lunes, 29 de octubre de 2012

UNA FIESTA PAGANA



El segundo día del mes de Noviembre  se conmemora a los Fieles Difuntos, esa fecha popularmente conocida como el Día de los Muertos,  es una celebración de origen religioso donde los deudos visitan las tumbas de familiares y amigos que ya no viven terrenalmente entre ellos.
Sin duda, semejante festividad es también consecuencia de una larga tradición en casi todo el mundo y por supuesto, nuestro querido Perú nunca es ajeno a las costumbres, ritos y supercherías;  prácticas de toda la vida  que  no faltan en los hogares más aferrados a la tradición popular; e increíblemente aun en el mundo globalizado en el que vivimos, por estas tierras lejanas siguen y seguirán en pie tantísimas fiestas populares. Y es que la Iglesia Cristiana Católica ofrece a sus fieles una larga lista de fechas en los calendarios donde se señala alguna festividad que es muy bien aprovechada también por los comerciantes. Semana Santa, el Señor de los Milagros, la fiesta de los Fieles Difuntos, Navidad, pasando por días de Santos y Vírgenes,  entre otros; son motivo para que nuestras calles se saturen  de vendedores ambulantes que ofrecen además de  flores y cachivaches, un sin número de objetos que los compradores afiebrados se aseguran de llevar a casa, creyendo justo y necesario tener el Domingo de Pascua una cruz de ramos, una vela morada para la procesión del Cristo Moreno, una corona de flores para el día de los muertos, un muñeco de Papá Noel y una corona de adviento, en Navidad o la ropa interior amarilla para el Año Nuevo. Mención aparte tienen los platos típicos de esas fechas, ¿quién no ha comido un caldo de Pascua el domingo de Resurrección o el turrón y la mazamorra morada en Octubre, una wawa el primero de Noviembre o el alienado pavo para la Noche Buena además de las doce uvas por el Año Nuevo?  Tradiciones que se disfrutan mejor en familia, hacen que la vida diaria, a veces monótona, se torne feliz en la  deliciosa sobremesa de uno de esos feriados largos.  Pero lo más importante de todo lo relacionado con esas costumbres, es que son los pilares base no solo de la religiosidad popular sino, sobretodo del folclore de nuestro  riquísimo Perú, el país de las maravillas. Sin embargo cuando una solemnidad  pierde su principal sentido, se torna en una arraigada fiesta pagana.
Se ha perdido el sentido casi todas las celebraciones católicas, para proponer un ejemplo no tan repetido me inclino en esta ocasión al día de los Fieles Difuntos.  ¿Cuál fue el verdadero sentido de esta fecha?  Elevar una plegaria  por la salvación de las almas que aun no han alcanzado el cielo. ¿En qué se ha convertido esta festividad? En una fiesta pagana de adoración a los muertos. 
No obstante, cuando el verdadero sentido ya ha sido olvidado, la Iglesia Católica se esfuerza, tal vez no tan infructuosamente;  en elevar una misa Requiem por el alma de los que descansan o no,  en la presencia del Señor, salvando quizás así la primera intención de esta conmemoración cristiana.
Sin embargo estas celebraciones, que casi han perdido su esencia, han cobrado nueva significación en los hogares peruanos. En este caso, el de la fiesta de los Fieles Difuntos; la celebración comienza el último día de Octubre, cuando los niños y jóvenes empujados por la moda y la sin razón, movidos por la invasión de la cultura norteamericana, salen disfrazados a las calles y las fiestas que se han propagado como todo lo que propone la televisión; mientras sus padres,  los menos alienados, salen a cantar el “Mal Paso” o cualquier otro vals popular, para al día siguiente, el primero de Noviembre, ir al cementerio con toda la familia y llevarle flores y oraciones  a la tumba del familiar ausente. Pero llevar flores al cementerio no es lo único que se hace; en realidad, después de atravesar una larga fila de puestos de vendedoras de coronas, la familia que llega a la tumba debe iniciar todo un rito, después de colocar las flores, el jefe de la familia indica que se rece  por el “almita” del difunto, enseguida, aunque no en todos los casos, se le otorga al finado una ofrenda de alimentos y bebidas y se conversa con él, contándole las penas y alegrías que le ocurre a la familia; pero lo que es peor; existe la firme creencia de que el alma del fallecido volverá a la tierra y disfrutará de lo que le han puesto sobre la tumba; por eso no es raro ver por esas fechas, conjuntos de mariachis que entonan las canciones preferidas del familiar mientras  que los demás bailan y beben cerca del  nicho. ¿Es o no esta celebración una fiesta pagana de adoración a los muertos?  Una sola es la respuesta, una respuesta afirmativa. Felizmente todo termina la noche del dos de Noviembre  cuando los familiares del difunto esperan que el alma del fallecido visite su casa  y es por eso que aun se conserva la costumbre de colocar detrás de la puerta de entrada,  un altar con fotografías y recuerdos del finado;  recipientes de postres y frutas para que el alma no piense que sus deudos lo han olvidado y pueda  regresar de donde vino, cielo, infierno o purgatorio; para los creyentes.
A manera de conclusión quiero terminar estas líneas reafirmándome en mi noción y es que,  todo en este mundo literalmente tiene su lado amable, como lo diría un maestro de la comedia; con esto me refiero a  que si bien  la religiosidad popular se presta para grandes celebraciones, también  da lugar a que las fiestas de la Iglesia Católica pasen  de ser cristianas solemnidades para convertirse en motivo necesario de paganismo, entre ellas, la principal, el Día de los Fieles Difuntos;  y no debería ser así  pero también es verdad que estas arraigadas tradiciones  constituyen uno de los pilares del folclore y parte importante en nuestra cultura.

