miércoles, 2 de diciembre de 2015

Carta

Sweetheart, si te cansaste de nosotros no luches más conmigo.  No me regales más tus ojos, no me des más tu mano. Tu frialdad ha terminado de agrietar nuestro presente. No voy más contigo a donde nos gustaba estar: tu cabeza  apoyada en mi hombro y mi beso en tu frente.

Este es mi hasta siempre: no quiero volver a tu mirada.
 ¿Nunca te cansarás de darme soledad?

Carta


Sweetheart, he pasado de escribir mil cartas de amor a quedarme con la pantalla en blanco. Ya no quiero hablar de ti, quiero no pensar, no quiero pensar.
Mi furia sobre ti, sobre nosotros se desliza como melancolía. Es un domingo por la noche y tú cortaste nuestra conversación ahora estás, y yo no.
Todo lo que necesitaba era mandar una señal de auxilio a tu perfecta indiferencia. A tu mirada calculadora, al rictus de tus labios; pero me cansé de luchar por nosotros. Tu tiempo y mi tiempo no son compañeros, tu corazón siempre fue una naranja helada y tus palabras  de amor tenían medida verdad. Qué triste fue, como dijo el poeta, ir a tu corazón y hallar un hielo.

Pero Sweetheart, tu nombre siempre me va a significar nieve y  luz. Yo te voy a amar eternidades.

martes, 1 de septiembre de 2015

R.

Tu mirada, mi amor, tu mirada me abraza
me corrige, me ahorca, me acaricia y me hace falta
tu mirada llora, estalla, se alegra y canta,
tu mirada calcula
tu mirada hace que vuele
R.

lunes, 14 de julio de 2014

VENEZ LOUER LE SEGNEUR

Alaben al Señor las naciones,
celebren su nombre los pueblos
porque su bondad es grande
su verdad dura para siempre.
Aleluya, aleluya.

Venez louer le Seigneur, vous les nations,
Venez célébrer son nom, vous les peuples,
Car sa bonté pour nous est grande,
Sa vérité dure à toujours.
Allélu, alléluia, allélu, alléluia,
Allélu, alléluia, alléluia


http://www.youtube.com/watch?v=ud17ASIbG80




martes, 8 de julio de 2014

Tengo la cara roja,
                      café
y              amarilla
porque estuve expuesta a ti
al                                    sol,
a la                                fiebre.

martes, 3 de junio de 2014

lunes, 12 de mayo de 2014

R.

R,
Oye, tengo un millón de cosas que decirte
pero contigo aprendí a cerrar la boca.

¿Ya viste que te quiero como lo prometí, como dije que lo haría?
Y te quiero más.

Estoy a punto de decir que te amo.

Estás como yo hace unos meses: a punto de reclamar la ausencia, la nuestra.
Es cierto, te extraño.

miércoles, 26 de marzo de 2014

R

I.
No quiero que me hablen de ti
no quiero que nadie nunca más vuelva a hablarme de ti
porque lloraría
porque prefiero que seas aquel a quien amo
                                                   y no otro
porque te prefiero cuando mis ojos ven,
                            cuando mis manos sienten
porque ni un día  ha pasado sin que te quiera
locamente
exagerada, in-usualmente
ni un día,  [ni siquiera cuando...(bueno, tú sabes)]
has dejado de emocionar mi pulso solo con la idea de verte;
ni una sola vez
he dejado de rechazar tu ausencia, aunque sea por textosdetelèfono,
porque sabes que yo sí creo en las palabras.
                                                                                                         

II.
Seguro comprendes
                    que te amo
seguro  ya sabes
que
                                 "para siempre"
suena difícil si no somos Tres y Uno al mismo tiempo, pero nunca dos,
nunca dos, así no funcionaría.

III.
R,
    Es increíble el estar contigo,
mejor que nadie sabes cómo dar(me) calor
y mejor que nadie sé como encontrar un lugar en tu hombro

para mí eso es suficiente
 (me basta saberte cerca sí o sí)
Ya no pongas la palabra "pero" después de "Te quiero",
es terrible.

IV.
Perdona todas las veces que.
Yo perdono todas las veces cuando.

viernes, 14 de marzo de 2014

Irse un poco a la madre

No estás rota
pero eres punto de quiebre
deja un día que las nubes  te inviten melancolía
deja la máquina para correr
y desaparece tras una taza edulcorada + café + cocoa
vete un día a la madre
y vuelve
mientras estás parada en medio de la nada

sábado, 30 de noviembre de 2013

Pájaros se columpian picoteando estrellas

El humo se disipa
A donde voraz y ciego 
Es el Minotauro el fuego 
Y es el laberinto el humo 
                   Calderón de la Barca


Tu aliento es como la mejor mañana fresca de olor de aves y de mar un velamen cruza veloz la foresta interdicta de tu aliento donde los pájaros se columpian picoteando estrellas
mientras un galope tendido de gacelas transtorna las flores y las convierte en piedras de luna y el silencio recorre la escala de tu aliento de fuente y de montaña nevada
Frente a frente tu aliento el soplo aterrador de la primavera en los bosques de nieve eterna iniciando el desfile de los témpanos coronados de osos polares flameantes
Tu aliento certero en medio del corazón una piedra que cae en el estanque dormido y levanta geiseres de estrellas enloquecidas que buscan su origen en tu boca
Tu aliento es un despeñadero en el que caen árboles enteros y el ruido se tapiza y las frutas maduran y todo se volatiliza en una caída sin término
La mañana perfila los cendales de tu aliento y la tormenta tiene olor de tu saliva y tu saliva es el cráter de donde vuelan los peñascos enfurecidos portadores de mensajes ilegibles.
Tu aliento de meteorito disparado desde el cielo cayendo en un bosque ardiente chamuscando leopardos y provocando el alarido de los elementos
Tu aliento es humareda de ignición de poemas obscenos tu aliento precipitándose a mansalva sobre campos inmensos bajo la luna
Tu aliento en la mañana la nostalgia de la noche fulgurante de rayos que bordan en el cielo las cataratas de tu aliento
César Moro

Poema 7



Inclinado en las tardes tiro mis tristes redes 
a tus ojos oceánicos. 

