miércoles, 31 de octubre de 2012
lunes, 29 de octubre de 2012
UNA FIESTA PAGANA
El segundo día del mes de Noviembre se conmemora a los Fieles Difuntos, esa fecha
popularmente conocida como el Día de los Muertos, es una celebración de origen religioso donde
los deudos visitan las tumbas de familiares y amigos que ya no viven terrenalmente
entre ellos.
Sin duda, semejante festividad es también
consecuencia de una larga tradición en casi todo el mundo y por supuesto,
nuestro querido Perú nunca es ajeno a las costumbres, ritos y supercherías; prácticas de toda la vida que no
faltan en los hogares más aferrados a la tradición popular; e increíblemente
aun en el mundo globalizado en el que vivimos, por estas tierras lejanas siguen
y seguirán en pie tantísimas fiestas populares. Y es que la Iglesia Cristiana
Católica ofrece a sus fieles una larga lista de fechas en los calendarios donde
se señala alguna festividad que es muy bien aprovechada también por los
comerciantes. Semana Santa, el Señor de los Milagros, la fiesta de los Fieles
Difuntos, Navidad, pasando por días de Santos y Vírgenes, entre otros; son motivo para que nuestras
calles se saturen de vendedores ambulantes
que ofrecen además de flores y cachivaches,
un sin número de objetos que los compradores afiebrados se aseguran de llevar a
casa, creyendo justo y necesario tener el Domingo de Pascua una cruz de ramos,
una vela morada para la procesión del Cristo Moreno, una corona de flores para
el día de los muertos, un muñeco de Papá Noel y una corona de adviento, en
Navidad o la ropa interior amarilla para el Año Nuevo. Mención aparte tienen
los platos típicos de esas fechas, ¿quién no ha comido un caldo de Pascua el
domingo de Resurrección o el turrón y la mazamorra morada en Octubre, una wawa el primero de Noviembre o el
alienado pavo para la Noche Buena además de las doce uvas por el Año
Nuevo? Tradiciones que se disfrutan
mejor en familia, hacen que la vida diaria, a veces monótona, se torne feliz en
la deliciosa sobremesa de uno de esos
feriados largos. Pero lo más importante
de todo lo relacionado con esas costumbres, es que son los pilares base no solo
de la religiosidad popular sino, sobretodo del folclore de nuestro riquísimo Perú, el país de las maravillas.
Sin embargo cuando una solemnidad pierde
su principal sentido, se torna en una arraigada fiesta pagana.
Se ha perdido el sentido casi todas las
celebraciones católicas, para proponer un ejemplo no tan repetido me inclino en
esta ocasión al día de los Fieles Difuntos. ¿Cuál fue el verdadero sentido de esta fecha? Elevar una plegaria por la salvación de las almas que aun no han
alcanzado el cielo. ¿En qué se ha convertido esta festividad? En una fiesta
pagana de adoración a los muertos.
No obstante, cuando el verdadero sentido ya ha sido
olvidado, la Iglesia Católica se esfuerza, tal vez no tan
infructuosamente; en elevar una misa
Requiem por el alma de los que descansan o no, en la presencia del Señor, salvando quizás así
la primera intención de esta conmemoración cristiana.
Sin embargo estas celebraciones, que casi han perdido
su esencia, han cobrado nueva significación en los hogares peruanos. En este
caso, el de la fiesta de los Fieles Difuntos; la celebración comienza el último
día de Octubre, cuando los niños y jóvenes empujados por la moda y la sin razón,
movidos por la invasión de la cultura norteamericana, salen disfrazados a las
calles y las fiestas que se han propagado como todo lo que propone la
televisión; mientras sus padres, los
menos alienados, salen a cantar el “Mal Paso” o cualquier otro vals popular,
para al día siguiente, el primero de Noviembre, ir al cementerio con toda la
familia y llevarle flores y oraciones a
la tumba del familiar ausente. Pero llevar flores al cementerio no es lo único
que se hace; en realidad, después de atravesar una larga fila de puestos de
vendedoras de coronas, la familia que llega a la tumba debe iniciar todo un
rito, después de colocar las flores, el jefe de la familia indica que se rece por el “almita” del difunto, enseguida, aunque
no en todos los casos, se le otorga al finado una ofrenda de alimentos y bebidas
y se conversa con él, contándole las penas y alegrías que le ocurre a la
familia; pero lo que es peor; existe la firme creencia de que el alma del
fallecido volverá a la tierra y disfrutará de lo que le han puesto sobre la
tumba; por eso no es raro ver por esas fechas, conjuntos de mariachis que
entonan las canciones preferidas del familiar mientras que los demás bailan y beben cerca del nicho. ¿Es o no esta celebración una fiesta
pagana de adoración a los muertos? Una
sola es la respuesta, una respuesta afirmativa. Felizmente todo termina la
noche del dos de Noviembre cuando los
familiares del difunto esperan que el alma del fallecido visite su casa y es por eso que aun se conserva la costumbre
de colocar detrás de la puerta de entrada,
un altar con fotografías y recuerdos del finado; recipientes de postres y frutas para que el
alma no piense que sus deudos lo han olvidado y pueda regresar de donde vino, cielo, infierno o
purgatorio; para los creyentes.
