Y
Bang Bang!
una bala mortal en el blanco b.b
tú,
eres el sobreviviente de esas noches que se dilataban en el fondo de un vasito
mi yo poético
de los platillos voladores
del blues
de intentos fallidos e ilaciones absurdas
de mis errores
de mis lágrimas secas a las tres de la madrugada
de las cicatrices bajo una manga larga
el que salió corriendo asustado y traicionado
quien oía profecías y se callaba la boca con las manos
quien soñaba el fin del mundo
el de las premoniciones no calculadas
el que se tomaba muy en serio un deja vú
aquel que se enamoraba con rabia
sin amor, sin odio
de a mentira y con background de verdad
quien era el más fiel, el más silencioso
quien tenía las ideas más funestas y las palabras más perpetuas
ese, al que lo mandaban a consumir pastillitas para controlar su locura agridulce
el del más coherente sin sentido
el de los insomnios del olvido, de las alfombras con forma de pez, el de los árboles rosapastel de mi jardín
el preferido y coronado rey de todo lo poseedor de un encanto incomprensible y de una belleza más que todo surrealista
el hacedor de circuitos de pesadillas en el primer tren de los sueños
aquel que se curó doblando las rodillas e inclinando su cabeza ante el Creador
ese, mi yo;
a quien siempre, siempre y siempre voy a amar con la sensatez y el raciocinio oportunos que me han faltado toda la vida.
Bang Bang!
una bala mortal en el blanco b.b
tú,
eres el sobreviviente de esas noches que se dilataban en el fondo de un vasito
mi yo poético
de los platillos voladores
del blues
de intentos fallidos e ilaciones absurdas
de mis errores
de mis lágrimas secas a las tres de la madrugada
de las cicatrices bajo una manga larga
el que salió corriendo asustado y traicionado
quien oía profecías y se callaba la boca con las manos
quien soñaba el fin del mundo
el de las premoniciones no calculadas
el que se tomaba muy en serio un deja vú
aquel que se enamoraba con rabia
sin amor, sin odio
de a mentira y con background de verdad
quien era el más fiel, el más silencioso
quien tenía las ideas más funestas y las palabras más perpetuas
ese, al que lo mandaban a consumir pastillitas para controlar su locura agridulce
el del más coherente sin sentido
el de los insomnios del olvido, de las alfombras con forma de pez, el de los árboles rosapastel de mi jardín
el preferido y coronado rey de todo lo poseedor de un encanto incomprensible y de una belleza más que todo surrealista
el hacedor de circuitos de pesadillas en el primer tren de los sueños
aquel que se curó doblando las rodillas e inclinando su cabeza ante el Creador
ese, mi yo;
a quien siempre, siempre y siempre voy a amar con la sensatez y el raciocinio oportunos que me han faltado toda la vida.
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