albergó
por quinto año consecutivo a este evento que congregó a todo tipo de público
ávido de libros, música y cine.
Como
es ya costumbre, los organizadores de la FIL: Artequipa y representantes de la Universidad Nacional
de San Agustín, Universidad Católica
Santa María, Alianza Francesa, Centro Cultural Peruano Norteamericano,
Instituto Cultural Peruano Alemán e Instituto Cultural Ítalo Peruano, se
encargaron de invitar a autores, periodistas e investigadores para presentar
libros, protagonizar mesas de debate y ponencias sobre temas que van desde la
literatura e industria editorial hasta el cine. Además, dentro del programa de
actividades se organizaron conciertos de música de géneros variados,
espectáculos de teatro y títeres para niños, números de danza, talleres de
dibujo, cómic, manualidades y proyección de películas.
De
entre los tantos escritores y figuras de la farándula que se pasean por la FIL, después de dieciocho años, Carlos
Herrera regresó para ofrecernos en su tierra natal su última publicación: Historia de Manuel de Masías, el hombre que
creó el rocoto relleno y cocinó para el diablo y otros textos gastronómicos. Esta colección de cuentos a cargo de la Travesía
Editora y bajo la dirección de Arthur Zeballos fue presentada por el Mg.
Willard Díaz, la multifacética Zoila Vega Salvatierra y el director de cine y
presidente de la Sociedad de picanterías de Arequipa, Miguel Barreda.
Para
quienes somos admiradores de la obra narrativa de Herrera, el evento fue por
demás emocionante. Este genial escritor y diplomático arequipeño llegó puntualmente minutos antes de las seis
de la tarde el pasado sábado cinco de octubre. Iba de la mano de su esposa,
estuvo todo el tiempo rodeado de amistades cercanas y esperó pacientemente que
la presentación de Juan Carlos Ubilluz terminara para ingresar al Auditorio
“José Ruiz Rosas”.
Sus
críticos y amigos elogiaron con justa razón la colección de los nueve relatos
que fue vendida al precio de veinte soles en el stand de Editoriales Independientes.
Willard
Díaz introdujo brevemente la estructura del libro y comentó que el primer
cuento que le da título a la compilación, estaba cargado de descripciones que
aludían a elementos del cuerpo humano tal como sucede en Cien años de soledad. Díaz coincidió con el prologuista, Alonso
Ruiz Rosas, que la Historia de Manuel de
Masías, estaba complementada con buen humor y recursos retóricos.
Zoila
Vega aludiendo al cuento Gastrosofía,
relacionó la nostalgia del viajero que lleva la esencia de su tierra por todo
el mundo y mencionó otros ejemplos de literatura y gastronomía en el cine como El silencio de los inocentes, bajo el
símbolo del caníbal Hannibal Lecter y el protagonista de El Perfume, ambos subyugados por un deseo insatisfecho tal como el
del personaje de este cuento.
Miguel
Barreda, por su parte, se encargó de comentar Celebración rubí, y trajo a colación el hecho de relacionar la
literatura y la gastronomía con el lenguaje y los sentidos, luego en tono de
broma dijo que la cocina implica arte y asesinato.
Más
bien parco en palabras, Carlos Herrera dio un breve comentario y agradeció muy
alegremente a sus presentadores, luego leyó el cuento La Cebolla para el expectante público que llenó completamente el
auditorio. Inmediatamente después de levantarse de la mesa, Herrera autografió
su libro y permitió ser fotografiado con sus seguidores.Minutos
después de las siete de la noche, cuando
no hubo más libros que firmar, Herrera se retiró con su esposa y desaparecieron
de la FIL, dejando satisfechos a sus lectores que esperamos repetir pronto la ocasión con la excusa de la siguiente
novela o colección de cuentos que nos ofrezca el autor.
EL GRAN GATSBY
Francis
Scott Fitzgerald nació el 24 de setiembre de 1896 en Minnessota. Se le
considera el autor que mejor plasmó la sociedad estadounidense después de la
Primera Guerra Mundial ya que fue representante de la Generación Perdida.