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AREQUIPA EN TRES POETAS


Alberto Hidalgo Lobato nació en Arequipa en 1897, César Atahualpa Rodríguez en  1889 y Guillermo Mercado Barroso en 1904. Tres poetas que han hecho de su poesía  la más bella expresión de la tierra donde nacieron. Tres poetas nacidos casi siete años uno después del otro, supieron retratar a Arequipa de similar manera. Hidalgo, vanguardista mientras que  Atahualpa y Mercado regionalistas consagrados a Arequipa, captan con un mismo sentimiento a esta cuidad  al pie del volcán.
Es evidente que la primera imagen de Arequipa es la de un paisaje campestre, como alude Mercado en uno de sus poemas que empieza con la descripción del sol  y de paisajes montañosos, donde habitan en armonía los  árboles y las aves;  dice Mercado de esta cuidad,  en su poema Ausencia de Arequipa:

En el aliento guerrero de un Inca vino tu alma,
Y hecha de sol y de llanto de tus paisajes
Brotaste un día del sueño de tus montañas

Soleada lejanía del alma, aldea de la ternura,
tu nombre lo escribe un vuelo tendido de golondrinas,
tus árboles envejecidos, lejanos, se mecen en mi cariño
y toda mi pena se va alegre a repartirse
en las alas de tus pájaros...

Cuidad tallada en ternura, alegre apretón de árboles y casas
en el abrazo de tus montañas…

A su estilo César Atahualpa refleja casi la misma imagen de Arequipa como paisaje rural en el poema del mismo nombre, donde refiere elementos campestres como rosales, maizales, surcos, palomas, arroyos y bosques:
La tierra huele a germen, a besos los rosales;
Un mastín plañidero ladra al sol del camino;
Las palomas se ayuntan en la paz del molino
Y un estremecimiento  pasa por los maizales.

De los estercoleros vienen brisas termales;
Por la raya del surco se pierde un campesino


Hidalgo, por su parte, aludiendo también al paisaje campestre, en un mismo poema escribe:

…De la que forman parte la tristeza fluvial y la verdura…
Arequipa y sus fábricas de flores naturales

Asimismo la añoranza del poeta que escribe estando lejos de su tierra, también la comparten César Atahualpa y Guillermo Mercado:
Un poema de Mercado dice en la tristeza de la lejanía de Arequipa:
A esta distancia tengo abrazado el pecho
a la sombra de tus aldeas,
y las palabras Yumina, Sachaca, Yanahuara, Cayma,
son las cumbres de mi voz y de mi canto…

te recuerdo callado, triste como tus tardes,
pero así me quedo con los ojos abrazados a tus crepúsulos
o mascando una rama de tu cielo.


