jueves, 7 de noviembre de 2013

INFORME SOBRE CIEGOS



Al recorrer  las calles céntricas de nuestra ciudad no será difícil toparnos con un invidente y en general la primera reacción que tendremos al verlo acercarse a nosotros será la de apartarnos sigilosamente y dejarle el paso libre; para no involucrarnos demasiado incluso dejaremos que avance un poco antes de continuar nuestro camino sintiéndonos afortunados de no estar en sus zapatos. Por otro lado, si nos cruzamos con un incapacitado visual en alguna esquina lo primero que solemos hacer es esperar que alguien más se ofrezca a ayudarle a cruzar la pista y si para mala suerte nadie más se ha percatado de la situación, alguna voz de nuestra conciencia que apela a la empatía, a la solidaridad con el menos favorecido, nos invitará a guiarlo amablemente hasta el otro extremo de la calle.

Sucede por el contrario algo conmovedor después del horario de misas en la Iglesia de la Compañía. Si uno pasa por ahí y presta atención, verá como un grupo regular de niños y adolescentes ciegos son conducidos de regreso a casa por una religiosa.  El hecho de que se trate de niños invidentes sobre todo si parecen no tener más de diez años  caminando muy lentamente en fila, casi sin separar los pies del suelo y confiando en la dirección del guía  parece emocionar a más de un peatón que retrasa su marcha para observar  que  a pesar de que tropiezan, caen y se levantan, los pequeños no lloran y los más grandes conservan el buen humor.

No será extraño ver que alguna señora, un joven estudiante  o un ciudadano cualquiera que uniéndose a la causa tome de la mano a uno de esos niños ciegos y se ofrezca a caminar con él hasta su destino: el Centro Educativo Especial para ciegos “Nuestra Señora del Pilar”, ubicado en la Av. Zamácola Nº 120,  una institución  pública que brinda educación inicial y primaria además de los servicios de estimulación temprana, biblioteca e imprenta braille y asesoramiento para  la integración social de sus alumnos.


Sin aplaudir exageradamente este gesto, un  ejemplo así  deberá motivar a pensarlo dos veces antes de fingir indiferencia ante la realidad del discapacitado que si bien no reclama atención, requiere en ocasiones cierto interés por parte de sus colegas de la raza humana. 

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