Abandonó
una carrera universitaria en Princeton para unirse en las filas del ejército
norteamericano en la Primera Guerra
Mundial a la que nunca fue.
Escribió
The romantic Egotist mientras recibía entrenamiento militar, los
editores rechazaron la primera versión de lo que luego se convirtió en un best seller de 1919 bajo el título de A este lado del paraíso.
Conoció
a Zelda Sayre con quien se casó luego de la publicación de su primera novela.
El matrimonio Fitzgerald anhelaba una vida que no podían pagar con los ingresos
de Francis Scott, es por eso que él debió escribir relatos para revistas como Saturday Evening, Post, Collier’s Magazine
y Esquire, además vendió los derechos
de sus novelas a Hollywood para la realización de películas.
Es
reconocido como el mayor exponente literario de la década de 1920. Su segunda
novela fue The Beautiful and Dammed
(Bellos y Malditos)de 1922 a la que le siguió en 1925 El gran Gatzby, su obra maestra.
Su
esposa fue diagnosticada de esquizofrenia
y Scott tuvo que alquilar una finca cerca a la clínica donde Zelda
estaba hospitalizada, ahí escribió Tender
is the night (Suave es la noche).
Debido
a carencias económicas Scott trabajó para la Metro Goldwyn Mayer escribiendo
guiones, ese ambiente le sirvió para comenzar su última novela, que nunca
concluyó, The love of the last tycoon (El amor del último magnate), más tarde
editada y publicada por Edmund Wilson.
F.
S. Fitzgerald es además autor de novelas cortas, como El diamante tan grande como el Ritz, cuentos como El curioso caso de Benjamin Button,
ensayos y obras de teatro.
La
enfermedad y paulatina separación de Zelda y sus apuros económicos lo condujeron
al alcoholismo y finalmente falleció el 21 de diciembre de 1940 en
California a consecuencia de un ataque cardiaco.
La Generación perdida
Se
conoce así a un grupo de escritores norteamericanos radicados en París en el
periodo posterior a la Primera Guerra Mundial hasta la Gran Depresión.
Recibieron esta denominación de la poetisa Gertrude Stein, entre ellos destacan John Dos Passos, Ezra
Pound, Erskine Caldwell, William Faulkner, Ernest Hemingway, John Steimberk y
Francis Scott Fitzgerald. Ellos comparten en su literatura aspectos como el
pesimismo y el desconcierto, la crueldad e inutilidad de la guerra, la era del
jazz, la depresión económica y aspectos de la entonces decadente sociedad
norteamericana.
El Gran Gatsby,
(Fitzgerald), Las uvas de la ira
(Steimbeck), Manhattan transfer (Dos
Passos) son las novelas centrales de esta generación literaria inscrita dentro
del modernismo.
Argumento y análisis de la novela
La
obra maestra de F. S. Fitzgerald se desarrolla a comienzos de la década de los
veinte en Estados Unidos, es decir durante el periodo de la Ley Seca. Esta novela transcurre entre Long Island y New
York, entre los ficticios escenarios de East Egg y West Egg.
El
narrador testigo es Nick Carraway, que proviene de una familia acomodada y
trabaja en la Bolsa e introduce a los personajes a través de la relación que
tiene con ellos. El primero en aparecer es
Jay Gatsby, envuelto en un aura de misterio, es dueño de un don extraordinario para saber esperar.
Carraway
alquila una casa, sin saberlo, junto a la mansión de Jay Gatsby, en West Egg, un lugar menos elitista pero casi
tan elegante como East Egg, donde viven los adinerados Buchanan.
Daisy
Buchanan es su prima y Tom, un atlético jugador de polo con un cuerpo cruel y arrogantes pupilas es
su millonario esposo, ambos son por sí solos enormemente ricos.