Allí se estira y arde en la más alta hoguera 
mi soledad que da vueltas los brazos como un náufrago. 

Hago rojas señales sobre tus ojos ausentes 
que olean como el mar a la orilla de un faro. 

Sólo guardas tinieblas, hembra distante y mía, 
de tu mirada emerge a veces la costa del espanto. 

Inclinado en las tardes echo mis tristes redes 
a ese mar que sacude tus ojos oceánicos. 

Los pájaros nocturnos picotean las primeras estrellas
 
que centellean como mi alma cuando te amo. 

Galopa la noche en su yegua sombría 
desparramando espigas azules sobre el campo.


Pablo Neruda


jueves, 21 de noviembre de 2013

LOS INOCENTES


Los inocentes


LA PERLA


John Ernst Steinbeck nació en California en 1902. Al no terminar sus estudios universitarios se  desempeñó en distintos oficios. Años más tarde comenzó a escribir incansablemente hasta merecer el Premio Pulitzer en 1940, veintidós años después recibió el Premio Nobel de Literatura.
Falleció en 1968 en Nueva York.
Publicó La taza de oro (1927), Las praderas del cielo (1932), El poni rojo (1933), A un dios desconocido (1933), Tortilla Flat (1935), En lucha incierta (1936), De ratones y hombres (1937), El valle largo (1938), Las uvas de la ira (1939), La perla (1947), Un diario ruso (1948), Al este del Edén (1952), Norteamérica y los norteamericanos (1962), entre otros.

Steimbeck en su novela corta, La perla, representa a través del pescador Kino, su esposa y el pueblo;  el deseo del hombre marginal, indio y pobre por alcanzar la inserción en la escala social junto al  hombre blanco y rico a través de un objeto precioso que es una perla que Kino encuentra en una de sus faenas pero que finalmente no le trae más que infortunio.  Esta perla significa para el pescador no solo dinero sino también el acceso a educación, salud y mejores condiciones de vida. Estos son realmente los motivos por los que Kino busca vender su tesoro para poder comprar su felicidad, o al menos la que promete el codiciado objeto.
Por otro lado, el deseo de surgir en una sociedad clasista gobierna a los indios que representa Kino al ser este la voz de un grupo casi homogéneo que se mueve con él como si fuera un cuerpo cuya cabeza es el ingenuo pescador y las demás partes la conformaran todos los demás, incluidos Juanita, su esposa y Coyotito, su hijo. 
Mientras que los indios se agrupan bajo una sola figura, la clase alta  comparte dos cabezas: el gobierno y la iglesia. En este caso el gobierno podría estar representado por el médico y la iglesia  por el cura que también busca alguna ganancia del hallazgo de la famosa perla.
En este relato el destino de los personajes está determinado por la posesión de la perla que a pesar de su aparente valor, es más bien denotada  por los indios como un objeto maldito o bien como un regalo de la naturaleza mientras que para el hombre blanco esa perla solo tiene un valor monetario.
La concepción de ese tesoro como objeto mágico, además de las supersticiones que giran alrededor de la perla, configuran de alguna manera el destino de  Kino pues él, cuando no logra vender su preciado objeto en el pueblo, debe marcharse aún más lejos para probar suerte pero nuevamente, ya que están insertados en un sistema social que impide el avance de los más débiles, es decir, los pobres; están condenados al fracaso y de paso a la desgracia pues en pleno camino hacia la ciudad, son atacados por rastreadores y muere Coyotito y con esto se concretiza el pensamiento mágico del indio que solo atina a devolver la perla a su lugar.


LA BALADA DEL CAFÉ TRISTE


Carson McCullers, escritora norteamericana cuyo nombre en realidad fue Lula Carson Smith, nación en Georgia en 1917.
Tras renunciar a una carrera musical y aquejada por fiebres reumáticas que la obligan a mantener reposo, comienza a escribir desde joven. Más tarde se casa y luego se divorcia, tiene relaciones homosexuales con dos escritoras y muere de cáncer de mama a los cincuenta años en Nueva York;  una vida trágica que deja un legado literario importante pues Carson McCullers llega a publicar: El corazón es un cazador solitario (1940), Reflejos en un ojo dorado (1941), Frankie y la boda (1946), La balada del café triste (1951) y The Square Root of Wonderful (1957).

La balada del café triste es un relato circular que comienza con la descripción del pueblo y a continuación muestra las situaciones que vivió esa mujer bizca y fea que se asoma por instantes a su ventana y que fue la temida Miss Evans, dueña de un café en el que alguna vez se reunía el pueblo para comer, beber y escuchar las necedades del enano Lymon.

Esta novela corta es un ejemplo de la exploración literaria de McCullers con personajes inadaptados de la sociedad norteamericana, en este caso, a través de Amelia Evans, el primo Lymon y Marvin Macy la autora muestra la derrota del género a través del intercambio de roles y juegos de poder.

