lunes, 24 de junio de 2013

EL TÚNEL


Ernesto Sabato nació en junio de 1911.  Fue hijo de inmigrantes italianos de clase media. Por muchos años fue miembro del Partido Comunista en Argentina. Estudió un Doctorado en Física y por medio de una beca viajó a París para trabajar en un laboratorio, en esos años conoció la vida bohemia y se acercó al movimiento surrealista parisino. En 1943 decidió abandonar la ciencia para entregarse a la Literatura y la pintura.  En 1948 recibió el Premio Miguel de Cervantes. En 2009 fue propuesto como candidato al Premio Nobel de Literatura.  Falleció el 30 de abril de  2011.  Ha escrito solamente tres novelas con las que ha alcanzado reconocimiento y fama: El túnel (1948), Sobre héroes y tumbas (1961) y Abaddon el exterminador (1974). Además  es autor de muchos ensayos como El otro rostro del peronismo, Diálogos con Jorge Luis Borges, Nunca más. Informe de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas, entre otros.

La crítica posterior a la publicación de El túnel, califica esta obra maestra de Sabato como una novela psicológica de corte existencialista. De acuerdo a esto, la nueva novela latinoamericana da espacio a una temática que se deslinda de temas sociales y políticos, así es roto todo vínculo con la forma tradicional de la ficción. Por otra parte, como señala Alfredo Veiravé en Literatura hispanoamericana, la figura del lector también cambia, es decir este deja de ser  lector pasivo para convertirse en lector cómplice, esto es precisamente lo que sugiere la novela de Sabato, ya que el narrador protagonista a través de un monólogo describe no solo la acción sino también su propio pensamiento.
Juan Pablo Castel, el protagonista,  se presenta como el asesino de María Iribarne y a medida que avanza la narración, en primer lugar justifica su confesión aludiendo su propia vanidad y el deseo de ser comprendido por lo menos por un lector; luego  revela cómo fue el primer encuentro entre él y la mujer de quien se enamora,  su relación y el desenlace de su romance en una trágica escena del crimen.
Castel es un antihéroe típico, un individuo a quien le importa un bledo la opinión y la justicia de los hombres,  se trata de un sujeto perturbado por sus propias convicciones,  de un pintor que odia a los críticos de su obra y se obsesiona con una mujer que se fija en un detalle de su  cuadro  ignorado por los demás.
El tercer capítulo es uno de los más atractivos ya que desde esta parte de la novela se encuentra una pista que conecta el final de la historia. El detalle que la hasta entonces desconocida mujer observa en el cuadro de Castel es precisamente la escena de una playa solitaria con una mujer que miraba el mar. A partir de ese hecho, Castel concibe a María como un ser excepcional que ha comprendido su pintura, por eso de avoca a buscarla hasta dar con ella.  Este detalle se vuelve real en el capítulo veintisiete, luego de que Castel y María se desembarazan de Hunter y Mimí para retirarse a la playa, entonces María se convierte en la mujer solitaria del cuadro mirando el mar, y es cuando Castel se da cuenta que también ella es un ser lleno de fealdad e insignificancia capaz de cosas innobles pues  le manifiesta que no es la primera vez que estando casada se involucra así con un hombre. Castel  se da cuenta que la odia hasta el punto de querer matarla ahí mismo, porque esa revelación hace que el velo con que se cubría María cayera mostrando su fealdad confesada de ser la esposa adúltera de un ciego,  la incestuosa amante del  primo y su propia musa.  Más tarde Juan Pablo se da cuenta que  también Hunter se suma a la lista de amantes de la horrible María Iribarne, y enloquece. Luego Castel comprende que  está solo y que el túnel de María junto al suyo nunca existió pues mientras él transcurría  su vida en un pasadizo con ventanas a las que se asomaba para conocer el mundo, María  bailaba despreocupadamente a lo lejos.  Juan Pablo Castel se sintió infinitamente más solitario y volcó su frustración  en un violento ataque empuñando un cuchillo en el pecho y vientre de María.
Si se busca una explicación para este desenlace, la respuesta podría ser que el ser humano, según el psicoanálisis de Freud, tiene la pulsión de la muerte que procura primero en la autodestrucción —en tal caso Castel pasó varios días en un limbo de embriaguez que terminó por oscurecer su visión del mundo, este adormecimiento voluntario de la razón refleja el deseo de la renuncia a la vida, anulando la percepción del mundo por medio del alcohol— luego esta pulsión se convierte en un violento deseo de destrucción, así Castel decide  acabar ya no con la propia vida sino con la causa del sufrimiento, en tal caso personificada por María Iribarne.
De la lectura de El túnel, se concluye que la nueva novela latinoamericana además de romper con los cánones de ficción vinculada a una razón social;  desarrolla un universo temático desligado de motivos sociales o políticos anteriores donde la Literatura era un vehículo para la formación de la idea de nación o la  defensa de un grupo particular de individuos para dar lugar  a la exploración subjetiva de la existencia del ser humano y este es el nuevo motivo de la narrativa de autores como Bioy Casares y Ernesto Sabato,  en tal  caso la novela de este admirable escritor argentino le permite al lector una interiorización de su propia conducta para descubrir los motivos de muchos actos que parecen irracionales.

Biografía
Sabato, Ernesto: El túnel,  Editorial Seix Barral S. A. Barcelona, 1948
      Veriravé, Alfredo: Literatura hispanoamericana. Editorial Kapelusz, Buenos Aires

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