La
historia que revela Nick Carraway comienza una noche en casa de los Buchanan,
donde es invitado a cenar. Allí se reencuentra con su prima Daisy quien le
presenta a su amiga Jordan Baker, bella tenista con quien Nick tiene una corta
relación. Las mujeres se presentan como dos figuras vestidas de blanco que
parecen volar y demuestran siempre una actitud infantil. Durante la comida se menciona el nombre de
Gatsby, desconocido hasta entonces para Nick; además en la conversación se
denota un marcado paternalismo muy dominante y casi machista, de Tom hacia su
ingenua y bella esposa quien intuye la existencia de una amante en su
matrimonio.
Cuando
Daisy le habla de su hija a Carraway, menciona que lo mejor que le puede
ocurrir a la pequeña es ser una mujer bonita y tonta. Durante la novela se revela que Daisy
renuncia a su rol de madre, cediendo su maternidad a la niñera para vivir
tranquilamente la lujosa y frívola vida que le ha tocado.
Al
regresar a casa en West Egg, Nick ve a un elegante hombre, que días después
identifica como Gatsby. Este parece querer alcanzar una luz verde sobre el mar.
Más adelante, esa luz simbolizaría a Daisy, su amada que vive al otro lado de
la bahía, un ideal inaprehensible.
A
continuación aparecen los ojos del doctor T. J. Eckleburg, que simulan ser la
mirada de un dios testigo que solo puede observar mas no intervenir en los
sucesos que ocurren bajo sus pupilas. En otro capítulo, George Wilson señalando ese cartel publicitario y regañando
a su esposa le dice que nadie puede engañar a Dios que lo mira todo. Es la única alusión a la
religión que revela Fitzgerald en su novela.
Un
día Tom Buchanan lleva a Nick a conocer a su amante. Juntos llegan en su auto
hasta el taller mecánico de Wilson. George
Wilson es el trabajador esposo de Myrtle, la amante de Tom que anhela la vida
lujosa que su marido no puede ofrecerle pero que obtiene con Buchanan. Myrtle
es descrita como una bella pero casi
vulgar mujer, muy diferente de la preciosa y refinada Daisy. La señora Wilson lleva a Nick y a Tom a una fiesta en el
departamento que su millonario amante le ha regalado. Se trata de una reunión simple e improvisada, con
pintorescos personajes de clase media que se divierten y embriagan sin
elegancia en una celebración íntima, muy distinta de las fastuosas fiestas que
ofrece Jay Gatsby en su mansión.
El
narrador describe que semanalmente la casa vecina recibía invitados y demás
asistentes a las increíbles celebraciones a cargo del misterioso Gatsby, sobre
quien se inventaban historias y rumores como el hecho de que él fuera
contrabandista de alcohol, sobrino del káiser y primo del diablo. Carraway
recibe formalmente la invitación a una de esas fiestas. Allí se encuentra con
Jordan Baker y poco antes de que todos se retiren Nick conoce al famoso,
enigmático, encantador, formal y elegante Jay Gatsby quien le ofrece su amistad
jurando su origen noble, su educación en Oxford y sus condecoraciones de la
guerra.
Nick
Carraway deja escapar aspectos de su personalidad en ciertas ocasiones mientras
su posición es más bien la de un observador que emite juicios sobre los demás
de vez en cuando.
Gatsby,
magnate de las droguerías, gana poco a poco la confianza del receloso Nick que
ya acude con cierta frecuencia a su palacete. En una ocasión le presenta al
Señor Wolfsheim, un judío con el que tiene negocios. Esa misma tarde Tom y Jay
se cruzan en el restaurante pero no intercambia palabra, Jay desaparece.
Durante
un paseo de Nick con Jordan Baker, ella le cuenta que Gatsby y Daisy tuvieron
un romance antes que él partiera a la guerra
con la promesa de regresar. Daisy estuvo a punto de romper su compromiso
con Tom, con quien pretendía llenar la ausencia de Jay, finalmente se casaron y
fueron felices en algunas ocasiones, luego de algunos años la ilusión de Daisy
por Gatsby había regresado al matrimonio Buchanan con la misma intensidad.