En primer lugar la protagonista Amelia Evans, es una mujer con rasgos físicos masculinos  y carácter muy fuerte que se quiebra solo en dos momentos que suponen dos acontecimientos errados en su vida: el matrimonio con Marvin Macy y el enamorarse de su deforme primo Lymon.  Ambos errores la llevan al final de la novela a la ruina y el aislamiento ya que a pesar de que Amelia es más bien una mujer que ejerce dominio a través de proyectar fuerza física, no se libra de caer en un enamoramiento inútil que la transforma absolutamente ante la presencia de un ser deforme física y moralmente pero que de alguna manera la cautiva y con esto logra que  el pueblo también le respete y tema hasta que después de ayudar a derrotar a Amelia en una pelea, logra adherirse a otra figura de poder: Marvin Macy y esto trae como consecuencia que la soledad que vive Amelia y a la que ya se había  acostumbrado  se torne insoportable cuando Lymon prefiere marcharse con Macy,  pero también genera un nuevo cambio en la vida del pueblo entero pues el corazón de esa sociedad,  el café de Miss Amelia, es cerrado y todo vuelve a un estado similar al anterior pero diferente al mismo tiempo pues la llegada de este enano cambia y determina el destino de todos.
Así el poder que ostentaba Miss Evans pasa al enano, que juega un papel de mediador, para que finalmente recaiga en Marvin Macy, un hombre que rompe los parámetros sociales ejerciendo violencia sobre el otro para dominarlo.
Con esto parece indicarse que aunque la mujer mude y se despoje de sí misma para revestirse de una naturaleza artificialmente masculina, no podrá ocupar el papel del hombre dentro de un grupo social con fuerte impronta patriarcal donde se espera que esta se realice en el matrimonio y la formación de la familia y no fuera del ámbito del hogar.



EL ANIMAL MORIBUNDO



Philip Milton Roth  nació en Nueva Jersey en marzo de 1933.  Ejerció docencia universitaria en Princeton y Pennsylvania hasta 1992. Sirvió dos años en el ejército y publicó cuentos, críticas y reseñas de películas en revistas. Se ha convertido en un escritor muy influyente para la literatura norteamericana por su prolífica producción novelística y por haber recibido varios premios como el Pulitzer en 1988,  Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 2012, etc.

Ha publicado las siguientes novelas: Goodbye, Columbus (1959), Deudas y dolores (1962), Cuando ella era buena (1967), El mal de Portnoy (1969), Nuestra pandilla (1971), La gran novela americana (1973), Mi vida como hombre (1974), El pecho (1972), El profesor del deseo (1977), El escritor fantasma (1981), Engaño (1990), Operación Shylock (1993), El teatro de Sabbath (1995),  La conjura contra América (2004), Zuckerman encadenado, Zuckerman desencadenado (1981), La lección de anatomía(1983), La orgía de Praga (1985), La contravida (1986), Pastoral americana (1997), Me casé con un comunista (1998), La mancha humana (2000), Sale el espectro (2007), El animal moribundo (2001), Elegía (2006), Indignación (2008), La humillación (2009) y Némesis (2010).

En  El animal moribundo, Roth explora la naturaleza del deseo sexual  y el temor a la muerte a través de dos personajes: David Kepesh, un respetado académico y profesor universitario de sesenta años y Consuelo, bella y joven estudiante de raíces cubanas. Ambos personajes además ejemplifican el cambio de  una sociedad decadente que  comienza a aceptar el divorcio y la homosexualidad como consecuencia de un cambio en las normas de conducta suscitada por el cambio de siglo y el estilo de vida que reclama la postmodernidad.

Roth, mediante el narrador protagonista David Kepesh, confiere al texto un corte intimista pues su novela es casi un monólogo con un interlocutor que nunca responde pero que es cómplice y confidente de las confesiones sobre la vida privada del profesor y la historia de su relación obsesiva y morbosa con su alumna Consuelo; este interlocutor es otra joven mujer que Kepesh ha atraído hasta su departamento, pero también es el propio lector.

Esta novela también representa un juego de poder que se basa en la dominación del otro por medio del deseo sexual ya que en ciertos pasajes de la novela se refiere que David Kepesh era dominado no solo por la belleza física de Consuelo, a la que se rendía guiado por sus instintos,  sino sobre todo por el hecho de que ella sea un objeto de deseo inalcanzable que quiere poseer pero que solo puede asir por instantes durante el coito. Podemos ejemplificar lo anterior por medio de las palabras que  George, amigo del profesor,  dirige a Kepesh:
La separación estética quedó eliminada cuando no pudiste contenerte y te arrodillaste (…) Yo diría, Dave, que eso constituye el abandono de una posición crítica. Adórame, te dice(…) y lo haces. Es ella quien te penetra.
Esta penetración simbólica de la mujer hacia el hombre puede ser indicio de la anulación de la pasividad sexual de la mujer que pasa de ser un cuerpo que da placer a uno que lo reclama para sí mismo y que tiene el poder de darlo o de negárselo  al otro.

Por otra parte el hedonismo de Kepesh que se demuestra a buscar como bien supremo la satisfacción constante de sus deseos sexuales, hace que reniegue del matrimonio y de la familia y considere esta unión más bien como una cadena que le impediría  abandonarse a  la búsqueda de nuevos cuerpos, nuevas formas para la misma sensación, esto denota también un fenómeno social del siglo XXI: el rechazar el matrimonio por la unión libre.  
Me casé una vez cuando era veinteañero, ese primer matrimonio por el que pasan tantos hombres (…) es tan malo como el campamento de reclutas (…) Tras aquella experiencia, estaba decidido a no vivir nunca más en la jaula.