A manera de conclusión quiero terminar estas líneas
reafirmándome en mi noción y es que, todo
en este mundo literalmente tiene su lado amable, como lo diría un maestro de la
comedia; con esto me refiero a que si
bien la religiosidad popular se presta
para grandes celebraciones, también da
lugar a que las fiestas de la Iglesia Católica pasen de ser cristianas solemnidades para
convertirse en motivo necesario de paganismo, entre ellas, la principal, el Día
de los Fieles Difuntos; y no debería ser
así pero también es verdad que estas
arraigadas tradiciones constituyen uno
de los pilares del folclore y parte importante en nuestra cultura.
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AREQUIPA EN TRES POETAS
Alberto Hidalgo Lobato nació en Arequipa en 1897, César
Atahualpa Rodríguez en 1889 y Guillermo
Mercado Barroso en 1904. Tres poetas que han hecho de su poesía la más bella expresión de la tierra donde
nacieron. Tres poetas nacidos casi siete años uno después del otro, supieron
retratar a Arequipa de similar manera. Hidalgo, vanguardista mientras que Atahualpa y Mercado regionalistas consagrados
a Arequipa, captan con un mismo sentimiento a esta cuidad al pie del volcán.
Es evidente que la primera imagen de Arequipa es la
de un paisaje campestre, como alude Mercado en uno de sus poemas que empieza
con la descripción del sol y de paisajes
montañosos, donde habitan en armonía los
árboles y las aves; dice Mercado
de esta cuidad, en su poema Ausencia de Arequipa:
En el
aliento guerrero de un Inca vino tu alma,
Y hecha de
sol y de llanto de tus paisajes
Brotaste un
día del sueño de tus montañas
Soleada
lejanía del alma, aldea de la
ternura,
tu nombre lo escribe un vuelo tendido de golondrinas,
tus árboles envejecidos, lejanos, se mecen en mi cariño
y toda mi pena se va alegre a repartirse
en las alas de tus pájaros...
Cuidad tallada en ternura, alegre apretón de árboles y casas
en el abrazo de tus montañas…
A su estilo César Atahualpa refleja casi
la misma imagen de Arequipa como paisaje rural en el poema del mismo nombre,
donde refiere elementos campestres como rosales, maizales, surcos, palomas,
arroyos y bosques:
La tierra huele a germen, a besos los rosales;
Un mastín plañidero ladra al sol del camino;
Las palomas se ayuntan en la paz del molino
Y un estremecimiento pasa por los maizales.
De los estercoleros vienen brisas termales;
Por la raya del surco se pierde un campesino…
Hidalgo, por su parte, aludiendo
también al paisaje campestre, en un mismo poema escribe:
…De la que forman parte la tristeza fluvial y la verdura…
Arequipa y sus fábricas de flores naturales
Asimismo la añoranza del poeta que escribe
estando lejos de su tierra, también la comparten César Atahualpa y Guillermo
Mercado:
Un poema de Mercado dice en la tristeza de
la lejanía de Arequipa:
A esta distancia tengo abrazado el pecho
a la sombra de tus aldeas,
y las palabras Yumina, Sachaca, Yanahuara, Cayma,
son las cumbres de mi voz y de mi canto…
te recuerdo callado, triste como tus tardes,
pero así me quedo con los ojos abrazados a tus crepúsulos
o mascando una rama de tu cielo.
Años antes, Atahualpa escribiría con
similar nostalgia:
Y
cuando miro a vuelo de ave
la lejanía de los campos
me llueve en los ojos un suave
relampagueo de lampos.
la lejanía de los campos
me llueve en los ojos un suave
relampagueo de lampos.