Mientras tanto Gatsby amasaba su fortuna y una vez convertido en un rico más,
compró una mansión en el extremo opuesto a la de Daisy solo para tenerla cerca.
Jay,
investigando la afinidad de Carraway con su amada, le propuse que la invitara a
tomar el té en su casa a la que él acudiría sorpresivamente. Así una tarde
lluviosa sucede el reencuentro y efectivamente en la sala de Nick. Luego los
tres van a conocer el palacio de Gatsby.
Haciendo
un paréntesis en su narración y proyectándose al futuro de su relato, Carraway revela la verdad sobre su enigmático
amigo para desmentir al lector los rumores
levantados sobre el magnate. James Gatz era su verdadero nombre, hijo de
campesinos, se cambió de nombre a los diecisiete y creó una nueva identidad a
la que se aferró para hacerla realidad. Conoció al acaudalado Dan Cody para
quien trabajó cinco años en los que se abrió camino moviéndose en el fascinante
mundo del millonario. Dan Cody le heredó
su fortuna, pero por asuntos legales nunca pudo cobrarla sin embargo se llevó
de él su educación y la manera de parecer un rico caballero, el narrador no
confirma de donde proviene la fortuna de su amigo, envuelto todavía en
sospechosa reserva.
Daisy
invita a su primo y a Gatsby a cenar, allí Tom se muestra receloso e investiga
los secretos del amigo de su esposa. Jay les devuelve la invitación y acuden
todos a una fiesta donde Tom pretende desprestigiar a anfitrión diciendo que
era un contrabandista de alcohol.
Días
después Jay regresa a casa de los Buchanan y espera que Daisy le confiese la
verdad a su esposo y lo abandone para retomar el amor que tuvieron cinco años
antes. En una discusión embarazosa Daisy no puede decirle a su marido que nunca
lo quiso y desesperada hace que Nick, Jordan, Jay y Tom la acompañen a la
ciudad en un caluroso día. Intercambian autos y llegan al Hotel Plaza donde Tom
finalmente dice todo lo que sabe, toda la verdad sobre Jay Gatsby acusándolo de
intentar corromper su matrimonio y antes de mostrarse celoso, trata a Daisy con
paternalismo tratando de hacer que se olvide de ese pequeño asunto y continúe
su lujosa vida junto a él. La imagen de Gatsby se desmorona ante todos y ciertamente confundida Daisy y él regresan a East Egg en el carro de Jay
mientras los demás vuelven en el auto de Tom.
Nick
introduce el accidente. Tom, Nick y Jordan se acercan a la multitud aglomerada
frente al taller de Wilson y descubren que su mujer aparentemente fue
atropellada por Gatsbby. Esa misma noche
Jay le confiesa a Carraway que fue Daisy la que conducía pero que él asumiría
la culpa para protegerla.
Para
evitar más inconvenientes Tom habla con el esposo de su amante y deja entrever
que fue el contrabandista Gatsby el autor del accidente.
Una
vez en East Egg, Carraway se despide hastiado de esos ricos que lo que mejor
sabían era guardar las apariencias. De camino a casa se encuentra con Jay, que
le cuenta todo y dice esperar que Daisy deje a Tom para irse con él. Sin darle
esperanzas Nick deja a su amigo sabiendo que lo que espera no sucederá.
Lo
siguiente ocurre muy rápido. Wilson encuentra a Gatsby y creyéndolo culpable de
la muerte de Myrtle, le dispara mortalmente y luego se suicida. Nick se entera
del asunto e intenta contactar con su prima pero descubre que ella y Tom se han
ido de viaje. Desesperado y conmovido Carraway busca a los supuestos amigos de
Gatsby pero nadie quiere saber de él, se da cuenta que es el su único amigo. El
padre de James Gatz acude al entierro de su hijo y el misterio que envolvía al
gran Gatsby desaparece con él.
