lunes, 29 de octubre de 2012

UNA FIESTA PAGANA



El segundo día del mes de Noviembre  se conmemora a los Fieles Difuntos, esa fecha popularmente conocida como el Día de los Muertos,  es una celebración de origen religioso donde los deudos visitan las tumbas de familiares y amigos que ya no viven terrenalmente entre ellos.
Sin duda, semejante festividad es también consecuencia de una larga tradición en casi todo el mundo y por supuesto, nuestro querido Perú nunca es ajeno a las costumbres, ritos y supercherías;  prácticas de toda la vida  que  no faltan en los hogares más aferrados a la tradición popular; e increíblemente aun en el mundo globalizado en el que vivimos, por estas tierras lejanas siguen y seguirán en pie tantísimas fiestas populares. Y es que la Iglesia Cristiana Católica ofrece a sus fieles una larga lista de fechas en los calendarios donde se señala alguna festividad que es muy bien aprovechada también por los comerciantes. Semana Santa, el Señor de los Milagros, la fiesta de los Fieles Difuntos, Navidad, pasando por días de Santos y Vírgenes,  entre otros; son motivo para que nuestras calles se saturen  de vendedores ambulantes que ofrecen además de  flores y cachivaches, un sin número de objetos que los compradores afiebrados se aseguran de llevar a casa, creyendo justo y necesario tener el Domingo de Pascua una cruz de ramos, una vela morada para la procesión del Cristo Moreno, una corona de flores para el día de los muertos, un muñeco de Papá Noel y una corona de adviento, en Navidad o la ropa interior amarilla para el Año Nuevo. Mención aparte tienen los platos típicos de esas fechas, ¿quién no ha comido un caldo de Pascua el domingo de Resurrección o el turrón y la mazamorra morada en Octubre, una wawa el primero de Noviembre o el alienado pavo para la Noche Buena además de las doce uvas por el Año Nuevo?  Tradiciones que se disfrutan mejor en familia, hacen que la vida diaria, a veces monótona, se torne feliz en la  deliciosa sobremesa de uno de esos feriados largos.  Pero lo más importante de todo lo relacionado con esas costumbres, es que son los pilares base no solo de la religiosidad popular sino, sobretodo del folclore de nuestro  riquísimo Perú, el país de las maravillas. Sin embargo cuando una solemnidad  pierde su principal sentido, se torna en una arraigada fiesta pagana.
Se ha perdido el sentido casi todas las celebraciones católicas, para proponer un ejemplo no tan repetido me inclino en esta ocasión al día de los Fieles Difuntos.  ¿Cuál fue el verdadero sentido de esta fecha?  Elevar una plegaria  por la salvación de las almas que aun no han alcanzado el cielo. ¿En qué se ha convertido esta festividad? En una fiesta pagana de adoración a los muertos. 
No obstante, cuando el verdadero sentido ya ha sido olvidado, la Iglesia Católica se esfuerza, tal vez no tan infructuosamente;  en elevar una misa Requiem por el alma de los que descansan o no,  en la presencia del Señor, salvando quizás así la primera intención de esta conmemoración cristiana.
Sin embargo estas celebraciones, que casi han perdido su esencia, han cobrado nueva significación en los hogares peruanos. En este caso, el de la fiesta de los Fieles Difuntos; la celebración comienza el último día de Octubre, cuando los niños y jóvenes empujados por la moda y la sin razón, movidos por la invasión de la cultura norteamericana, salen disfrazados a las calles y las fiestas que se han propagado como todo lo que propone la televisión; mientras sus padres,  los menos alienados, salen a cantar el “Mal Paso” o cualquier otro vals popular, para al día siguiente, el primero de Noviembre, ir al cementerio con toda la familia y llevarle flores y oraciones  a la tumba del familiar ausente. Pero llevar flores al cementerio no es lo único que se hace; en realidad, después de atravesar una larga fila de puestos de vendedoras de coronas, la familia que llega a la tumba debe iniciar todo un rito, después de colocar las flores, el jefe de la familia indica que se rece  por el “almita” del difunto, enseguida, aunque no en todos los casos, se le otorga al finado una ofrenda de alimentos y bebidas y se conversa con él, contándole las penas y alegrías que le ocurre a la familia; pero lo que es peor; existe la firme creencia de que el alma del fallecido volverá a la tierra y disfrutará de lo que le han puesto sobre la tumba; por eso no es raro ver por esas fechas, conjuntos de mariachis que entonan las canciones preferidas del familiar mientras  que los demás bailan y beben cerca del  nicho. ¿Es o no esta celebración una fiesta pagana de adoración a los muertos?  Una sola es la respuesta, una respuesta afirmativa. Felizmente todo termina la noche del dos de Noviembre  cuando los familiares del difunto esperan que el alma del fallecido visite su casa  y es por eso que aun se conserva la costumbre de colocar detrás de la puerta de entrada,  un altar con fotografías y recuerdos del finado;  recipientes de postres y frutas para que el alma no piense que sus deudos lo han olvidado y pueda  regresar de donde vino, cielo, infierno o purgatorio; para los creyentes.
A manera de conclusión quiero terminar estas líneas reafirmándome en mi noción y es que,  todo en este mundo literalmente tiene su lado amable, como lo diría un maestro de la comedia; con esto me refiero a  que si bien  la religiosidad popular se presta para grandes celebraciones, también  da lugar a que las fiestas de la Iglesia Católica pasen  de ser cristianas solemnidades para convertirse en motivo necesario de paganismo, entre ellas, la principal, el Día de los Fieles Difuntos;  y no debería ser así  pero también es verdad que estas arraigadas tradiciones  constituyen uno de los pilares del folclore y parte importante en nuestra cultura.

CONTENIDO INTELECTUAL DE LA ADMINISTRADORA DE ESTE BLOG 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es cierto; estas arraigadas Tradiciones constituyen una Expresión Popular y un Manifiesto Cultural que nunca deberíamos perder.
Muy buena Entrada.
Un abrazo.