Años antes, Atahualpa escribiría con similar nostalgia:

Y cuando miro a vuelo de ave
la lejanía de los campos
me llueve en los ojos un suave
relampagueo de lampos.
Y en los senderos infinitos,
sobre las ménsulas complejas,
guiñan sus luces los distritos
como sonámbulas abejas.


De la misma forma la personificación  de Arequipa como mujer es interesante y recurrente en la poesía de estos tres escritores.  Por ejemplo Hidalgo dibuja entre versos a una mujer de claro rostro, alegando tal vez a la piel clara de las arequipeñas, a una mujer deseable como un higo, fruto que se encuentra en casi todas las huertas de las familias arequipeñas, como a una  novia, como una virgen inalcanzable que viste corpiño y polleras, no blusas y faldas burguesas, aludiendo aquí a la imagen de Arequipa todavía como espacio rural y no del todo urbano.   Escribe  Hidalgo en su poema XXI: 
Arequipa cuidad de claro rostro
De corpiño opulento y excitante como un higo posible
Y pantorrillas de sillar que aguantan el peso de las casas
Ciudad a la que nadie se ha atrevido a meterle
 la mano en las polleras…
Y a la que se la quiere como a una novia siempre saboreada…


Similar personificación retrata César Atahualpa, quien muestra a una mujer del campo que dócil espera entre la naturaleza la llegada de su amado.

Tú me esperas sumisa perdida en la floresta
Acechando la giba ruinosa de la cuesta,
Por donde llego siempre cargado de ilusiones

Y al encontrarte sola frente al cálido ambiente,
Con un beso sonoro purifico tu frente;
Y al estampido vuelan parvadas de gorriones.

Mercado también encarna a Arequipa como mujer campesina en su poesía de la siguiente manera:
Tierra chola como eres de trenzas y de lampa,
Te veo siempre bajo el atado de tus miserias o bailando
Bajo el pendón alegre de tus domingos…

Es importante  resaltar que  en esta  la representación de la mujer que es Arequipa, es más bien tierna  y no  sensual,  pues ante todo se trata de una campesina que se supone, desconoce los vicios y costumbres de la cuidad, pues sobre todo los tres poetas retratan  a Arequipa en la abundante campiña de la época que comparten y no en la urbe capitalista de nuestra actualidad, invadida más por centros comerciales, que por extensiones agrícolas.
El Misti también es un tema recurrente en la poesía de Hidalgo, Atahualpa y Mercado. Este volcán es también personificado de singular manera por los tres poetas, para Hidalgo el volcán es un humano gallardo, soberbio y arrogante que saluda con sombrero en mano y a la vez es un inca de frente nevada y coronada de estrellas:

Soberbio, lleno de altivez, ufano
de su bella apostura y gallardía,
cuando amanece, el Misti con humano
sentimiento bendice el nuevo día.

Los gallos le saludan desde el llano
con una orquestación de algarabía,
que él contesta, arrogante, con un vano
gesto de nieve de su testa fría.

Al ocultarse el Sol en el poniente,
parece un inca de nevada frente
coronado de innúmeras centellas.

Para Atahualpa, en cambio el Misti es un pastor huraño y fervoroso que evoca una oración al cielo:
Torbellino de tierra y de granito,
Rotundo cono sobre el suelo;
La nube le hace a veces un capelo
De Cardenal…Señor del infinito.

Su fe de nacimiento no se ha escrito;
Tiene entrañas caducas, y es su anhelo
Tender los labios hacia el puro cielo,
Como en una oración, todo contrito...

Levanta su amenaza. Siempre huraño,
Como el pastor que engorda a su rebaño,
Mira pacer las casas de Arequipa

Mercado describe al Misti como el amante de la mujer-tierra  Arequipa:
La tierra se movió como una mujer
al abrazo del volcán, su amo y señor,
que la besó sonoramente, lujuriante,
como besara un rey a su esclava salvaje.
Y la tierra tembló terrible y sensual,
bajo el beso de lava del volcán.