Y en
los senderos infinitos,
sobre las ménsulas complejas,
guiñan sus luces los distritos
como sonámbulas abejas.
sobre las ménsulas complejas,
guiñan sus luces los distritos
como sonámbulas abejas.
De la misma forma la personificación de Arequipa como mujer es interesante y
recurrente en la poesía de estos tres escritores. Por ejemplo Hidalgo dibuja entre versos a una
mujer de claro rostro, alegando tal vez a la piel clara de las arequipeñas, a
una mujer deseable como un higo, fruto que se encuentra en casi todas las
huertas de las familias arequipeñas, como a una novia, como una virgen inalcanzable que viste
corpiño y polleras, no blusas y faldas burguesas, aludiendo aquí a la imagen de
Arequipa todavía como espacio rural y no del todo urbano. Escribe
Hidalgo en su poema XXI:
Arequipa cuidad de claro rostro
De corpiño opulento y excitante como un higo posible
Y pantorrillas de sillar que aguantan el peso de las casas
Ciudad a la que nadie se ha atrevido a meterle
la mano en las
polleras…
Y a la que se la quiere como a una novia siempre saboreada…
Similar
personificación retrata César Atahualpa, quien muestra a una mujer del campo
que dócil espera entre la naturaleza la llegada de su amado.
Tú me esperas sumisa perdida en la floresta
Acechando la giba ruinosa de la cuesta,
Por donde llego siempre cargado de ilusiones
Y al encontrarte sola frente al cálido ambiente,
Con un beso sonoro purifico tu frente;
Y al estampido vuelan parvadas de gorriones.
Mercado también encarna a Arequipa como
mujer campesina en su poesía de la siguiente manera:
Tierra chola como eres de trenzas y de lampa,
Te veo siempre bajo el atado de tus miserias o bailando
Bajo el pendón alegre de tus domingos…
Es importante resaltar que
en esta la representación de la
mujer que es Arequipa, es más bien tierna
y no sensual, pues ante todo se trata de una campesina que
se supone, desconoce los vicios y costumbres de la cuidad, pues sobre todo los
tres poetas retratan a Arequipa en la
abundante campiña de la época que comparten y no en la urbe capitalista de
nuestra actualidad, invadida más por centros comerciales, que por extensiones
agrícolas.
El Misti también es un tema recurrente en
la poesía de Hidalgo, Atahualpa y Mercado. Este volcán es también personificado
de singular manera por los tres poetas, para Hidalgo el volcán es un humano
gallardo, soberbio y arrogante que saluda con sombrero en mano y a la vez es un
inca de frente nevada y coronada de estrellas:
Soberbio, lleno de altivez, ufano
de su bella apostura y gallardía,
cuando amanece, el Misti con humano
sentimiento bendice el nuevo día.
Los gallos le saludan desde el llano
con una orquestación de algarabía,
que él contesta, arrogante, con un vano
gesto de nieve de su testa fría.
Al ocultarse el Sol en el poniente,
parece un inca de nevada frente
coronado de innúmeras centellas.
Para Atahualpa, en cambio el Misti es un
pastor huraño y fervoroso que evoca una oración al cielo:
Torbellino de tierra y de granito,
Rotundo cono sobre el suelo;
La nube le hace a veces un capelo
De Cardenal…Señor del infinito.
Su fe de nacimiento no se ha escrito;
Tiene entrañas caducas, y es su anhelo
Tender los labios hacia el puro cielo,
Como en una oración, todo contrito...
Levanta su amenaza. Siempre huraño,
Como el pastor que engorda a su rebaño,
Mira pacer las casas de Arequipa
Mercado describe al Misti como el amante
de la mujer-tierra Arequipa:
La tierra se movió como una mujer
al abrazo del volcán, su amo y señor,
que la besó sonoramente, lujuriante,
como besara un rey a su esclava salvaje.
Y la tierra tembló terrible y sensual,
bajo el beso de lava del volcán.
Por otro lado, la descripción
arquitectónica de Arequipa en la poesía de los tres escritores es similar, por ejemplo Atahualpa Rodríguez
escribe de los muros, las calles y las torres de la catedral:
Fuertes
muros enanos en callejas estrechas,
Vías
que con sinuosas contorsiones están
O muy
cerca del templo de abigarradas flechas
O de
la granja ruda donde dormita un can.
