CRÍTICA
Para
aproximarse a la novela del arequipeño Carlos Herrera es necesario comenzar por
desentramar los epígrafes que utiliza el autor en su obra; el primero de ellos es una cita bíblica tomada
del libro del Apocalipsis que enuncia y
condena la tibieza espiritual del hombre; y así es como se define el héroe de
la novela: Ulises García, ni frío ni caliente, a lo largo de su vida será condenado por la sociedad debido a su
conformismo, a su indecisión y a su carácter
flemático e individualista, sin embargo lo que redimirá a este trágico héroe
será el sacrificio romántico que aceptará
luego de haber concluido que ante todo lo que importa son los principios
y por fin habiendo decido lo correcto, preferirá la muerte a la traición.
El
segundo epígrafe, tomado de la historieta Los
vigilantes, obra de dos artistas de comics,
resume la belleza de la dicotomía blanco
y negro, en ese orden, y no al revés, puesto que al final de la novela, Herrera
sugiere con el sacrificio del protagonista que el blanco es más sublime que el
negro, pero tristemente injusto. Es decir lo bueno y lo malo, la dicotomía que
tenemos presente todos los seres humanos y que nos obliga a decidir de qué lado
vamos, debe ser una elección consciente e inteligente que nos conducirá de una
u otra manera a la paz, a la felicidad, estados que experimenta el protagonista
de la novela, mientras muerte, tras haber optado por el blanco, por lo
correcto.
Carlos
Herrera, escritor y diplomático arequipeño nacido en 1961, y autor de Blanco y Negro, novela publicada en
1995; da vida a un singular personaje
llamado Ulises García que tiene un doble
defecto físico y moral: tener una visión dicromática de los colores blanco y negro, además de estar
incapacitado durante toda su vida (hasta instantes antes de morir) para elegir
entre una de las dos caras de una contradicción; es decir, Ulises siempre se
encuentra entre la frontera de lo bueno y lo malo sin decidirse por nada. Ulises
García es el personaje que no siendo el prototipo de héroe pero tampoco encarnando al villano, asume un sacrificio romántico luego
de haber vivido condenado por la
sociedad y traicionado por la duda y los
valores de una sociedad cuya principal característica es precisamente la
contradicción.
Los
personajes que acompañan la odisea de Ulises se dividen en dos bandos: los
buenos y los malos, que intercambian roles a lo largo del relato; en el primer
grupo están la madre de Ulises, que lo protege y le inculca el amor y respeto a
Dios, su padre, que a pesar de todo
desea el bien y la felicidad para Ulises; la tía Adelaida y el tío Arsenio, que
lo acogen en su casa tras la muerte de sus padres, Héctor, quien de niño lo
defiende y trata de resguardarlo casi hasta el final. En el segundo grupo está
la sociedad que no permite la ambigüedad y la dicotomía de Ulises y que lo
obliga a trabajar, a elegir entre derecha e izquierda, entre el amor y la
traición; está también Mari Luz, la mujer de quien Ulises se enamora, quien no
le corresponde pero a quien protege hasta la muerte y finalmente están Héctor,
representando el poder militar, la derecha política, el honor, el patriotismo y
el orden; y Ántero, figura de la fuerza de la revolución y la lucha por la igualdad.
