lunes, 20 de agosto de 2012

EL OTRO EN EL DESCUBRIMIENTO DE AMÉRICA


Del Perú para el mundo
Hace un par de días en un noticiero matinal vi el nuevo comercial de la Marca Perú en Italia. El primero fue en Nebraska, Estados Unidos, y esta vez la cuidad escogida fue Loreto, en la región italiana de Ancona.
 La idea del spot publicitario es promocionar  y mostrar la diversidad cultural de nuestro país en las ciudades homónimas de ciudades peruanas, en el extranjero. El objetivo más importante  es, como siempre,  promocionar el turismo. La manera que apunta a lograr esa meta es muy original. Un vehículo para exponer la diversidad y belleza de nuestro país en otros continentes, es  la gastronomía pero como plato de fondo, mostrar al peruano aborigen de la selva o del ande en su estado  natural, es siempre la mejor manera de llamar la atención.
 Así en este caso, en la primera parte del spot, los embajadores de la Marca Perú, un grupo de artistas conocidos  y vestidos convencionalmente, y otro grupo  de nativos amazónicos de la comunidad de los Bora, por su puesto vestidos con sus llamativos  atuendos selváticos confeccionados con tela  llanchama, y coloridos adornos de plumas, portando  cerbatanas, y  un instrumento llamado manguare, que utilizan para comunicarse;  bajan de un bus rojo y  con motivo de la fiesta de San Juan en el Perú y de San Giovanni en  Italia, que dicho sea de paso se celebra de manera totalmente opuesta, empiezan a convocar a los loretanos de Italia  a una pequeña feria gastronómica donde les invitan a probar los platos representativos  de la Amazonía como los juanes, el ceviche de paiche, el tacacho con cecina, los anticuchos de suri, así como bebidas a base de frutas como la carambola y el camu camu. Como parte de la decoración no podrían faltar las principales especies  de la fauna selvática: guacamayos, boas y monos;   como fondo musical suena la  canción de una agrupación de cumbia amazónica,  de pronto tanto peruanos como italianos loretanos, están comiendo, bebiendo y bailando;  en fin,  las imágenes muestran que todos disfrutan de la comida peruana de la selva así como de  la compañía de los singulares personajes bora, sin duda  las limitaciones  del desconocimiento de los bora del idioma italiano  y el dialecto hablado en la región de Ancona, y de los italianos del dialecto bora y del español, no impiden que la fiesta continúe . En la segunda parte del comercial un nativo bora, simula navegar  en una embarcación rústica de madera tallada  con ruedas, por las calles de Loreto, luego se muestra a un chamán  selvático dándole una demostración  de  medicina natural de la selva a un par de ancianos, asegurándoles que esas  hierbas son la solución para sus malestares, además se bromea con las bebidas afrodisiacas que los peruanos les ofrecen a los italianos para que puedan procrear hijos esa misma noche. El spot tiene una tercera parte en la que un actor muestra a un grupo de visitantes  en el museo,  unos cuadros renacentistas italianos, y a la vez unos cuadros del artista peruano Cristian Bendayan,  que funcionan a manera de parodia del arte europeo en contraposición del arte exuberante y tropical de  la selva que retrata Bendayán.  Finalmente en la rivera de un riachuelo los bora, encabezados por el jefe, metafóricamente pretenden insuflar de vida al pequeño río para que se parezca más al caudaloso Amazonas, los loretanos de Perú y de Italia formando un círculo y tomados de la mano, con los ojos cerrados, siguen la oración del nativo que entierra las semillas de árboles como la ceiba y otros que son importantes en la selva peruana, para hacer más fértil la tierra del  Loreto italiano, cuando el ritual ha terminado todos  se abrazan.  

Cuando el almirante Cristóbal Colón  y su  reacia tripulación llegaron a la isla de Guanahaní, un viernes doce de octubre,  allá por mil cuatrocientos noventa y dos;  la historia del mundo cambió. Este hecho es de vital importancia porque como afirma Todorov: 
“El  descubrimiento de América, o más bien de los americanos, es sin duda el encuentro más asombroso de nuestra historia. En el descubrimiento de los demás continentes y los demás hombres no existe realmente ese sentimiento de extrañeza radical.” (Todorov 1987, La conquista de América, el problema del otro. p. 14)
Sin duda la razón más relevante en el encuentro de dos mundos es que  el “yo” europeo descubrió al “otro” americano, el “yo” americano descubrió al “otro” europeo.  Aunque en el imaginario de Colón la tierra a la que había arribado no era otra que el reino del Gran Khan, o el Asia, comúnmente llamado las Indias orientales.
En el comercial de la Marca Perú, si quitamos de escena a los artistas que no son nativos bora,  nos  quedamos con  una suerte de parodia del descubrimiento de América.   En primer lugar porque son los mismos nativos loretanos quienes van a demostrar su existencia a otro continente, en segundo lugar porque al igual que en el caso de Colón y los tripulantes que llegaron con él hasta San Salvador, el primer problema  al que se enfrentaron es en el proceso de comunicación por  la diferencia del código lingüístico que permita el intercambio eficaz del mensaje;  luego, la apariencia física de los bora que intensifica el contraste de dos razas , por ejemplo la piel más oscura, el cabello negro y no muy largo,  la  estatura baja,  y la contextura delgada; por otro lado, la vestimenta juega un papel importante en este “descubrimiento”, los boras visten sus trajes característicos y exuberantes que los cubren muy pobremente además llevan  marcas pintadas en el rostro que los hacen parecer más aguerridos, más salvajes.  Los bora, salen al encuentro de los europeos, de raza blanca y cabello claro, significativamente más altos que ellos, vistiendo jeans, casacas y zapatillas, con  headphones y celulares modernísimos, las mujeres maquilladas y algunas con el cabello teñido de colores extraños. El contraste nuevamente salta a la vista. Dos grupos heterogéneos que sin entenderse pueden convivir, tal como Colón y los descubridores del Nuevo Mundo, dos razas diferentes que se asombran los unos de los otros, ellos, los bora, ofreciéndoles comida, tal como hicieron los tahínos el día que vieron esas extrañas y enormes balsas llegar del mar, y ellos, los italianos, comiendo el pescado crudo y los gusanos que les llevan los nativos selváticos. Ambas culturas se abrazan literal y metafóricamente, ambas razas tratan de conocerse en los otros por medio de sus diferencias.

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