Por otro lado, la descripción arquitectónica de Arequipa en la poesía de los tres  escritores  es similar, por ejemplo Atahualpa Rodríguez escribe de los muros, las calles y las torres de la catedral:
Fuertes muros enanos en callejas estrechas,
Vías que con sinuosas contorsiones están
O muy cerca del templo de abigarradas flechas
O de la granja ruda donde dormita un can.

Torres como cabezas de elefante, con brechas,
Por cuyas hendiduras las golondrinas van…


Mientras que Mercado expone las calles en Ausencia de Arequipa:
calles, arterias que salen del corazón
por donde ha corrido la democracia…
calles de Arequipa hechas para el pie desnudo y sonoro de
tus campanas…
ciudad tallada en ternura
tu blancura vuela y despierta el sueño de tus jardines…


Y la blancura del sillar del que están hechas las calles que encierran la historia de nuestra ciudad, en La entrada de sillares:
Pega su estirón el camino y saltan del paisajes
los sillares como volúmenes
unos de revolución…
los sillares cargados como están de días soleados,
de ríos en entrada,
de relinchos,
de gritos
y de jaranas.


Además la religiosidad del pueblo arequipeño es sin duda una característica común  también en la lírica de los tres poetas:

Hidalgo escribe:

Arequipa y los médicos que les recetan Dios a sus pacientes


Atahualpa hace lo propio en Oración:

Cristo
Hace ya rato
Que el mundo te ha visto;
Y que el hombre, animal insensato,
Queriendo materializarte, para mirarte
Ha pintado su propio retrato.


Mercado a su vez en un conmovedor poema, Mi credo a Jesucristo, retrata la fe de todo arequipeño creyente:

Creo en tus pasos por la tierra,
porque crece y sonríe la hierba humilde en ella…
Creo e la Cruz en que te mataron,
porque es siempre en una cruz trabajada de amor
donde vamos muriendo.
Creo en la mañana de tu resurrección,
porque es tu rostro el que resucita y preside
cada mañana de la miseria.


Finalmente, si se habla de Arequipa, no se puede dejar de hablar de revolución, lo propio hacen Hidalgo, Atahualpa y Mercado, en diferentes poemas.

Hidalgo en el poema XXI, escribe:

Ciudad con fisiología de semilla
pues donde caen un desacierto brota en seguida una
revolución.


Atahualpa expresa el sentido de revolución en Arequipa en dos  versos inmortalizados en los arcos de los portales del  mirador de Yanahuara:

Aquí se hicieron cañones de metal de las campanas para encauzar los desbordes de lavas republicanas


Que el pueblo que defiende en derecho lleva un muro invencible en cada pecho.


Pero es Guillermo Mercado quien con mayor énfasis  alude a la revolución y al espíritu contestatario de los arequipeños incitando a la lucha por los legítimos derechos del pueblo en Mis credenciales:

Arequipa,
porque en tu corazón
hecho de lava y de ternura,
me consta que la Patria atribulada
se sirve
el real fermento
de su libertad sagrada,
cada vez que se alza la pálida
cuando lobos y vampiros la succionan.


En El poema de tu historia:

Tensas tus calles
se henchían y desbordan
el torrente embravecido de tu pueblo…
En los pechos desabrochados
tus corazones desenvolvían
y enarbolaban
sus banderas de sangre…


Así como en Poema y mensaje a mi pueblo:

Que la libertad que gozan ellos
será comedia de esclavos,
si no la viven, la trabajan y elevan
en la jornada suprema de cada día,
si no la saben en el pan, en el amor y en la idea.
Si no derruyen las celdas
de esas conciencias de barro,
para que ella entre en la vida
como el oxígeno, como el sol y como el agua.