Esta situación de huída del matrimonio se repite con Kenny,  el hijo de Kepesh, que arrastra los errores del padre que odia pero al que acude en busca de no de aprobación sino como tratando de justificar el abandono de su familia tal como David lo hizo.
En cuanto al temor a la muerte y a la vejez que desarrolla Roth en esta novela, a pesar de que es Consuelo la que enferma de cáncer terminal, es David el que le teme más a la decadencia física pues cuando comprueba que el cuerpo perfecto de Consuelo pronto perderá su esplendor se da cuenta que él mismo ha envejecido y que efectivamente se acerca a la muerte por un camino tan corto como el que transita repentinamente su amada.

El animal moribundo es además una novela de transgresiones ya que por ejemplo se rompe la norma socialmente aceptada sobre el vínculo que separa en lugar de unir a un profesor y su alumna, a un hombre de sesenta años y una mujer de veinte. Se rompe también la idea de unión familiar cuando uno de los protagonistas huye de la esposa y el otro de la tutela de los padres, además  el sujeto destinado a conformar la sociedad apela más bien al individualismo, en lugar de un hogar, este busca solo una habitación en la que pueda desnudar su naturaleza y abandonarse libremente incluso a la deformidad de sus pasiones.

Philip Roth ha logrado reflejar la decadencia social en esta novela llena de personajes al servicio ya no de la razón ni del sentimiento sino del placer sexual.








jueves, 7 de noviembre de 2013

Lady Lazarus: Sylvia Plath



I have done it again.
One year in every ten
I manage it


A sort of walking miracle, my skin
Bright as a Nazi lampshade,
My right foot

A paperweight,
My face a featureless, fine
Jew linen.

Peel off the napkin
0 my enemy.
Do I terrify?

The nose, the eye pits, the full set of teeth?
The sour breath
Will vanish in a day.


Soon, soon the flesh
The grave cave ate will be
At home on me

And I a smiling woman.
I am only thirty.
And like the cat I have nine times to die.

This is Number Three.
What a trash
To annihilate each decade.

What a million filaments.
The peanut-crunching crowd
Shoves in to see

Them unwrap me hand and foot
The big strip tease.
Gentlemen, ladies

These are my hands
My knees.
I may be skin and bone,

Nevertheless, I am the same, identical woman.
The first time it happened I was ten.
It was an accident.

The second time I meant
To last it out and not come back at all.
I rocked shut


As a seashell.
They had to call and call
And pick the worms off me like sticky pearls.

Dying
Is an art, like everything else,
I do it exceptionally well.

I do it so it feels like hell.
I do it so it feels real.
I guess you could say I've a call.

It's easy enough to do it in a cell.
It's easy enough to do it and stay put.
It's the theatrical

Comeback in broad day
To the same place, the same face, the same brute
Amused shout:

'A miracle!'
That knocks me out.
There is a charge

For the eyeing of my scars, there is a charge
For the hearing of my heart

It really goes.

And there is a charge, a very large charge
For a word or a touch
Or a bit of blood

Or a piece of my hair or my clothes.
So, so, Herr Doktor.
So, Herr Enemy.

I am your opus,
I am your valuable,
The pure gold baby

That melts to a shriek.
I turn and burn.
Do not think I underestimate your great concern.

Ash, ash

You poke and stir.
Flesh, bone, there is nothing there----

A cake of soap,
A wedding ring,
A gold filling.

Herr God, Herr Lucifer
Beware
Beware.

Out of the ash
I rise with my red hair
And I eat men like air. 
Lo hice de nuevo.
Una vez cada diez años
Lo consigo—

Una suerte de milagro ambulante, mi piel
Brillante como pantalla  de lámpara nazi,
Mi pie derecho

Un pisapapeles
Mi rostro, un fino lienzo
Judío y sin rasgos.

Arráncame  la envoltura
Oh, mi enemigo,
¿Es que aterrorizo? —

¿La nariz, las cuencas vacías de los ojos, los dientes?
El rancio aliento
Se desvanecerá en un día.

Pronto, pronto, la carne
Que la tumba devoró
Se sentirá bien en mí

Y yo seré una mujer sonriente
Solo tengo treinta años.
Y como gato he de morir nueve veces.

Esta es la Número Tres.
Qué desperdicio
Eso de aniquilar cada década.

Qué millón de filamentos.
La multitud mascando maní se agolpa
Para verlos.

Cómo me desenvuelven la mano, el pie —
El gran desnudamiento.
Damas y caballeros.

Estas son mis manos
Mis rodillas.
Puedo estar reducida a piel y huesos

Sin embargo, soy la misma, idéntica mujer.
La primera vez que sucedió tenía diez.
Fue un accidente.

La segunda vez pretendí
Aguantar hasta el final  y no regresar jamás.
Oscilé callada.

Como una concha marina.
Tuvieron  que llamar y llamar
Y quitarme los gusanos como perlas pegajosas


Morir
Es un arte, como todo lo demás
Yo lo hago excepcionalmente bien.

Lo hago de tal modo que parece infernal
Lo hago de tal modo que parece real
Se puede decir que poseo el don.

Es bastante fácil hacerlo en una celda.
Muy fácil hacerlo y quedarse así.
Es el mismo

Retorno teatral a pleno día
Al mismo lugar, mismo rostro, grito brutal
Y divertido:

“Milagro!”
Que me liquida.
Hay un precio

Por mirar mis cicatrices, y otro
Por  escuchar mi corazón –
Que late de verdad

Y hay otro precio grande, muy grande
Por una palabra, por tocar
O por un poquito de sangre

O por unos cabellos o por mi ropa.
Bien, bien, está bien Herr Doktor.
Bien. Herr Enemigo.