Comentario y valoración de la
novela
F.
S. Fitzgerald ofrece en El Gran Gatsby,
la imagen de una sociedad norteamericana decadente sobretodo en la clase alta.
Por medio de sus personajes Tom y Daisy Buchanan, el autor desfigura y revela
la superficialidad de la élite estadounidense de la postguerra: Tom y Daisy eran descuidados e indiferentes,
aplastaban cosas y seres humanos y luego se refugiaban en su dinero o en su
amplia irreflexión, o lo que demonios fuese que les mantenía unidos, dejando a
los demás que arreglaran los destrozos que habían hecho.
Aquella
sociedad que atravesaba el periodo de Ley Seca, experimentó cambios tanto en la
música, el baile y la moda. Jordan y Daisy representan a esa clase de mujeres
liberadas con derecho al voto a partir de 1920, y que visten faldas y cabello
corto que forman parte de la extravagancia de las fiestas y banquetes de la
época decadente en el sentido moral y no
financiero por el rápido crecimiento económico que produjo el fin de la guerra.
Además
de estar rodeados de dinero, los ricos de esa sociedad eran personas que
guardaban mejor que nadie las apariencias y ocultaban sus problemas domésticos
entre las paredes de sus mansiones. El desprecio que mostraban a los demás, los
pobres y los negros, era producto de un afán dominante que el blanco y rico
ejercía sobre los otros, incluidas las mujeres de su propia casta, apreciadas
solo por su belleza y poca capacidad de entender lo que ocurre alrededor. Para
ilustrar lo anterior, tomamos una frase de Tom Buchanan: “ somos nosotros, la raza dominante, los que hemos de vigilar a las
demás razas, si no queremos que sean ellas las que nos dominen”.
El
prototipo de hombre en esa época es similar al de nuestra actualidad: cuerpo
impresionante, paternalismo que roza los límites del machismo, promiscuidad
justificada y tendencia a ignorar a los que no son iguales a él. La figura de
la mujer que casi siempre se muestra como un ornamento de finos vestidos y
joyas que se pasea por opulentas mansiones.
Fitzgerald
ofrece la comparación entre los ricos, los más ricos y los pobres que habitan
espacios diferentes. En el primer grupo se encuentra Gatsby, acusado de
corrupción y rechazado por no ser de origen aristocrático, este singular
personaje pierde su identidad y se empeña en olvidar su origen para convertirse
en un magnate que pasa por encima de la ley para conseguir su fortuna; en el segundo grupo están los Buchanan, que
viven en una esfera de lujos que los separa del resto del mundo, luego están
los pobres, George Wilson y Henry Gatz, que consiguen con esfuerzo lo que otros
obtienen por herencia. Myrtle y Jordan son mujeres que pretenden formar parte
de la clase alta rodeándose de la materialidad y entablando relaciones con los
que pertenecen a esta. Nick Carraway conoce todos los sustratos de aquella
sociedad pero su rol es el de un testigo que contempla horrorizado las
relaciones de todos ellos y el afán de sortear las barreras sociales que los
separan.
La
alienación es uno de los tópicos más resaltantes de esta novela. Gatsby y
Mirtle son dos ejemplos claves para comprender la renuncia de estos seres a sí
mismos para lograr dinero y poder.
Fitzgerald
complementa la historia del gran Jay Gatsby con descripciones que apelan a
todos los sentidos. El simbolismo de los colores es una característica del
modernismo que trae a colación el autor en esta novela. El amarillo que
representa la riqueza y rodea a Tom Buchanan; el blanco característico de la inocencia de Daisy; el verde por la
vitalidad y el azul por la irrealidad que acompañan a Gatsby, son solo algunos
ejemplos.
Bibliografía
Fitzgerald,
Scott. (1925). El gran Gatsby.
Argentina: Ediciones Orbis (1983)
Van
Spanckeren, Kathyrin. (2007). Literatura
de Estados Unidos en síntesis.
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