martes, 10 de julio de 2012

MANIFIESTO DEL DOLOR


Intenté ahogar mis dolores, pero ellos aprendieron a nadar.
Frida Kahlo
Cuando subes y bajas del dolor
Mostrando cicatrices
De hace tiempo
Mario Benedetti

Quien  ha experimentado algún tipo de dolor físico, de menor o mayor intensidad, en alguna ocasión, sabe que esta respuesta sensorial es por demás desagradable. Para el ser humano existe además otro tipo de dolor, el dolor emocional, o si se prefiere; psicológico,  el cual cobra distintos  matices.
A diferencia del dolor físico, respuesta esencialmente somática que puede ser ubicada en alguna parte del cuerpo humano y por lo tanto tratada con fármacos; el dolor emocional no está ubicado físicamente en ningún órgano, no puede ser detectado por la medicina ni tratado por ella, por lo tanto es más difícil de manejar.  Ese dolor es identificable subjetivamente, como una presión sobre el pecho que impide la respiración, como un dolor generalizado que en apariencia  no está en ningún lado pero sigue abiertamente presente.
Este dolor se presenta tras una ruptura del yo interior con el mundo, nace como resultado de situaciones críticas como una separación, la muerte de un ser querido, el descubrimiento de una infidelidad, el desamor, el desengaño, el rechazo, la soledad, un vacío interior, o como consecuencia inmediata de una  enfermedad y/o discapacidad  permanente, surge también por haber sido víctima de  violencia familiar, abuso sexual,  etc. Cualquiera que sea la génesis del dolor emocional,  las personas que lo padecen buscan vías de escape, caminos a seguir para alejarse de él, herramientas para desplazarlo a  un plano más bien físico,  maneras de expresarlo corporalmente, todas ellas,  rutas de salida.
El dolor se manifiesta de muchas formas y estas a la vez son vías de escape.
Aunque se intente combatirlo; es difícil desconocer una herida abierta, latente, que corroe, destruye y mata. No se puede ignorar el dolor, al estar presente, al mínimo roce despierta de un letargo momentáneo;  tampoco es posible  tratar de ocultarlo, aunque es preferible no dar muestras de este padecimiento para no evocar la mirada compasiva de quien es ajeno a él;  lo que sí es factible es reemplazarlo por un mal menor.
Entre las prácticas para escapar del dolor, están las altamente autodestructivas, otras son  menos peligrosas. Pero al fin y al cabo estos mecanismos de liberación  son en realidad ¿adicción al dolor o vías de escape?
Existen entonces rutas alternas al dolor, de entre ellas; la salida más fácil es ciertamente la más peligrosa: el Self Injury, también llamado autolesión, autodaño, parasuicidio, autoflagelación o automutilación. El parasuicidio  un tema sobre el que se prefiere guardar silencio,  es una realidad escondida  pero presente en la sociedad actual. Esta es sin duda una de las principales vías de escape al dolor.
 El Self Injury consite en autoinflingirse daño para liberarse del dolor emocional, de la furia, la ansiedad, de pensamientos negativos y sirve además para  canalizar emociones. Esta práctica compulsiva es, contrariamente, a lo que se piensa, una manera de afrontar desórdenes emocionales y no expresa ideas suicidas sino el deseo de liberación. Se asocia a problemas psiquiátricos como el trastorno de la personalidad limítrofe, el trastorno borderline, la psicosis, alteraciones de la conducta alimenticia y otros tipos de alteraciones nerviosas clínicamente diagnosticadas. Conductas auto destructivas, que se practican en secreto para no llamar la atención, incluyen entre las más comunes: cortes, rasguños  o quemaduras de la piel, mordidas, golpes, jalones de cabellos y  fracturas de huesos, todas auto infligidas. Todas ellas son intentos por reemplazar el dolor emocional con el dolor físico, ciertamente más llevadero, es una herramienta por la cual, la persona que hace uso de ella, puede liberarse del dolor, miedo o ansiedad que experimenta. Estas conductas son significativas y hasta llegan a convertirse en rituales para combatir el dolor. Sirven para desplazar el dolor interno al externo. Las heridas y cicatrices producidas por estas conductas sirven también para ayudar a aliviar el sufrimiento de la víctima, es por eso que son tan celosamente ocultadas.