Así
la novela de Carlos Herrera abarca la vida de Ulises García desde su nacimiento
hasta su muerte. En los primeros capítulos Herrera describe la niñez y
adolescencia del protagonista, así
cuenta que el padre de Ulises trata de convertirlo en un hombre que
siendo inteligente y ambicioso, consiga fortuna y respeto; por su parte la
madre pretende que su hijo sea un hombre devoto
y trata de despertar en él una vocación religiosa. Sin ponerse de lado
de ninguno, Ulises acepta la doble formación de sus padres. Así Ulises es
educado en un colegio jesuita donde debe aprender mecánicamente y contra su
voluntad todas las nociones que los niños comunes como no lo era él, aprenden
en la escuela. Dotado de una singular inteligencia, Ulises desde pequeño aplica
el auto aprendizaje en base a lecturas que proporcionan las teorías que el
protagonista necesita para comprender y
conocer el mundo; la desventaja es obvia, Ulises no sabe nada más de lo que los
libros le pueden enseñar; es decir las vivencias normales de todos los niños y
adolescentes, son aprendidas con una dosis extra de sorpresa y dolor, daba la
introspección del personaje y su defecto moral. Ulises es un niño débil que pasa
desapercibido, su único amigo de toda la vida es Héctor, quien lo defiende de
agresiones y maltrato de los demás compañeros de la escuela. Cuando Ulises
termina el colegio sus padres mueren uno
después del otro, quedando solo y pobre, el héroe queda al cuidado de su tío paterno
Don Arsenio García quien espera hacer de
él un hombre de bien, esta es una de las primeras pruebas que debe afrontar el
protagonista: debe buscar la manera de sobrevivir. Ulises que tenía pensado iniciar una odisea
para conocer el mundo, tras la muerte de sus padres se ve imposibilitado de
cumplir ese sueño y es obligado por su tío a escoger una carrera universitaria,
luego decide que no quiere estudiar ni trabajar así que desamparado del auxilio
económico de Don Arsenio, decide que para subsistir debe leer y luego vender la
única herencia de su padre: su biblioteca para comprar más libros y algo de
comida; luego de dos años Ulises ha vendido todos sus libros y se encuentra
nuevamente solo y miserable. Así mientras trata de manejar su situación frente
al mundo, su tío logra conseguirle eventuales trabajos que el protagonista no
puede conservar no tanto por su ineptitud pero si por doble defecto. Pronto la
vida ociosa y placentera que Ulises busca en los libros y el poco dinero que
logra ganar, hace que peligre su futuro, pues habiendo estudiado la estructura
socioeconómica de su país y aplicando a sus pocos amigos y conocidos un esquema y teorías propuestas por él en
base a las lecturas de muchas obras, el joven personaje de Carlos Herrera queda
fuera de la escala social y al borde del infortunio. Ulises divide a la
sociedad y en ella a sus habitantes como
tiranos, solidarios, distingue la justicia y la represión, al individuo y a la
comunidad, pero no puede ubicarse en ningún grupo, ese es su pecado, puesto que
esa indeterminación lo arrastrará a la muerte.
Ulises,
que no trabaja ni estudia cae en la bohemia y comienza a mezclarse con el
Círculo, un grupo de revolucionarios y
poetas que sin que él fuera consciente y sin involucrarlo demasiado, lo
consiguen adoctrinar en la política izquierdista, marxista y rebelde. Dentro de
ese grupo resalta la figura Ántero, quien se convierte en su amigo y le
consigue un trabajo en el periódico donde trabaja. Poco a poco Ulises se deja
llevar por forma de pensar de sus compañeros, sin dejar de ser racional y sin
decidirse del todo comienza a formar parte de ese círculo político de izquierda
socialista mientras que se enamora de Mari Luz, adepta también al socialismo
como si se tratara de una religión. Ulises sin decidirse del todo, evalúa
meticulosamente las bases políticas y sociales del Círculo y llega a
simpatizar, aunque no del todo, con aquel grupo, ya sea porque en parte el
protagonista lo ve todo desde la perspectiva teórica y de los libros como de la
religión, ambos legados de sus padres.
Ulises,
conocido después por la objetividad con la que escribe su columna en el
periódico, comparte también la amistad con Héctor, su viejo amigo de la escuela
quien moldeado por la instrucción militar, acaba de ser expulsado del Ejército
por un asunto menor pero que tiene bien claros los valores del honor y el
patriotismo ante todo.
El
momento social y político que atraviesa el país de Ulises, que sin ser nombrado
aludiría al Perú, es decisivo para el futuro de todos, puesto que resquebrajado
el gobierno y luego de años de dictadura militar y posterior intento de
democracia, se espera la revolución que lo solucione todo. Entonces se
fortalecen el Grupúsculo y la Banda. Carlos Herrera no utiliza nombres, pero
parece ser claro que este Grupúsculo en
el que finalmente se disuelve el Círculo y al cual se adhieren con especial
fuerza Ántero y Mari Luz, es el equivalente literario del Movimiento Senderista
y la época en la que sitúa la novela, alude a la inicial dictadura de Alberto
Fujimori, así como la Banda, sería el grupo de fuerzas armadas y militares que
violentamente tratan de acallar la agresiva y sanguinaria revolución del
Grupúsculo.