Yo soy vuestra obra maestra,
Su pieza de valor,
La bebé de oro puro

Que se disuelve con un chillido.
Me doy vuelta y ardo.
No crean que no valoro su gran preocupación.

Ceniza, ceniza —
Ustedes atizan, remueven.
Carne, hueso, no hay nada ahí:

Una barra de jabón,
Una anillo de bodas
Un empaste de oro.

Herr Dios, Herr Lucifer
Cuidado.
Cuidado.

Desde las cenizas me levanto
Con mi cabello rojo
Y devoro hombres como el aire.


INFORME SOBRE CIEGOS



Al recorrer  las calles céntricas de nuestra ciudad no será difícil toparnos con un invidente y en general la primera reacción que tendremos al verlo acercarse a nosotros será la de apartarnos sigilosamente y dejarle el paso libre; para no involucrarnos demasiado incluso dejaremos que avance un poco antes de continuar nuestro camino sintiéndonos afortunados de no estar en sus zapatos. Por otro lado, si nos cruzamos con un incapacitado visual en alguna esquina lo primero que solemos hacer es esperar que alguien más se ofrezca a ayudarle a cruzar la pista y si para mala suerte nadie más se ha percatado de la situación, alguna voz de nuestra conciencia que apela a la empatía, a la solidaridad con el menos favorecido, nos invitará a guiarlo amablemente hasta el otro extremo de la calle.

Sucede por el contrario algo conmovedor después del horario de misas en la Iglesia de la Compañía. Si uno pasa por ahí y presta atención, verá como un grupo regular de niños y adolescentes ciegos son conducidos de regreso a casa por una religiosa.  El hecho de que se trate de niños invidentes sobre todo si parecen no tener más de diez años  caminando muy lentamente en fila, casi sin separar los pies del suelo y confiando en la dirección del guía  parece emocionar a más de un peatón que retrasa su marcha para observar  que  a pesar de que tropiezan, caen y se levantan, los pequeños no lloran y los más grandes conservan el buen humor.

No será extraño ver que alguna señora, un joven estudiante  o un ciudadano cualquiera que uniéndose a la causa tome de la mano a uno de esos niños ciegos y se ofrezca a caminar con él hasta su destino: el Centro Educativo Especial para ciegos “Nuestra Señora del Pilar”, ubicado en la Av. Zamácola Nº 120,  una institución  pública que brinda educación inicial y primaria además de los servicios de estimulación temprana, biblioteca e imprenta braille y asesoramiento para  la integración social de sus alumnos.


Sin aplaudir exageradamente este gesto, un  ejemplo así  deberá motivar a pensarlo dos veces antes de fingir indiferencia ante la realidad del discapacitado que si bien no reclama atención, requiere en ocasiones cierto interés por parte de sus colegas de la raza humana. 

viernes, 11 de octubre de 2013

CARLOS HERRERA EN LA FIL 2013


Bajo el eslogan “Leer te abre caminos”, la Feria Internacional del Libro (FIL), nuevamente constituyó, desde el 26 de setiembre hasta el 8 de octubre,  un acontecimiento importante en el círculo cultural arequipeño
El escenario de siempre, el Parque “Libertad de Expresión” de Umacollo, albergó por quinto año consecutivo a este evento que congregó a todo tipo de público ávido de libros, música y cine.

Como es ya costumbre, los organizadores de la FIL: Artequipa  y representantes de la Universidad Nacional de San Agustín,  Universidad Católica Santa María, Alianza Francesa, Centro Cultural Peruano Norteamericano, Instituto Cultural Peruano Alemán e Instituto Cultural Ítalo Peruano, se encargaron de invitar a autores, periodistas e investigadores para presentar libros, protagonizar mesas de debate y ponencias sobre temas que van desde la literatura e industria editorial hasta el cine. Además, dentro del programa de actividades se organizaron conciertos de música de géneros variados, espectáculos de teatro y títeres para niños, números de danza, talleres de dibujo, cómic, manualidades y proyección de películas.

De entre los tantos escritores y figuras de la farándula que se pasean  por la FIL, después de dieciocho años, Carlos Herrera regresó para ofrecernos en su tierra natal su última publicación: Historia de Manuel de Masías, el hombre que creó el rocoto relleno y cocinó para el diablo y otros textos gastronómicos. Esta  colección de cuentos a cargo de la Travesía Editora y bajo la dirección de Arthur Zeballos fue presentada por el Mg. Willard Díaz, la multifacética Zoila Vega Salvatierra y el director de cine y presidente de la Sociedad de picanterías de Arequipa, Miguel Barreda.

Para quienes somos admiradores de la obra narrativa de Herrera, el evento fue por demás emocionante. Este genial escritor y diplomático arequipeño  llegó puntualmente minutos antes de las seis de la tarde el pasado sábado cinco de octubre. Iba de la mano de su esposa, estuvo todo el tiempo rodeado de amistades cercanas y esperó pacientemente que la presentación de Juan Carlos Ubilluz terminara para ingresar al Auditorio “José Ruiz Rosas”.

Sus críticos y amigos elogiaron con justa razón la colección de los nueve relatos que fue vendida al precio de veinte soles en el stand de Editoriales Independientes.

Willard Díaz introdujo brevemente la estructura del libro y comentó que el primer cuento que le da título a la compilación, estaba cargado de descripciones que aludían a elementos del cuerpo humano tal como sucede en Cien años de soledad. Díaz coincidió con el prologuista, Alonso Ruiz Rosas, que la Historia de Manuel de Masías, estaba complementada con buen humor y recursos retóricos.