Torres
como cabezas de elefante, con brechas,
Por
cuyas hendiduras las golondrinas van…
Mientras que Mercado expone las calles en Ausencia de Arequipa:
calles,
arterias que salen del corazón
por donde
ha corrido la democracia…
calles de
Arequipa hechas para el pie desnudo y sonoro de
tus
campanas…
ciudad
tallada en ternura
tu blancura
vuela y despierta el sueño de tus jardines…
Y la blancura del sillar del que están hechas las
calles que encierran la historia de nuestra ciudad, en La entrada de sillares:
Pega su
estirón el camino y saltan del paisajes
los
sillares como volúmenes
unos de
revolución…
los
sillares cargados como están de días soleados,
de ríos en
entrada,
de
relinchos,
de gritos
y de
jaranas.
Además la religiosidad del pueblo arequipeño es sin duda una
característica común también en la
lírica de los tres poetas:
Hidalgo escribe:
Arequipa y los médicos que les recetan Dios a sus
pacientes
Atahualpa hace lo propio en Oración:
Cristo
Hace ya rato
Que el mundo te ha visto;
Y que el hombre, animal
insensato,
Queriendo materializarte, para
mirarte
Ha pintado su propio retrato.
Mercado a su vez en un
conmovedor poema, Mi credo a Jesucristo,
retrata la fe de todo arequipeño creyente:
Creo en tus pasos por la tierra,
porque crece y sonríe la hierba humilde en ella…
Creo e la Cruz en que te mataron,
porque es siempre en una cruz trabajada de amor
donde vamos muriendo.
Creo en la mañana de tu resurrección,
porque es tu rostro el que resucita y preside
cada mañana de la miseria.
Finalmente, si se habla de
Arequipa, no se puede dejar de hablar de revolución, lo propio hacen Hidalgo,
Atahualpa y Mercado, en diferentes poemas.
Hidalgo en el poema XXI, escribe:
Ciudad con fisiología de semilla
pues donde caen un desacierto brota en
seguida una
revolución.
Atahualpa expresa el
sentido de revolución en Arequipa en dos
versos inmortalizados en los arcos de los portales del mirador de Yanahuara:
Aquí se hicieron
cañones de metal de las campanas para encauzar los desbordes de lavas
republicanas
Que el pueblo que
defiende en derecho lleva un muro invencible en cada pecho.
Pero es Guillermo Mercado quien con mayor énfasis alude a la revolución y al espíritu
contestatario de los arequipeños incitando a la lucha por los legítimos
derechos del pueblo en Mis credenciales:
Arequipa,
porque en
tu corazón
hecho de
lava y de ternura,
me consta
que la Patria atribulada
se sirve
el real
fermento
de su
libertad sagrada,
cada vez
que se alza la pálida
cuando
lobos y vampiros la succionan.
En El poema de tu historia:
Tensas tus
calles
se henchían
y desbordan
el torrente
embravecido de tu pueblo…
En los
pechos desabrochados
tus
corazones desenvolvían
y
enarbolaban
sus
banderas de sangre…
Así como en Poema y mensaje a mi pueblo:
Que la libertad que gozan ellos
será comedia de esclavos,
si no la viven, la trabajan y elevan
en la jornada suprema de cada día,
si no la saben en el pan, en el amor y en la idea.
Si no derruyen las celdas
de esas conciencias de barro,
para que ella entre en la vida
como el oxígeno, como el sol y como el agua.
Para concluir, tanto Alberto Hidalgo, como
César Atahualpa Rodríguez y Guillermo Mercado —que dada la salvedad de siete a
quince años de diferencia de edades, viven en el mismo espacio geográfico:
Arequipa todavía rural y no tanto urbana, alrededor del siglo diecinueve— poseen similar visión de Arequipa ya sea
tanto como paisaje campestre, así como espacio arquitectónico, de la misma
manera que expresan de equivalente
manera la personificación femenina de Arequipa como masculina del Misti así
como retratan la misma religiosidad y espíritu revolucionario de la cuidad que
a pesar del paso del tiempo, ha podido conservar —de no ser por la desaparición
del campo para dar lugar a la creciente urbe—
las mismas características hasta el día de hoy.
Texto y fotografías propias.