Ulises
sin decidirse entre ambos bandos, se
aleja del desaparecido Círculo y pierde contacto con Ántero y con Héctor. Una
noche después de un largo tiempo, se encuentra con Mari Luz, quien asustada le
comunica un mensaje de Ántero quien le pide que se cuide, momentos después
recibe una nota escrita de Héctor con la
misma recomendación. Es claro entonces que Ántero y el Grupúsculo son
los opuestos de Héctor y la Banda. Esa misma noche un grupo de encapuchados
capturan a Ulises. El héroe, sin serlo
todavía no puede saber quienes son sus victimarios, puesto que no distingue
entre el rojo del Grupúsculo ni entre el índigo de la Banda. Sin esperanza de
saber en que manos ha caído, Ulises es golpeado a la vez que se le exige dar
información sobre el paradero de Mari Luz, al no responder los encapuchados lo
dejan para al día siguiente continuar con el interrogatorio y de acuerdo a su
respuesta dejarlo con vida o no. Ulises
pasa la noche cavilando y recuerda a sus padres y todo lo que pudo aprender de
ellos, concluyendo y confirmando la existencia de Dios, tras resolver muchas
dudas también sobre el ser humano, la fe y la razón; finalmente el protagonista
decide que se sacrificará por amor a Mari Luz (aunque tampoco él sabe
exactamente su paradero) prefiere pensar que se convertirá en un héroe
romántico habiendo dado su vida para salvaguardar la de su amada, quien se
supone, una vez enterada de su muerte, sabrá agradecer el gesto. Así Ulises por
primera vez en su vida, puede estar seguro de algo: lo que importa al final son
los principios y su gesto le dará sentido a toda su existencia, ese sacrificio,
ese silencio que oculta a Mari Luz, es el rayo que iluminará tanto la razón
como la fe que lo han acompañado toda la vida. Por eso, cuando a la mañana
siguiente, siente los pasos de sus verdugos sabe que debe hacer lo correcto,
que debe elegir hacer el bien, lo que se considera bueno aunque sea a costa de
sí mismo. Sin embargo no tiene tiempo ni de abrir la boca, ellos le dicen que
han atrapado a Mari Luz y que ella lo ha delatado e inmediatamente después le
disparan una bala que le parece resplandecer roja y le permite una última contradicción,
la de haber vislumbrado el color de la revolución, después de tantos años de
blanco y negro; esa bala lo inunda de muerte y de paz.
Carlos
Herrera propone en esta novela la
dicotomía del ser humano, que destinado a una contradictoria existencia, no
puede más que elegir. El protagonista de Blanco
y Negro, nunca en su vida ha podido decidir (sino solo frente a la muerte)
ni se ha resuelto jamás a pertenecer a uno de los dos bandos, como lo cita el
autor, para no equivocarse prefiere no escoger; y obviamente la sociedad se
confabula en contra de quien no es capaz de alzar la voz para expresarse, como
lo hace en su momento el gobierno en contra del menos favorecido: el pobre, la
mujer y el niño; así la sociedad condena al indeciso al pusilánime, al
flemático, al que prefiere la reflexión
y no la acción: la humanidad castiga y Dios condena al tibio. Herrera
valiéndose de un excepcional personaje, nos muestra esta metáfora de la vida. En
la manera en la que la humanidad
expectora al débil, resulta aplicable
la ley del fuerte y no la del justo que generalmente
tiene la perspectiva correcta para interpretar la realidad. Así habitamos un
lugar donde todo funciona bajo el influjo de las pulsiones del poder que llevan
al hombre a animalizarse y logran finalmente la decadencia de toda la escala
social, donde ya que se anula la libertad, se cancela la posibilidad del
diálogo, se desmerecen los valores y se pretenden imponer egoístamente los propios intereses
bajo presión y fuerza (como sucede actualmente en cualquier escenario social);
se ha perdido el respeto por la vida propia y la del otro, los principios no
valen nada y no se apela ni a la fe, mucho menos a la razón, no queda más que
decidir entonces entre la
desesperanza o la lucha, pero no con
armas sino con hombres que busquen la paz.
Texto y fotografía propios.
Texto de la
imagen: Carlos Herrera: Blanco y negro, La razón contradictoria de Ulises
García
Citar fuente:
elamorconsagralamor.blogspot
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