Otras formas de escape del dolor están estrechamente ligadas a la anorexia y la bulimia. Lo que la mayoría ignora es que quienes practican este estilo de vida, padecen un dolor profundo que es enfocado en el propio cuerpo, buscando estéticamente la mejor manera de sobrellevarlo, desvían la atención del padecimiento psicológico,   a la tortura del cuerpo..  En la anorexia  el tormento emocional  es reemplazado por la idolatría a la figura esbelta que tanto mujeres como hombres quieren lograr con ayunos y dietas estrictas y en la bulimia, la ingesta compulsiva de alimentos, es también una forma de afrontar la ansiedad, así como los vómitos auto inducidos funcionan como herramienta de liberación; en ambos casos el dolor se proyecta en la comida y literalmente  este es autoexpulsado del cuerpo. Ambas conductas en su mayoría son generadas por algún trauma de índole familiar como abuso sexual o  violencia, situaciones dolorosas que desatan esta cadena autodestructiva, pero que a la vez sirven como vía de salida al sufrimiento emocional.
Existen otras prácticas que ocultan un  significado ligado al dolor emocional en sí mismas; son los tatuajes y los piercings. Quienes las han experimentado, han encontrado una manifestación estética para el dolor emocional.
Al igual que el Self Injury, los tatuajes y los piercings son formas de reemplazar el sufrimiento emocional por dolor físico.
En la mayoría de casos, las personas que se tatúan la piel, también persiguen un fin estético. Generalmente hacerse un tatuaje es una manera de expresar disconformidad con el cuerpo o alguna parte de él, muchas personas que se han tatuado han manifestado no sentirse a gusto con su cuerpo y mediante los tatuajes, han logrado modificar y mejorar, no siempre, las partes con las que  lidiaban. Un ejemplo, aunque tal vez bizarro, es el de una mujer mexicana, tatuada de pies a cabeza y con cientos de perforaciones en todo su cuerpo;  que ha encontrado en los tatuajes y piercings la mejor forma de escapar de su dolor, el caso de la Mujer Vampiro, como se hace llamar, víctima de violencia familiar desde su niñez y aun en su primer matrimonio, vio su redención en estas controvertidas prácticas, ella ha declarado que encontraba refugio y liberación para su dolor y cada vez que se hacia un tatuaje o se colocaba  un piercing.
Son muchos los ejemplos de personas con tatuajes, que han encontrados en esta vía de escape, la verdadera solución a su dolor. Y habiendo comenzado con uno, han terminado por tatuarse todo el cuerpo o tener perforaciones en partes inusuales y por demás extremadamente molestas. Pero los tatuajes en la sociedad actual aun no han sido aceptados del todo, todavía existen prejuicios morales y religiosos contra esta práctica, sin duda no todos son infundados, pues el contagio de enfermedades y la exposición a una infección en la parte afectada, son también compartidos, y no sin razón  por quienes protestan también  en contra de los piercings. Someterse a estas sesiones con un fin no solo estético, sino sobre todo  emocional, puede parecer la vía más estética de salida al dolor.
Tatuajes y piercings son considerados también por quienes los poseen, en su cuerpo, como trofeos de guerra. Personas con tatuajes y perforaciones ven en estos, la superación de su dolor, convertido ya en una victoria,  convertido en olvido, reemplazado por  estética, por arte. Dolor superado, pasado.  No obstante existe una minoría que ve en   estas herramientas,  un recordatorio del dolor pero sin duda,  ya pasado.
Son muchas las personas que también se han escapado del dolor entregándose al alcohol, las drogas y el tabaco, para deshacerse además de la soledad. Sin ahondar en estos temas, al igual que las anteriores conductas de salida, el alcohol y las drogas son los que socialmente han sido mejor asumidos, pero no del todo aceptados, en el caso de las drogas, pero son también las herramientas que más han comprometido la salud de la persona y repercutido en su entorno cercano y en la sociedad en general, viéndose ahora como los males que los gobiernos del mundo están dispuestos a erradicar a toda costa.
Existe también quien reemplaza el dolor por placer, en ciertas ocasiones por placer sexual;  en sí misma esta práctica demuestra las dos naturalezas del ser humano, más propenso a sufrir que a sentir placer.
Dormir por largas horas  también sirve para distraer  al  dolor, pero solamente actúa en ese plano, como elemento de distracción.  También existe una tendencia a enfocar el dolor, de manera inconsciente, en  ver televisión o navegar en la Internet por largas horas. Sin embargo esta vía sirve sólo como forma de engaño, pues cuando termina el programa o se apaga la computadora, el dolor no se ha ido a ningún lado.