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LOS EUNUCOS INMORTALES Y LA REVOLUCIÓN DEL CINCUENTA
Oswaldo Reynoso en su novela Los eunucos inmortales, narra a través
de su personaje el profesor O —un ex catedrático de la Cantuta autoexiliado del
Perú, que ha conseguido posicionarse como traductor oficial en China— la revolución
estudiantil o la revuelta de Tian’ anmen de 1989.
Tras la muerte de Hu Yaobang,
un ex secretario del Partido Socialista, estalla una huelga de estudiantes que
toman la Plaza Tian’ anmen, en una protesta pacífica con la cual se exige representación
estudiantil en el gobierno así como se reclama en contra de la opresión del Partido y la pronta democratización
de este. Así en la protesta los jóvenes se unen y forman la Federación Autónoma de
Estudiantes, que pronto inician una huelga de hambre para radicalizar su
reclamo. Como suele suceder en
situaciones similares, tanto en la ficción como en la realidad, los medios de
prensa juegan un papel importante en la difusión de los hechos tanto si estos
son manipulados por las autoridades, como si verdaderamente muestran la
realidad tal como es y desde la visión de ambos bandos. En este caso, son los
propios jóvenes quienes procuran el diálogo y la negociación pública y
transmitida por radio y televisión, de los representantes estudiantiles con los
miembros del Partido.
Así en la novela escrita en primera persona y a
manera de diario de viajes y memorias de Reynoso cobran vida personajes admirables
como Liang, amigo del profesor O. y joven estudiante que se une a la huelga de
hambre en Tian’ anmen. He, Jo y Tin Tin, son también jóvenes chinos que no
participan directamente de la protesta, pero que se suman a ella desde su posición
de observadores. La ayi, ama de
llaves quien se encarga de atender y cocinar para el profesor O, es otro
entrañable personaje chino. Por otra
parte están los extranjeros, entre los cuales se encuentra Coco —estudiante
peruano que vive lo que el profesor O, no puede debido a su estado de recuperación
y convalecencia posoperatoria; se puede
decir que Coco encarna al propio profesor O en el ímpetu y la frustración de su
juventud— Katrin, la novia francesa de Coco, Tomas el ecuatoriano, Michel el
americano, Ester y otros estudiantes extranjeros radicados en China forman
parte del círculo de amigos del profesor O. y como él, no pueden evitar conmoverse ante la
situación que viven los jóvenes estudiantes chinos, puesto que no están permitidos de participar en
la protesta por su misma condición de extranjeros, y deben resignarse a dejar que los chinos den
la batalla que ellos no pueden. Estos personajes, que viven en el Hotel, lugar
destinado como vivienda para extranjeros, forman una hermandad que se sostiene
en lazos de amistad y nostalgia por la patria que dejaron; todos ellos tratan día
a día de aprender a conocer, para luego poder amar, ese imperio oriental que
los acoge con recelo.
Es interesante el rol de padre que
asume el profesor O, y que parece ser
reclamado en medio de todos los jóvenes extranjeros que de cierta manera forman
una familia singular. Por ser el mayor y en teoría el más sabio, todos los
demás confluyen a su alrededor y le rinden tributo con muestras de cariño y veneración
que él trata de retribuir sin lograrlo, frustrándose y renegando de su cuerpo y
de su enfermedad que lo imposibilita de encontrar la felicidad, la clave de la armonía cuya búsqueda lo ha motivado a dejar el Perú,
atravesar el mundo y llegar a la China. Esta utópica búsqueda de la felicidad también
la comparten los extranjeros que como él, han emprendido un viaje largo para
hallar lo que todo hombre procura.
Sin duda además de los
personajes de la novela de Reynoso, son interesantes las descripciones de las
costumbres orientales que el profesor O. descubre en la convivencia con los
chinos a lo largo de los diez años que permanece en la República Popular, conjuntamente con las descripciones de platos
de la memorable culinaria china ; así como son asombrosas las narraciones de
los recorridos que Liang hace con el
profesor O. en retribución por haberle
hecho escuchar la música clásica que estaba prohibida por el Partido, por ser
considerada como un gusto burgués inútil y despreciable.
El bello lenguaje poético de la
narrativa de Reynoso, se intercala con los magníficos monólogos del profesor O,
sobre las vivencias de su infancia en también poéticas rememoraciones del barrio de San Lázaro en Arequipa, que
pronto coinciden con el tema de fondo: la revolución del cincuenta.