Para concluir, tanto Alberto Hidalgo, como César Atahualpa Rodríguez y Guillermo Mercado —que dada la salvedad de siete a quince años de diferencia de edades, viven en el mismo espacio geográfico: Arequipa todavía rural y no tanto urbana,  alrededor del siglo diecinueve—  poseen similar visión de Arequipa ya sea tanto como paisaje campestre, así como espacio arquitectónico, de la misma manera que  expresan de equivalente manera la personificación femenina de Arequipa como masculina del Misti así como retratan la misma religiosidad y espíritu revolucionario de la cuidad que a pesar del paso del tiempo, ha podido conservar —de no ser por la desaparición del campo para dar lugar a la creciente urbe—   las mismas características hasta el día de hoy.


Texto y fotografías propias.


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LOS EUNUCOS INMORTALES


Novela muy recomendable.

LOS EUNUCOS INMORTALES Y LA REVOLUCIÓN DEL CINCUENTA



Oswaldo Reynoso en su novela Los eunucos inmortales, narra a través de su personaje el profesor O —un ex catedrático de la Cantuta autoexiliado del Perú, que ha conseguido posicionarse como traductor oficial en China— la revolución estudiantil o la revuelta de Tian’ anmen de 1989.
Tras la muerte de Hu Yaobang, un ex secretario del Partido Socialista, estalla una huelga de estudiantes que toman la Plaza Tian’ anmen, en una protesta pacífica con la cual se exige representación estudiantil en el gobierno así como se reclama en contra de la  opresión del Partido y la pronta democratización de este. Así en la protesta los jóvenes  se unen y forman la Federación Autónoma de Estudiantes, que pronto inician una huelga de hambre para radicalizar su reclamo.  Como suele suceder en situaciones similares, tanto en la ficción como en la realidad, los medios de prensa juegan un papel importante en la difusión de los hechos tanto si estos son manipulados por las autoridades, como si verdaderamente muestran la realidad tal como es y desde la visión de ambos bandos. En este caso, son los propios jóvenes quienes procuran el diálogo y la negociación pública y transmitida por radio y televisión, de los representantes estudiantiles con los miembros del Partido.
Así en  la novela escrita en primera persona y a manera de diario de viajes y memorias de Reynoso cobran vida personajes admirables como Liang, amigo del profesor O. y joven estudiante que se une a la huelga de hambre en Tian’ anmen. He, Jo y Tin Tin, son también jóvenes chinos que no participan directamente de la protesta, pero que se suman a ella desde su posición de observadores. La ayi, ama de llaves quien se encarga de atender y cocinar para el profesor O, es otro entrañable personaje chino.  Por otra parte están los extranjeros, entre los cuales se encuentra Coco —estudiante peruano que vive lo que el profesor O, no puede debido a su estado de recuperación y convalecencia posoperatoria;  se puede decir que Coco encarna al propio profesor O en el ímpetu y la frustración de su juventud— Katrin, la novia francesa de Coco, Tomas el ecuatoriano, Michel el americano, Ester y otros estudiantes extranjeros radicados en China forman parte del círculo de amigos del profesor O.  y como él, no pueden evitar conmoverse ante la situación que viven los jóvenes estudiantes chinos,  puesto que no están permitidos de participar en la protesta por su misma condición de extranjeros,  y deben resignarse a dejar que los chinos den la batalla que ellos no pueden. Estos personajes, que viven en el Hotel, lugar destinado como vivienda para extranjeros, forman una hermandad que se sostiene en lazos de amistad y nostalgia por la patria que dejaron; todos ellos tratan día a día de aprender a conocer, para luego poder amar, ese imperio oriental que los acoge con recelo.  
Es interesante el rol de padre que asume el profesor  O, y que parece ser reclamado en medio de todos los jóvenes extranjeros que de cierta manera forman una familia singular. Por ser el mayor y en teoría el más sabio, todos los demás confluyen a su alrededor y le rinden tributo con muestras de cariño y veneración que él trata de retribuir sin lograrlo, frustrándose y renegando de su cuerpo y de su enfermedad que lo imposibilita de encontrar  la felicidad, la clave de la armonía cuya  búsqueda lo ha motivado a dejar el Perú, atravesar el mundo y llegar a la China. Esta utópica búsqueda de la felicidad también la comparten los extranjeros que como él, han emprendido un viaje largo para hallar lo que todo hombre procura.
Sin duda además de los personajes de la novela de Reynoso, son interesantes las descripciones de las costumbres orientales que el profesor O. descubre en la convivencia con los chinos a lo largo de los diez años que permanece en la República Popular,  conjuntamente con las descripciones de platos de la memorable culinaria china ; así como son asombrosas las narraciones de los  recorridos que Liang hace con el profesor O. en retribución  por haberle hecho escuchar la música clásica que  estaba prohibida por el Partido, por ser considerada como un gusto burgués inútil y despreciable.