Zoila Vega aludiendo al cuento Gastrosofía, relacionó la nostalgia del viajero que lleva la esencia de su tierra por todo el mundo y mencionó otros ejemplos de literatura y gastronomía en el cine como El silencio de los inocentes, bajo el símbolo del caníbal Hannibal Lecter y el protagonista de El Perfume, ambos subyugados por un deseo insatisfecho tal como el del personaje de este cuento.

Miguel Barreda, por su parte, se encargó de comentar Celebración rubí, y trajo a colación el hecho de relacionar la literatura y la gastronomía con el lenguaje y los sentidos, luego en tono de broma dijo que la cocina implica arte y asesinato.

Más bien parco en palabras, Carlos Herrera dio un breve comentario y agradeció muy alegremente a sus presentadores, luego leyó el cuento La Cebolla para el expectante público que llenó completamente el auditorio. Inmediatamente después de levantarse de la mesa, Herrera autografió su libro y permitió ser fotografiado con sus seguidores.Minutos después de  las siete de la noche, cuando no hubo más libros que firmar, Herrera se retiró con su esposa y desaparecieron de la FIL, dejando satisfechos a sus lectores que esperamos  repetir  pronto la ocasión con la excusa de la siguiente novela o colección de cuentos que nos ofrezca el autor. 

EL GRAN GATSBY



Francis Scott Fitzgerald nació el 24 de setiembre de 1896 en Minnessota. Se le considera el autor que mejor plasmó la sociedad estadounidense después de la Primera Guerra Mundial ya que fue representante de la Generación Perdida.
Abandonó una carrera universitaria en Princeton para unirse en las filas del ejército norteamericano  en la Primera Guerra Mundial a la que nunca fue.
Escribió The romantic Egotist  mientras recibía entrenamiento militar, los editores rechazaron la primera versión de lo que luego se convirtió en un best seller de 1919 bajo el título de A este lado del paraíso.
Conoció a Zelda Sayre con quien se casó luego de la publicación de su primera novela. El matrimonio Fitzgerald anhelaba una vida que no podían pagar con los ingresos de Francis Scott, es por eso que él debió escribir relatos para revistas como Saturday Evening, Post, Collier’s Magazine y Esquire, además vendió los derechos de sus novelas a Hollywood para la realización de películas.
Es reconocido como el mayor exponente literario de la década de 1920. Su segunda novela fue The Beautiful and Dammed (Bellos y Malditos)de 1922 a la que le siguió en 1925 El gran Gatzby, su obra maestra.
Su esposa fue diagnosticada de esquizofrenia  y Scott tuvo que alquilar una finca cerca a la clínica donde Zelda estaba hospitalizada, ahí escribió Tender is the night (Suave es la noche).
Debido a carencias económicas Scott trabajó para la Metro Goldwyn Mayer escribiendo guiones, ese ambiente le sirvió para comenzar su última novela, que nunca concluyó,  The love of the last tycoon (El amor del último magnate), más tarde editada y publicada por Edmund Wilson.
F. S. Fitzgerald es además autor de novelas cortas, como El diamante tan grande como el Ritz, cuentos como El curioso caso de Benjamin Button, ensayos y obras de teatro.
La enfermedad y paulatina separación de Zelda y sus apuros económicos lo condujeron al alcoholismo y finalmente  falleció el 21 de diciembre de 1940 en California a consecuencia de un ataque cardiaco.
La Generación perdida
Se conoce así a un grupo de escritores norteamericanos radicados en París en el periodo posterior a la Primera Guerra Mundial hasta la Gran Depresión. Recibieron esta denominación de la poetisa Gertrude Stein,  entre ellos destacan John Dos Passos, Ezra Pound, Erskine Caldwell, William Faulkner, Ernest Hemingway, John Steimberk y Francis Scott Fitzgerald. Ellos comparten en su literatura aspectos como el pesimismo y el desconcierto, la crueldad e inutilidad de la guerra, la era del jazz, la depresión económica y aspectos de la entonces decadente sociedad norteamericana.
El Gran Gatsby, (Fitzgerald), Las uvas de la ira (Steimbeck), Manhattan transfer (Dos Passos) son las novelas centrales de esta generación literaria inscrita dentro del modernismo.