Así, mientras el profesor O. y los demás, viven por medio de las trasmisiones televisivas, y
esperan el desenlace de la huelga
estudiantil y la respuesta de las autoridades, un día el profesor O decide
organizar un excursión clandestina y contraindicada a su delicado estado de
salud, a la plaza Tian’ anmen. Motivado en el fondo por su espíritu revolucionario, reprimido desde su juventud,
como se revelará en las últimas páginas de la novela, y sintiéndose identificado
con aquellos jóvenes estudiantes que luchan por sus derechos y los de todo el
pueblo al que representan, es decir a la mayoría inerte y oprimida por el
socialismo castrante que han logrado imponer las malas autoridades. Ayudado por
Coco, Jo y He; el profesor O. casi lograr llegar al lugar de los hechos para encontrarse
con su amigo Liang, de quien no tiene noticias y por quien se preocupa continuamente
como lo haría un padre con su hijo. Debilitado por el viaje pero casi feliz de
haberse hecho presente en Tian’ anmen, el profesor O, debe regresar en
ambulancia al Hotel, donde es atendido solícitamente por todas sus amistades.
Tras desacertadas medidas
tomadas por el gobierno, en un intento de poner fin a la huelga de hambre de
los estudiantes y bajo la presión de la prensa extranjera y mundial, como
sucede en la realidad; el Partido accede a la negociación pública pero sin intención
de ceder ni llegar a un acuerdo para atender a los reclamos, esto no hace más que
confirmar a los huelguistas en su firmeza inquebrantable de continuar con la huelga
de hambre, tal vez con la esperanza de conmover al Partido y lograr algo. Pero no se consigue nada, y finalmente el Partido
sitúa la plaza Tian’ anmen y ordena que miles
de soldados alrededor de la plaza, estén dispuestos a matar a los estudiantes que inciten al desorden, así
se logra oprimir a los jóvenes e inmovilizarlos cuando la situación ya no se
puede sostener, puesto que se trata de un hecho sin precedentes en la historia
de China, y el mundo entero espera que suceda lo que deba suceder. Todo empeora
y sucede lo que no debe suceder: la masacre de Tian’ anmen.
Termina la primera parte de la
novela con el fin del acto de magia al que han asistido el profesor O. con Tin Tin, para cumplir con una promesa hecha con Liang. En este acto se
presagia que algo malo está por acontecer.
En la segunda parte, el
profesor O. recuerda a Liang desde el
momento en que lo conoció un día en que el joven chino tocó la puerta de su
departamento para consultarle sobre la traducción al español que había realizado;
y después de haber recibido por manos de Coco, una carta de Tin Tin, en la que
se relata la muerte de Liang en la masacre de Tian’ anmen. El profesor O. en un
pequeño ritual se despide de su amigo recitando un poema que este le había enseñado.
Finalmente en un bello monólogo
Reynoso, a través de su personaje el profesor O. deja fluir los recuerdos de su
propia experiencia en la revolución de similares matices que sucedió en
Arequipa en mil novecientos cincuenta; en la que los alumnos del Colegio
Independencia Americana, iniciaron una protesta reclamando ciertos derechos estudiantiles
y entre otros pedidos, reclamaban la construcción de aulas y laboratorios en su
colegio; durante el gobierno del dictador Manuel Odría. Esta protesta sirvió de
excusa para que los arequipeños de aquella generación se unieran en un grito común contra la opresión del
nuevo dictador; en la heroica jornada de lucha de junio del cincuenta, en la
que a semejanza de la matanza de Tian’ anmen,
de la novela de Reynoso; el opresor gobierno hace alto a una lucha justa
por medio de la violenta fuerza militar, levantando su mano asesina y tiránica
contra todo aquel que intente sublevarse, contra todo aquel que pretenda la
revolución. La situación es casi la misma, y tanto en la realidad China del 89
como en la de Los eunucos inmortales,
de Reynoso, pero sobre todo en la revolución del cincuenta, en Arequipa. Por eso
todo gobierno encabezado por un mal gobernante, que pretende manejar a un
pueblo, ignorando la ley o simplemente cambiándola a su antojo y por encima de
los intereses comunes y justos
establecidos para todos; refleja en palabras de Reynoso, a los “eunucos
inmortales”: burócratas que siempre se
aferran al timón del barco que sea sin importarles el rumbo que tomen; no importa el color
ni la asociación, tampoco la ubicación, los eunucos inmortales, siempre están
sedientos por la sangre del pueblo. Jardineros macabros que recorren los pueblos
con afiladas tijeras podando capullos de esperanza por una vida libre. Temen nuevas ideas y exigen fidelidad a sus planes,
mientras pisotean la libertad de los demás.
