jueves, 21 de noviembre de 2013

EL ANIMAL MORIBUNDO



Philip Milton Roth  nació en Nueva Jersey en marzo de 1933.  Ejerció docencia universitaria en Princeton y Pennsylvania hasta 1992. Sirvió dos años en el ejército y publicó cuentos, críticas y reseñas de películas en revistas. Se ha convertido en un escritor muy influyente para la literatura norteamericana por su prolífica producción novelística y por haber recibido varios premios como el Pulitzer en 1988,  Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 2012, etc.

Ha publicado las siguientes novelas: Goodbye, Columbus (1959), Deudas y dolores (1962), Cuando ella era buena (1967), El mal de Portnoy (1969), Nuestra pandilla (1971), La gran novela americana (1973), Mi vida como hombre (1974), El pecho (1972), El profesor del deseo (1977), El escritor fantasma (1981), Engaño (1990), Operación Shylock (1993), El teatro de Sabbath (1995),  La conjura contra América (2004), Zuckerman encadenado, Zuckerman desencadenado (1981), La lección de anatomía(1983), La orgía de Praga (1985), La contravida (1986), Pastoral americana (1997), Me casé con un comunista (1998), La mancha humana (2000), Sale el espectro (2007), El animal moribundo (2001), Elegía (2006), Indignación (2008), La humillación (2009) y Némesis (2010).

En  El animal moribundo, Roth explora la naturaleza del deseo sexual  y el temor a la muerte a través de dos personajes: David Kepesh, un respetado académico y profesor universitario de sesenta años y Consuelo, bella y joven estudiante de raíces cubanas. Ambos personajes además ejemplifican el cambio de  una sociedad decadente que  comienza a aceptar el divorcio y la homosexualidad como consecuencia de un cambio en las normas de conducta suscitada por el cambio de siglo y el estilo de vida que reclama la postmodernidad.

Roth, mediante el narrador protagonista David Kepesh, confiere al texto un corte intimista pues su novela es casi un monólogo con un interlocutor que nunca responde pero que es cómplice y confidente de las confesiones sobre la vida privada del profesor y la historia de su relación obsesiva y morbosa con su alumna Consuelo; este interlocutor es otra joven mujer que Kepesh ha atraído hasta su departamento, pero también es el propio lector.

Esta novela también representa un juego de poder que se basa en la dominación del otro por medio del deseo sexual ya que en ciertos pasajes de la novela se refiere que David Kepesh era dominado no solo por la belleza física de Consuelo, a la que se rendía guiado por sus instintos,  sino sobre todo por el hecho de que ella sea un objeto de deseo inalcanzable que quiere poseer pero que solo puede asir por instantes durante el coito. Podemos ejemplificar lo anterior por medio de las palabras que  George, amigo del profesor,  dirige a Kepesh:
La separación estética quedó eliminada cuando no pudiste contenerte y te arrodillaste (…) Yo diría, Dave, que eso constituye el abandono de una posición crítica. Adórame, te dice(…) y lo haces. Es ella quien te penetra.
Esta penetración simbólica de la mujer hacia el hombre puede ser indicio de la anulación de la pasividad sexual de la mujer que pasa de ser un cuerpo que da placer a uno que lo reclama para sí mismo y que tiene el poder de darlo o de negárselo  al otro.

Por otra parte el hedonismo de Kepesh que se demuestra a buscar como bien supremo la satisfacción constante de sus deseos sexuales, hace que reniegue del matrimonio y de la familia y considere esta unión más bien como una cadena que le impediría  abandonarse a  la búsqueda de nuevos cuerpos, nuevas formas para la misma sensación, esto denota también un fenómeno social del siglo XXI: el rechazar el matrimonio por la unión libre.  
Me casé una vez cuando era veinteañero, ese primer matrimonio por el que pasan tantos hombres (…) es tan malo como el campamento de reclutas (…) Tras aquella experiencia, estaba decidido a no vivir nunca más en la jaula.

Esta situación de huída del matrimonio se repite con Kenny,  el hijo de Kepesh, que arrastra los errores del padre que odia pero al que acude en busca de no de aprobación sino como tratando de justificar el abandono de su familia tal como David lo hizo.
En cuanto al temor a la muerte y a la vejez que desarrolla Roth en esta novela, a pesar de que es Consuelo la que enferma de cáncer terminal, es David el que le teme más a la decadencia física pues cuando comprueba que el cuerpo perfecto de Consuelo pronto perderá su esplendor se da cuenta que él mismo ha envejecido y que efectivamente se acerca a la muerte por un camino tan corto como el que transita repentinamente su amada.

El animal moribundo es además una novela de transgresiones ya que por ejemplo se rompe la norma socialmente aceptada sobre el vínculo que separa en lugar de unir a un profesor y su alumna, a un hombre de sesenta años y una mujer de veinte. Se rompe también la idea de unión familiar cuando uno de los protagonistas huye de la esposa y el otro de la tutela de los padres, además  el sujeto destinado a conformar la sociedad apela más bien al individualismo, en lugar de un hogar, este busca solo una habitación en la que pueda desnudar su naturaleza y abandonarse libremente incluso a la deformidad de sus pasiones.

Philip Roth ha logrado reflejar la decadencia social en esta novela llena de personajes al servicio ya no de la razón ni del sentimiento sino del placer sexual.








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