Argumento y análisis de la novela
La obra maestra de F. S. Fitzgerald se desarrolla a comienzos de la década de los veinte en Estados Unidos, es decir durante el periodo de la Ley Seca. Esta  novela transcurre entre Long Island y New York, entre los ficticios escenarios de East Egg y West Egg.
El narrador testigo es Nick Carraway, que proviene de una familia acomodada y trabaja en la Bolsa e introduce a los personajes a través de la relación que tiene con ellos. El primero en aparecer es  Jay Gatsby, envuelto en un aura de misterio, es  dueño de un don extraordinario para saber esperar.
Carraway alquila una casa, sin saberlo, junto a la mansión de Jay Gatsby,  en West Egg, un lugar menos elitista pero casi tan elegante como East Egg, donde viven los adinerados Buchanan.
Daisy Buchanan es su prima y Tom, un atlético jugador de polo con un cuerpo cruel y arrogantes pupilas es su millonario esposo, ambos son por sí solos enormemente ricos.
La historia que revela Nick Carraway comienza una noche en casa de los Buchanan, donde es invitado a cenar. Allí se reencuentra con su prima Daisy quien le presenta a su amiga Jordan Baker, bella tenista con quien Nick tiene una corta relación. Las mujeres se presentan como dos figuras vestidas de blanco que parecen volar y demuestran siempre una actitud infantil.  Durante la comida se menciona el nombre de Gatsby, desconocido hasta entonces para Nick; además en la conversación se denota un marcado paternalismo muy dominante y casi machista, de Tom hacia su ingenua y bella esposa quien intuye la existencia de una amante en su matrimonio.
Cuando Daisy le habla de su hija a Carraway, menciona que lo mejor que le puede ocurrir a la pequeña es ser una mujer bonita y tonta.  Durante la novela se revela que Daisy renuncia a su rol de madre, cediendo su maternidad a la niñera para vivir tranquilamente la lujosa y frívola vida que le ha tocado.
Al regresar a casa en West Egg, Nick ve a un elegante hombre, que días después identifica como Gatsby. Este parece querer alcanzar una luz verde sobre el mar. Más adelante, esa luz simbolizaría a Daisy, su amada que vive al otro lado de la bahía, un ideal inaprehensible.
A continuación aparecen los ojos del doctor T. J. Eckleburg, que simulan ser la mirada de un dios testigo que solo puede observar mas no intervenir en los sucesos que ocurren bajo sus pupilas. En otro capítulo, George Wilson  señalando ese cartel publicitario y regañando a su esposa le dice que nadie puede engañar a Dios que  lo mira todo. Es la única alusión a la religión que revela Fitzgerald en su novela.
Un día Tom Buchanan lleva a Nick a conocer a su amante. Juntos llegan en su auto hasta el taller mecánico de Wilson.  George Wilson es el trabajador esposo de Myrtle, la amante de Tom que anhela la vida lujosa que su marido no puede ofrecerle pero que obtiene con Buchanan. Myrtle es descrita como una  bella pero casi vulgar mujer, muy diferente de la preciosa y refinada Daisy. La señora  Wilson lleva a Nick y a Tom a una fiesta en el departamento que su millonario amante le ha regalado. Se trata  de una reunión simple e improvisada, con pintorescos personajes de clase media que se divierten y embriagan sin elegancia en una celebración íntima, muy distinta de las fastuosas fiestas que ofrece Jay Gatsby en su mansión.
El narrador describe que semanalmente la casa vecina recibía invitados y demás asistentes a las increíbles celebraciones a cargo del misterioso Gatsby, sobre quien se inventaban historias y rumores como el hecho de que él fuera contrabandista de alcohol, sobrino del káiser y primo del diablo. Carraway recibe formalmente la invitación a una de esas fiestas. Allí se encuentra con Jordan Baker y poco antes de que todos se retiren Nick conoce al famoso, enigmático, encantador, formal y elegante Jay Gatsby quien le ofrece su amistad jurando su origen noble, su educación en Oxford y sus condecoraciones de la guerra.
Nick Carraway deja escapar aspectos de su personalidad en ciertas ocasiones mientras su posición es más bien la de un observador que emite juicios sobre los demás de vez en cuando.
Gatsby, magnate de las droguerías, gana poco a poco la confianza del receloso Nick que ya acude con cierta frecuencia a su palacete. En una ocasión le presenta al Señor Wolfsheim, un judío con el que tiene negocios. Esa misma tarde Tom y Jay se cruzan en el restaurante pero no intercambia palabra, Jay desaparece.
Durante un paseo de Nick con Jordan Baker, ella le cuenta que Gatsby y Daisy tuvieron un romance antes que él partiera a la guerra  con la promesa de regresar. Daisy estuvo a punto de romper su compromiso con Tom, con quien pretendía llenar la ausencia de Jay, finalmente se casaron y fueron felices en algunas ocasiones, luego de algunos años la ilusión de Daisy por Gatsby había regresado al matrimonio Buchanan con la misma intensidad. Mientras tanto Gatsby amasaba su fortuna y una vez convertido en un rico más, compró una mansión en el extremo opuesto a la de Daisy solo para tenerla cerca.
Jay, investigando la afinidad de Carraway con su amada, le propuse que la invitara a tomar el té en su casa a la que él acudiría sorpresivamente. Así una tarde lluviosa sucede el reencuentro y efectivamente en la sala de Nick. Luego los tres van a conocer el palacio de Gatsby.
Haciendo un paréntesis en su narración y proyectándose al futuro de su relato,  Carraway revela la verdad sobre su enigmático amigo para desmentir al lector los  rumores levantados sobre el magnate. James Gatz era su verdadero nombre, hijo de campesinos, se cambió de nombre a los diecisiete y creó una nueva identidad a la que se aferró para hacerla realidad. Conoció al acaudalado Dan Cody para quien trabajó cinco años en los que se abrió camino moviéndose en el fascinante mundo del millonario.  Dan Cody le heredó su fortuna, pero por asuntos legales nunca pudo cobrarla sin embargo se llevó de él su educación y la manera de parecer un rico caballero, el narrador no confirma de donde proviene la fortuna de su amigo, envuelto todavía en sospechosa reserva.
Daisy invita a su primo y a Gatsby a cenar, allí Tom se muestra receloso e investiga los secretos del amigo de su esposa. Jay les devuelve la invitación y acuden todos a una fiesta donde Tom pretende desprestigiar a anfitrión diciendo que era un contrabandista de alcohol.
Días después Jay regresa a casa de los Buchanan y espera que Daisy le confiese la verdad a su esposo y lo abandone para retomar el amor que tuvieron cinco años antes. En una discusión embarazosa Daisy no puede decirle a su marido que nunca lo quiso y desesperada hace que Nick, Jordan, Jay y Tom la acompañen a la ciudad en un caluroso día. Intercambian autos y llegan al Hotel Plaza donde Tom finalmente dice todo lo que sabe, toda la verdad sobre Jay Gatsby acusándolo de intentar corromper su matrimonio y antes de mostrarse celoso, trata a Daisy con paternalismo tratando de hacer que se olvide de ese pequeño asunto y continúe su lujosa vida junto a él. La imagen de Gatsby se desmorona ante todos y  ciertamente confundida Daisy   y él regresan a East Egg en el carro de Jay mientras los demás vuelven en el auto de Tom.
Nick introduce el accidente. Tom, Nick y Jordan se acercan a la multitud aglomerada frente al taller de Wilson y descubren que su mujer aparentemente fue atropellada por Gatsbby.  Esa misma noche Jay le confiesa a Carraway que fue Daisy la que conducía pero que él asumiría la culpa para protegerla.
Para evitar más inconvenientes Tom habla con el esposo de su amante y deja entrever que fue el contrabandista Gatsby el autor del accidente.
Una vez en East Egg, Carraway se despide hastiado de esos ricos que lo que mejor sabían era guardar las apariencias. De camino a casa se encuentra con Jay, que le cuenta todo y dice esperar que Daisy deje a Tom para irse con él. Sin darle esperanzas Nick deja a su amigo sabiendo que lo que espera no sucederá.
Lo siguiente ocurre muy rápido. Wilson encuentra a Gatsby y creyéndolo culpable de la muerte de Myrtle, le dispara mortalmente y luego se suicida. Nick se entera del asunto e intenta contactar con su prima pero descubre que ella y Tom se han ido de viaje. Desesperado y conmovido Carraway busca a los supuestos amigos de Gatsby pero nadie quiere saber de él, se da cuenta que es el su único amigo. El padre de James Gatz acude al entierro de su hijo y el misterio que envolvía al gran Gatsby desaparece con él.