Es de esta genial manera, como Oswaldo
Reynoso retrata un hecho que es tan real
que lo podemos encontrar reflejado en una novela, en el recuerdo de un suceso
histórico, pero también en la cotidianidad de la vida. Basta abrir un
periódico, sintonizar la radio, ver la televisión o encender la computadora
para darse cuenta de que siempre y en todo lugar existirán personas que una vez
alcanzado el poder social, lo usarán de manera egoísta para fines propios y en contra
del bien común; pero que también hay
personas que internarán luchar por el bien con diversos resultados, pero
siempre bajo un precio que exige un sacrificio mortal.
Para concluir, es importante remarcar que frente a cualquier
indicio tangible de opresión, se rememore en la conciencia social, la lucha del
pueblo en contra del autoritarismo y el abuso de poder por parte de un jefe de
gobierno, no para incitar a una sangrienta revolución que finalmente solo lleva
a muertes injustas; sino para hacer un llamado a la unión de todos para abogar
y luchar por el respeto mutuo a la justicia pero sobretodo a la vida. Puesto
que es este respeto a la vida del otro, el
que los pueblos de todas las realidades sociales necesitan para el bien común y
la convivencia fraterna, de modo que esta no sea una utopía sino una realidad
posible para todos los hombres del mundo.CONTENIDO INTELECTUAL DE LA ADMINISTRADORA DE ESTE BLOG
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viernes, 26 de octubre de 2012
T.2.
Nosotros dos somos de una generación con cierta nostalgia ochentera
yo, que vine en el 90
nací con un impulso violento de sinrazónysinsentido
(que me empuja a equivocarme frenéticamente)
yo, que vine en el 90
(con un cierto desajuste emocional)
voy por calles repletas de enfermos de melancolía
y gente que habla demasiado fuerte
y
hay artistas narcisistas en las avenidas
y
espejos por todas partes
Yo, mon amour, estoy en un camino divergente
sin muchas ganas de escribir poesía, mira:
la tarde es verde y hace frío,
no consigo concentrar mi energía y estoy dispersa
pero tú no sientes mi otredad y solo observas, me observas
yo, que vine en el 90
reniego no de estar aquí
sino de no estar en otra parte
lejos, lejos
(contigo)
yo, que vine en el 90
nací con un impulso violento de sinrazónysinsentido
(que me empuja a equivocarme frenéticamente)
yo, que vine en el 90
(con un cierto desajuste emocional)
voy por calles repletas de enfermos de melancolía
y gente que habla demasiado fuerte
y
hay artistas narcisistas en las avenidas
y
espejos por todas partes
Yo, mon amour, estoy en un camino divergente
sin muchas ganas de escribir poesía, mira:
la tarde es verde y hace frío,
no consigo concentrar mi energía y estoy dispersa
pero tú no sientes mi otredad y solo observas, me observas
yo, que vine en el 90
reniego no de estar aquí
sino de no estar en otra parte
lejos, lejos
(contigo)
T.1
Hay una pared frente a mi
construída meticulosamente
hay un puente y una puerta y muchas ventanas polarizadas
aquí estoy yo y detrás, el resto del mundo
yo y el resto del mundo
hay algunas personas cerca
otras llegaron y tuvieron que regresar por donde vinieron
otras aun no han venido
a otras no las dejaré entrar
Hay una pared frente a mi que he construido meticulosamente
también hay un puente y una puerta y ventanas polarizadas
aquí estoy yo y me asomo para ver si viene alguien pero no hay nadie más allá afuera.
construída meticulosamente
hay un puente y una puerta y muchas ventanas polarizadas
aquí estoy yo y detrás, el resto del mundo
yo y el resto del mundo
hay algunas personas cerca
otras llegaron y tuvieron que regresar por donde vinieron
otras aun no han venido
a otras no las dejaré entrar
Hay una pared frente a mi que he construido meticulosamente
también hay un puente y una puerta y ventanas polarizadas
aquí estoy yo y me asomo para ver si viene alguien pero no hay nadie más allá afuera.
miércoles, 24 de octubre de 2012
Happy Days theme
Sunday, Monday, Happy Days.