Otra forma de escape del dolor es, después del deporte, el arte.  Leer, escribir, fotografiar, dibujar, pintar, tallar, esculpir, etc;  sin duda son opciones más sanas pero menos comunes. Muchos genios han volcado su dolor en el arte, y como resultado de este, han surgido obras verdaderamente desgarradoras e impactantes pero a la vez altamente catárticas. 
Tenemos en la historia del mundo personas que se han sometido a alguna o a varias de estas prácticas para salir de su entierro. Entre ellas Frida Kahlo, pintora mexicana, se refugió no solo en el alcohol y las drogas sino que retrató su propio dolor físico y emocional en cuadros que trasmiten sufrimiento, escapando de este y a la vez proyectándolo.
Las obras de Frida Kahlo son un  claro ejemplo del dolor emocional y  físico expiado con el arte a lo largo de toda la  vida de esta mujer, después del accidente que le destrozó la columna vertebral y a causa de las infidelidades y disgustos con su esposo, el muralista diego Rivera; Frida escapó, manifestó, combatió  y venció su dolor con el arte.
Árbol de la esperanza, mantente firme, es una obra de esta pintora que retrata el dolor físico y emocional que le causó una cirugía frustrada; Las dos Fridas, es otra muestra del dolor de Kahlo, producto de la separación de su esposo Diego Rivera por una infidelidad, El venado herido, muestra también el sufrimiento que le causó el mal resultado de una operación que aliviaría sus dolores de espalda, de la imposibilidad de tener hijos y el dolor provocado por el primer aborto que tuvo Frida,  surgió Henry Ford Hospital (la cama volando)  pero sin duda es innegable que La columna rota, es la máxima manifestación de dolor emocional y físico, de la artista.
Personas psicológicamente destrozadas y físicamente maltratadas han tratado por muchos medios y a cualquier precio, escaparse, liberarse y salir del dolor, algunas de ellas lo han vencido y superado, otras, siguen procurando la salida; llevando su cruz por el camino del calvario, tratando de expiar  inconscientemente su dolor  en una búsqueda incesante y casi frenética por librarse de él.
En suma, todas estas conductas no son formas de adicción al sufrimiento,  sino que   derivan del dolor  y en  con  él se redimen.   
Estos caminos son vías de expiación. Formas de redención, de libertad. Porque ¿qué es lo que  el ser humano ha buscado desde siempre sino la felicidad? Y ¿qué es lo que lo ha alejado de su fin inmediato sino el dolor?  
Por último, el cuerpo es un templo, todas las religiones del mundo coinciden en esto, el cuerpo es sagrado, el ser humano debe considerar sagrado a su cuerpo, respetarlo, no dañarlo de ninguna manera, en fin, una solución práctica al dolor, es la catarsis que ofrece el arte, la forma incorrecta de librarse del dolor, es maltratando el cuerpo.                   










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