Comentario y valoración de la novela
F. S. Fitzgerald ofrece en El Gran Gatsby, la imagen de una sociedad norteamericana decadente sobretodo en la clase alta. Por medio de sus personajes Tom y Daisy Buchanan, el autor desfigura y revela la superficialidad de la élite estadounidense de la postguerra: Tom y Daisy eran descuidados e indiferentes, aplastaban cosas y seres humanos y luego se refugiaban en su dinero o en su amplia irreflexión, o lo que demonios fuese que les mantenía unidos, dejando a los demás que arreglaran los destrozos que habían hecho.
Aquella sociedad que atravesaba el periodo de Ley Seca, experimentó cambios tanto en la música, el baile y la moda. Jordan y Daisy representan a esa clase de mujeres liberadas con derecho al voto a partir de 1920, y que visten faldas y cabello corto que forman parte de la extravagancia de las fiestas y banquetes de la época decadente en el sentido moral  y no financiero por el rápido crecimiento económico que produjo el fin de la guerra.
Además de estar rodeados de dinero, los ricos de esa sociedad eran personas que guardaban mejor que nadie las apariencias y ocultaban sus problemas domésticos entre las paredes de sus mansiones. El desprecio que mostraban a los demás, los pobres y los negros, era producto de un afán dominante que el blanco y rico ejercía sobre los otros, incluidas las mujeres de su propia casta, apreciadas solo por su belleza y poca capacidad de entender lo que ocurre alrededor. Para ilustrar lo anterior, tomamos una frase de Tom Buchanan: “ somos nosotros, la raza dominante, los que hemos de vigilar a las demás razas, si no queremos que sean ellas las que nos dominen”.
El prototipo de hombre en esa época es similar al de nuestra actualidad: cuerpo impresionante, paternalismo que roza los límites del machismo, promiscuidad justificada y tendencia a ignorar a los que no son iguales a él. La figura de la mujer que casi siempre se muestra como un ornamento de finos vestidos y joyas que se pasea por opulentas mansiones.
Fitzgerald ofrece la comparación entre los ricos, los más ricos y los pobres que habitan espacios diferentes. En el primer grupo se encuentra Gatsby, acusado de corrupción y rechazado por no ser de origen aristocrático, este singular personaje pierde su identidad y se empeña en olvidar su origen para convertirse en un magnate que pasa por encima de la ley para conseguir su fortuna;  en el segundo grupo están los Buchanan, que viven en una esfera de lujos que los separa del resto del mundo, luego están los pobres, George Wilson y Henry Gatz, que consiguen con esfuerzo lo que otros obtienen por herencia. Myrtle y Jordan son mujeres que pretenden formar parte de la clase alta rodeándose de la materialidad y entablando relaciones con los que pertenecen a esta. Nick Carraway conoce todos los sustratos de aquella sociedad pero su rol es el de un testigo que contempla horrorizado las relaciones de todos ellos y el afán de sortear las barreras sociales que los separan.
La alienación es uno de los tópicos más resaltantes de esta novela. Gatsby y Mirtle son dos ejemplos claves para comprender la renuncia de estos seres a sí mismos para lograr dinero y poder.
Fitzgerald complementa la historia del gran Jay Gatsby con descripciones que apelan a todos los sentidos. El simbolismo de los colores es una característica del modernismo que trae a colación el autor en esta novela. El amarillo que representa la riqueza y rodea a Tom Buchanan; el blanco característico de  la inocencia de Daisy; el verde por la vitalidad y el azul por la irrealidad que acompañan a Gatsby, son solo algunos ejemplos.

Bibliografía
Fitzgerald, Scott. (1925). El gran Gatsby. Argentina: Ediciones Orbis (1983)
Van Spanckeren, Kathyrin. (2007). Literatura de Estados Unidos en síntesis.