El bello lenguaje poético de la narrativa de Reynoso, se intercala con los magníficos monólogos del profesor O, sobre las vivencias de su infancia en también poéticas rememoraciones  del barrio de San Lázaro en Arequipa, que pronto coinciden con el tema de fondo: la revolución del cincuenta.
Así, mientras el profesor O.  y los demás, viven  por medio de las trasmisiones televisivas, y esperan  el desenlace de la huelga estudiantil y la respuesta de las autoridades, un día el profesor O decide organizar un excursión clandestina y contraindicada a su delicado estado de salud,  a la plaza Tian’ anmen.  Motivado en el fondo por su espíritu  revolucionario, reprimido desde su juventud, como se revelará en las últimas páginas de la novela, y sintiéndose identificado con aquellos jóvenes estudiantes que luchan por sus derechos y los de todo el pueblo al que representan, es decir a la mayoría inerte y oprimida por el socialismo castrante que han logrado imponer las malas autoridades. Ayudado por Coco, Jo y He; el profesor O. casi lograr llegar al lugar de los hechos para encontrarse con su amigo Liang, de quien no tiene noticias y por quien se preocupa continuamente como lo haría un padre con su hijo. Debilitado por el viaje pero casi feliz de haberse hecho presente en Tian’ anmen, el profesor O, debe regresar en ambulancia al Hotel, donde es atendido solícitamente por todas sus amistades.
Tras desacertadas medidas tomadas por el gobierno, en un intento de poner fin a la huelga de hambre de los estudiantes y bajo la presión de la prensa extranjera y mundial, como sucede en la realidad; el Partido accede a la negociación pública pero sin intención de ceder ni llegar a un acuerdo para atender a los reclamos, esto no hace más que confirmar a los huelguistas en su firmeza inquebrantable de continuar con la huelga de hambre, tal vez con la esperanza de conmover al Partido y lograr algo.  Pero no se consigue nada, y finalmente el Partido sitúa la plaza Tian’ anmen y ordena que  miles de soldados alrededor de la plaza, estén  dispuestos a matar  a los estudiantes que inciten al desorden, así se logra oprimir a los jóvenes e inmovilizarlos cuando la situación ya no se puede sostener, puesto que se trata de un hecho sin precedentes en la historia de China, y el mundo entero espera que suceda lo que deba suceder. Todo empeora y sucede lo que no debe suceder: la masacre de Tian’ anmen.
Termina la primera parte de la novela con el fin del acto de magia al que han asistido el profesor O.  con Tin Tin, para cumplir con  una promesa hecha con Liang. En este acto se presagia que algo malo está por acontecer.
En la segunda parte, el profesor O.  recuerda a Liang desde el momento en que lo conoció un día en que el joven chino tocó la puerta de su departamento para consultarle sobre la traducción al español que había realizado; y después de haber recibido por manos de Coco, una carta de Tin Tin, en la que se relata la muerte de Liang en la masacre de Tian’ anmen. El profesor O. en un pequeño ritual se despide de su amigo recitando un poema que este le había enseñado.
Finalmente en un bello monólogo Reynoso, a través de su personaje el profesor O. deja fluir los recuerdos de su propia experiencia en la revolución de similares matices que sucedió en Arequipa en mil novecientos cincuenta; en la que los alumnos del Colegio Independencia Americana, iniciaron una protesta reclamando ciertos derechos estudiantiles y entre otros pedidos, reclamaban la construcción de aulas y laboratorios en su colegio; durante el gobierno del dictador Manuel Odría. Esta protesta sirvió de excusa para que los arequipeños de aquella generación se unieran  en un grito común contra la opresión del nuevo dictador; en la heroica jornada de lucha de junio del cincuenta, en la que a semejanza de la matanza de Tian’ anmen,  de la novela de Reynoso; el opresor gobierno hace alto a una lucha justa por medio de la violenta fuerza militar, levantando su mano asesina y tiránica contra todo aquel que intente sublevarse, contra todo aquel que pretenda la revolución. La situación es casi la misma, y tanto en la realidad China del 89 como en la de Los eunucos inmortales, de Reynoso, pero sobre todo en la revolución del cincuenta, en Arequipa. Por eso todo gobierno encabezado por un mal gobernante, que pretende manejar a un pueblo, ignorando la ley o simplemente cambiándola a su antojo y por encima de los intereses comunes  y justos establecidos para todos; refleja en palabras de Reynoso, a los “eunucos inmortales”: burócratas que siempre se aferran al timón del barco que sea sin importarles el rumbo que tomen;  no importa el color ni la asociación, tampoco la ubicación, los eunucos inmortales, siempre están sedientos por la sangre del pueblo. Jardineros macabros que recorren los pueblos con afiladas tijeras podando capullos de esperanza por una vida libre. Temen  nuevas ideas y exigen fidelidad a sus planes, mientras pisotean la libertad de los demás.

