El segundo día del mes de Noviembre se conmemora a los Fieles Difuntos, esa fecha
popularmente conocida como el Día de los Muertos, es una celebración de origen religioso donde
los deudos visitan las tumbas de familiares y amigos que ya no viven terrenalmente
entre ellos.
Sin duda, semejante festividad es también
consecuencia de una larga tradición en casi todo el mundo y por supuesto,
nuestro querido Perú nunca es ajeno a las costumbres, ritos y supercherías; prácticas de toda la vida que no
faltan en los hogares más aferrados a la tradición popular; e increíblemente
aun en el mundo globalizado en el que vivimos, por estas tierras lejanas siguen
y seguirán en pie tantísimas fiestas populares. Y es que la Iglesia Cristiana
Católica ofrece a sus fieles una larga lista de fechas en los calendarios donde
se señala alguna festividad que es muy bien aprovechada también por los
comerciantes. Semana Santa, el Señor de los Milagros, la fiesta de los Fieles
Difuntos, Navidad, pasando por días de Santos y Vírgenes, entre otros; son motivo para que nuestras
calles se saturen de vendedores ambulantes
que ofrecen además de flores y cachivaches,
un sin número de objetos que los compradores afiebrados se aseguran de llevar a
casa, creyendo justo y necesario tener el Domingo de Pascua una cruz de ramos,
una vela morada para la procesión del Cristo Moreno, una corona de flores para
el día de los muertos, un muñeco de Papá Noel y una corona de adviento, en
Navidad o la ropa interior amarilla para el Año Nuevo. Mención aparte tienen
los platos típicos de esas fechas, ¿quién no ha comido un caldo de Pascua el
domingo de Resurrección o el turrón y la mazamorra morada en Octubre, una wawa el primero de Noviembre o el
alienado pavo para la Noche Buena además de las doce uvas por el Año
Nuevo? Tradiciones que se disfrutan
mejor en familia, hacen que la vida diaria, a veces monótona, se torne feliz en
la deliciosa sobremesa de uno de esos
feriados largos. Pero lo más importante
de todo lo relacionado con esas costumbres, es que son los pilares base no solo
de la religiosidad popular sino, sobretodo del folclore de nuestro riquísimo Perú, el país de las maravillas.
Sin embargo cuando una solemnidad pierde
su principal sentido, se torna en una arraigada fiesta pagana.
Se ha perdido el sentido casi todas las
celebraciones católicas, para proponer un ejemplo no tan repetido me inclino en
esta ocasión al día de los Fieles Difuntos. ¿Cuál fue el verdadero sentido de esta fecha? Elevar una plegaria por la salvación de las almas que aun no han
alcanzado el cielo. ¿En qué se ha convertido esta festividad? En una fiesta
pagana de adoración a los muertos.
No obstante, cuando el verdadero sentido ya ha sido
olvidado, la Iglesia Católica se esfuerza, tal vez no tan
infructuosamente; en elevar una misa
Requiem por el alma de los que descansan o no, en la presencia del Señor, salvando quizás así
la primera intención de esta conmemoración cristiana.
Sin embargo estas celebraciones, que casi han perdido
su esencia, han cobrado nueva significación en los hogares peruanos. En este
caso, el de la fiesta de los Fieles Difuntos; la celebración comienza el último
día de Octubre, cuando los niños y jóvenes empujados por la moda y la sin razón,
movidos por la invasión de la cultura norteamericana, salen disfrazados a las
calles y las fiestas que se han propagado como todo lo que propone la
televisión; mientras sus padres, los
menos alienados, salen a cantar el “Mal Paso” o cualquier otro vals popular,
para al día siguiente, el primero de Noviembre, ir al cementerio con toda la
familia y llevarle flores y oraciones a
la tumba del familiar ausente. Pero llevar flores al cementerio no es lo único
que se hace; en realidad, después de atravesar una larga fila de puestos de
vendedoras de coronas, la familia que llega a la tumba debe iniciar todo un
rito, después de colocar las flores, el jefe de la familia indica que se rece por el “almita” del difunto, enseguida, aunque
no en todos los casos, se le otorga al finado una ofrenda de alimentos y bebidas
y se conversa con él, contándole las penas y alegrías que le ocurre a la
familia; pero lo que es peor; existe la firme creencia de que el alma del
fallecido volverá a la tierra y disfrutará de lo que le han puesto sobre la
tumba; por eso no es raro ver por esas fechas, conjuntos de mariachis que
entonan las canciones preferidas del familiar mientras que los demás bailan y beben cerca del nicho. ¿Es o no esta celebración una fiesta
pagana de adoración a los muertos? Una
sola es la respuesta, una respuesta afirmativa. Felizmente todo termina la
noche del dos de Noviembre cuando los
familiares del difunto esperan que el alma del fallecido visite su casa y es por eso que aun se conserva la costumbre
de colocar detrás de la puerta de entrada,
un altar con fotografías y recuerdos del finado; recipientes de postres y frutas para que el
alma no piense que sus deudos lo han olvidado y pueda regresar de donde vino, cielo, infierno o
purgatorio; para los creyentes.
A manera de conclusión quiero terminar estas líneas
reafirmándome en mi noción y es que, todo
en este mundo literalmente tiene su lado amable, como lo diría un maestro de la
comedia; con esto me refiero a que si
bien la religiosidad popular se presta
para grandes celebraciones, también da
lugar a que las fiestas de la Iglesia Católica pasen de ser cristianas solemnidades para
convertirse en motivo necesario de paganismo, entre ellas, la principal, el Día
de los Fieles Difuntos; y no debería ser
así pero también es verdad que estas
arraigadas tradiciones constituyen uno
de los pilares del folclore y parte importante en nuestra cultura.
CONTENIDO INTELECTUAL DE LA ADMINISTRADORA DE ESTE BLOG
Citar fuente:http://elamorconsagralamor.blogspot.com/
1 comentario:
Es cierto; estas arraigadas Tradiciones constituyen una Expresión Popular y un Manifiesto Cultural que nunca deberíamos perder.
Muy buena Entrada.
Un abrazo.
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