Argumento:
La autora de esta
novela, Zoila Vega Salvatierra, divide la narración en tres enunciadores, la
primera es Rosa Francisca Ureta, quien cuenta todo desde su diario, luego está
Rosa Ureta como narrador omnisciente que cuenta las aventuras de su amigo el
doctor Alcántara, finalmente un segundo sujeto enunciador es Antonia Bermejo
mediante cuyas cartas se desarrolla la otra parte de la historia.
Rosa Ureta y su prima
Juanita, ayudadas por Mariano Goyeneche, consiguen entrar a las ruinas de la
Catedral recientemente incendiada, en sus exploraciones Rosa encuentra una
tumba donde el cráneo del cadáver descansa sobre una cajita. Luego de que un
peón rescata esa cajita y se la vende, Rosa y su prima descubren dentro las
cartas que Antonia de Bermejo le escribía al padre Gregorio y a su amado Alonso
de Zárate. Juanita muere tiempo después y
Rosa muy enferma cree que su dolencia proviene de una maldición de
Antonia de Bermejo por haber leído sus cartas.
Las cartas narran como
Antonia, mujer viuda perteneciente a la aristocracia arequipeña, decide
remodelar su casa y para eso le encarga el trabajo a un joven arquitecto de
quien se enamora: Alonso de Zárate, que interrumpe su labor para reconstruir la
Catedral luego del terremoto que la ha destruido. Un día Alonso le enseña a la
viuda el diseño de un ángel que el joven mandará tallar para adornar el techo
de la pequeña capilla de la Catedral.
Antonia quien vive
encerrada por voluntad propia en su casa, no le dice nunca a Alonso que lo ama,
sino que fantasea con él en sueños. Un día Alonso le pide que ayude a Micaela Suárez, la joven madre de un niño
enfermo; Antonia para complacerlo accede
a emplear a su amiga. Tiempo después Alonso anuncia su matrimonio con Micaela y
pide a Antonia que sea la madrina. Antonia llena de ira y celos, decide no llorar
la pérdida del amor de Alonso pues aunque sabía que él no se enamoraría de
ella, soñaba con que le correspondería alguna vez; pero planea una terrible
venganza.
La venganza de la viuda
se lleva a cabo una noche en la que invita a la pareja a cenar en su casa; solo
asiste Alonso ya que según el plan de Antonia, Micaela estaba muy enferma tras
haber recibido como obsequio unos vestidos infectados con tifus. Antonia
envenena la comida de su amado y lleva su cuerpo agonizante a la morir en la Catedral bajo la promesa de enterrar a
Micaela cerca de él. Así Cápac Cocha,
es un embrujo incaico que exige el
sacrificio de dos víctimas de corazón
puro y enamorado, para proteger contra
la destrucción una obra muy importante, en tal caso, la Catedral. Antonia
cumple su promesa y hace enterrar a los amantes bajo el altar mayor del templo.
En la tumba de Alonso deposita el cofre con sus cartas y un relicario con la
foto del joven arquitecto.
Por otro lado Rosa
Ureta escribe en su diario las aventuras de Alcántara. El doctor ha encontrado
un cadáver en las ruinas de la Catedral incendiada, hace las investigaciones
buscando el cadáver en la fosa común que el Obispo manda destruir; luego
pregunta al jardinero del monasterio y
descubre que el cadáver es el de un joven seminarista. Alcántara va a la
cárcel a buscar mas pistas sobre un nuevo cadáver encontrado cerca al río, se
trata de Apaza, el esposo de doña Atanasia. Alcántara
descubre sin querer que esa mujer ha mandado matar a su marido por haber
descubierto que le era infiel.
Luego obtiene
información adicional que lo lleva hasta Cayma, donde encuentra la tumba de
Carmela Cisneros, una joven mujer que ha sido enterrada bajo un sauce. Mientras Alcántara indaga sobre el cadáver de
la Catedral y el de Cayma, recibe las visitas de Emilio Uceda, el Querubín
Negro, un joven muy apuesto que está en el seminario. Uceda le pide al médico
que no siga con sus investigaciones y Alcántara cree que el Querubín es enviado
por el obispo para detener la búsqueda de la verdad en el caso de los dos
cadáveres. Finalmente el Obispo invita a cenar a Alcántara y para evitar que
difunda una verdad errónea le confiesa que el cuerpo quemado encontrado en la
Catedral es el de Arturo Campos, seminarista asesinado por Uceda en una
discusión antes de que comenzara el incendio. Al día siguiente Alcántara recibe
a Uceda en su consultorio y él también termina confesando que enamorado de
Carmela, joven que lo despreciaba y prefería el amor de Arturo, se vio obligado
a espiarlos ese día del fatal incendio. En una pelea Emilio mata a Arturo y huye
creyendo que Carmela ya se había puesto a salvo del fuego que comenzaba a
destruir la Catedral. Unos días después se entera que Carmela nunca salió del
incendio y encuentra su cadáver en el mismo templo, por eso decide enterrarla a
escondidas. Uceda es castigado por el Obispo quien lo manda a un pueblo de la
sierra.
Resuelto el caso
Alcántara va a casa de Rosa Ureta y le cuenta el desenlace de la historia, ella
le narra lo leído en las cartas de Antonia Bermejo y concluye
que la maldición de la viuda se ha roto tras la muerte de los dos amantes en la
Catedral, eso asegura un nuevo Cápac
Cocha para la Catedral que es restaurada por Lucas Poblete.
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