Es de esta genial manera, como Oswaldo Reynoso  retrata un hecho que es tan real que lo podemos encontrar reflejado en una novela, en el recuerdo de un suceso histórico, pero también en la cotidianidad de la vida. Basta abrir un periódico, sintonizar la radio, ver la televisión o encender la computadora para darse cuenta de que siempre y en todo lugar existirán personas que una vez alcanzado el poder social, lo usarán de manera egoísta para fines propios y en contra  del bien común; pero que también hay personas que internarán luchar por el bien con diversos resultados, pero siempre bajo un precio que exige un sacrificio mortal.
Para concluir,  es importante remarcar que frente a cualquier indicio tangible de opresión, se rememore en la conciencia social, la lucha del pueblo en contra del autoritarismo y el abuso de poder por parte de un jefe de gobierno, no para incitar a una sangrienta revolución que finalmente solo lleva a muertes injustas; sino para hacer un llamado a la unión de todos para abogar y luchar por el respeto mutuo a la justicia pero sobretodo a la vida. Puesto que es este respeto a la  vida del otro, el que los pueblos de todas las realidades sociales necesitan para el bien común y la convivencia fraterna, de modo que esta no sea una utopía sino una realidad posible para todos los hombres del mundo.



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viernes, 26 de octubre de 2012

T.2.

Nosotros dos somos de una generación con cierta nostalgia ochentera
yo, que vine en el 90
nací con un impulso violento de sinrazónysinsentido
        (que me empuja a equivocarme frenéticamente)
yo, que vine en el 90
                       (con un cierto desajuste emocional)
voy  por calles repletas de enfermos de melancolía
                       y gente que habla demasiado fuerte
y
hay artistas narcisistas en las avenidas
y
espejos por todas partes

Yo, mon amour, estoy en un camino divergente
sin muchas ganas de escribir poesía, mira:
la tarde es verde y hace frío,
no consigo concentrar mi energía y  estoy dispersa
pero tú no sientes mi otredad y solo observas, me observas
yo, que vine en el 90
reniego no de estar aquí
sino de no estar en otra parte
                           lejos, lejos
                              (contigo)

T.1

Hay una pared frente a mi
                                      construída  meticulosamente
hay un puente y una puerta y muchas ventanas polarizadas
aquí estoy yo  y detrás, el resto del mundo
                                      yo y el resto del mundo
hay algunas personas cerca
otras llegaron y tuvieron que regresar por donde vinieron
otras  aun no han venido
a otras no las dejaré entrar
Hay una pared frente a mi que he construido meticulosamente
también hay un puente y una puerta y ventanas polarizadas
aquí estoy yo y me asomo para ver si viene alguien pero no hay nadie más allá afuera.

miércoles, 24 de octubre de 2012

Happy Days theme


Sunday, Monday, Happy Days.
Tuesday, Wednesday, Happy Days.
Thursday, Friday, Happy Days.
The weekend comes,
My cycle hums,
Ready to race to you.

These days are all,
Happy and Free. (Those Happy Days)
These days are all,
Share them with me. (oh baby)
Goodbye grey sky, hello blue.
There's nothing can hold me when I hold you.
Feels so right, it can't be wrong.
Rockin' and rollin' all week long.

Sunday, Monday, Happy Days.
Tuesday, Wednesday, Happy Days.
Thursday, Friday, Happy Days.
Saturday, What a day,
Groovin' all week with you.

These days are all,
Share them with me. (Those Happy Days)
These days are all,
Happy and Free. (oh baby)
These Happy Days are your's and mine.
These Happy Days are your's and mine, Happy Days.




lunes, 22 de octubre de 2012

67.o

Es patológico,
lo leí en alarmante letras rojas:
Hipersomnolencia,
                 y también
volvió el dolor,
volvieron los calmantes
volvió la ansiedad crónica, letal,
la horrible ansiedad que me devora
volvió el asco al color amarillo
y las palabras que se enredan  en mi cabeza
                                             (y en la punta de mi lengua)
regresó mi silencio asesino
y esta confusión generalizada
también el desorden literal de todo por todas partes
pero no volverá la locura
no volverá el llanto
escucha:
Todo está bien,
aquí no pasa nada.

Cuando Dios habla a nuestro corazón, hay que estar preparados para seguirle a toda costa, pero solo después de habernos preguntado con la máxima lucidez posible si quien habla es el Dios universal o bien un ídolo de nuestros oscuros remolinos interiores. 

Amelié








U:

Here I'm
This it's me
A girl who is  looking for peace
                           looking for  silence,
a girl who is waiting for the end of the world
a sad and a  happy girl

Please, don't close the door,
I get scared of enclosed spaces
Please, don't look at me
I'm not who you think I 'm
Maybe you would like to know that
                        I can read your mind
                        and I can read your eyes
Now,
I'm tired
do you know?
I used to be a writer
I used to had a friend
I used to cry
 and my tears were bitter




Vencedor y vencido


Vencedor, es quien sabe admitir su insuficiencia y sus derrotas sin achacarlas a la maldad de los otros o al desorden del mundo, quien no se deja deslumbrar por su propia idiosincrasia y no idolatra sus debilidades, sino que reconoce, por encima de él, unos valores y una ley, respecto a los cuales su psicología o sus vicisitudes personales son de una importancia secundaria.

Vencido es quien se rebela contra la objetividad de lo real, contra el lugar que tiene asignado en la conexión del Todo, y se ve solamente a sí mismo, la vanidad y la miseria de su egoísmo.

Claudio Magris

Pange lingua

Canta, mi lengua,
el Sacramento glorioso del cuerpo
y de la sangre preciosa
que el Rey de las naciones,
Fruto de un vientre generoso,
Derramó como rescate del mundo.
Nos fue dado,
nos nació de una Virgen sin mancha;
y después de pasar su vida en el mundo,
una vez propagada la semilla de su palabra,
Terminó el tiempo de su destierro
Dando una admirable disposición.
En la noche de la Última Cena,
Sentado a la mesa con sus hermanos,
Después de observar plenamente
La ley sobre la comida legal,
se da con sus propias manos
Como alimento para los doce.
El Verbo encarnado, pan verdadero,
lo convierte con su palabra en su carne,
y el vino puro se convierte en la sangre de Cristo.
Y aunque fallan los sentidos,
Solo la fe es suficiente
para fortalecer el corazón en la verdad.
Veneremos, pues,
Postrados tan grande Sacramento;
y la antigua imagen ceda el lugar
al nuevo rito; la fe reemplace
La incapacidad de los sentidos.
Al Padre y al Hijo sean dadas alabanza y gloria,
Fortaleza, honor, poder y bendición;
una gloria igual sea dada a
aquel que de uno y de otro procede.



Himno Eucarístico escrito por Santo Tomás de Aquino