Tuesday, Wednesday, Happy Days.
Thursday, Friday, Happy Days.
The weekend comes,
My cycle hums,
Ready to race to you.
These days are all,
Happy and Free. (Those Happy Days)
These days are all,
Share them with me. (oh baby)
Goodbye grey sky, hello blue.
There's nothing can hold me when I hold you.
Feels so right, it can't be wrong.
Rockin' and rollin' all week long.
Sunday, Monday, Happy Days.
Tuesday, Wednesday, Happy Days.
Thursday, Friday, Happy Days.
Saturday, What a day,
Groovin' all week with you.
These days are all,
Share them with me. (Those Happy Days)
These days are all,
Happy and Free. (oh baby)
These Happy Days are your's and mine.
These Happy Days are your's and mine, Happy Days.
lunes, 22 de octubre de 2012
67.o
Es patológico,
lo leí en alarmante letras rojas:
Hipersomnolencia,
y también
volvió el dolor,
volvieron los calmantes
volvió la ansiedad crónica, letal,
la horrible ansiedad que me devora
volvió el asco al color amarillo
y las palabras que se enredan en mi cabeza
(y en la punta de mi lengua)
regresó mi silencio asesino
y esta confusión generalizada
también el desorden literal de todo por todas partes
pero no volverá la locura
no volverá el llanto
escucha:
Todo está bien,
aquí no pasa nada.
lo leí en alarmante letras rojas:
Hipersomnolencia,
y también
volvió el dolor,
volvieron los calmantes
volvió la ansiedad crónica, letal,
la horrible ansiedad que me devora
volvió el asco al color amarillo
y las palabras que se enredan en mi cabeza
(y en la punta de mi lengua)
regresó mi silencio asesino
y esta confusión generalizada
también el desorden literal de todo por todas partes
pero no volverá la locura
no volverá el llanto
escucha:
Todo está bien,
aquí no pasa nada.
U:
Here I'm
This it's me
A girl who is looking for peace
looking for silence,
a girl who is waiting for the end of the world
a sad and a happy girl
Please, don't close the door,
I get scared of enclosed spaces
Please, don't look at me
I'm not who you think I 'm
Maybe you would like to know that
I can read your mind
and I can read your eyes
Now,
I'm tired
do you know?
I used to be a writer
I used to had a friend
I used to cry
and my tears were bitter
This it's me
A girl who is looking for peace
looking for silence,
a girl who is waiting for the end of the world
a sad and a happy girl
Please, don't close the door,
I get scared of enclosed spaces
Please, don't look at me
I'm not who you think I 'm
Maybe you would like to know that
I can read your mind
and I can read your eyes
Now,
I'm tired
do you know?
I used to be a writer
I used to had a friend
I used to cry
and my tears were bitter
Vencedor y vencido
Vencedor, es quien sabe admitir su insuficiencia y sus derrotas sin achacarlas a la maldad de los otros o al desorden del mundo, quien no se deja deslumbrar por su propia idiosincrasia y no idolatra sus debilidades, sino que reconoce, por encima de él, unos valores y una ley, respecto a los cuales su psicología o sus vicisitudes personales son de una importancia secundaria.
Vencido es quien se rebela contra la objetividad de lo real, contra el lugar que tiene asignado en la conexión del Todo, y se ve solamente a sí mismo, la vanidad y la miseria de su egoísmo.
Claudio Magris
Pange lingua
Canta, mi lengua,
el Sacramento glorioso del cuerpo
y de la sangre preciosa
que el Rey de las naciones,
Fruto de un vientre generoso,
Derramó como rescate del mundo.
Nos fue dado,
nos nació de una Virgen sin mancha;
y después de pasar su vida en el mundo,
una vez propagada la semilla de su palabra,
Terminó el tiempo de su destierro
Dando una admirable disposición.
En la noche de la Última Cena,
Sentado a la mesa con sus hermanos,
Después de observar plenamente
La ley sobre la comida legal,
se da con sus propias manos
Como alimento para los doce.
El Verbo encarnado, pan verdadero,
lo convierte con su palabra en su carne,
y el vino puro se convierte en la sangre de Cristo.
Y aunque fallan los sentidos,
Solo la fe es suficiente
para fortalecer el corazón en la verdad.
Veneremos, pues,
Postrados tan grande Sacramento;
y la antigua imagen ceda el lugar
al nuevo rito; la fe reemplace
La incapacidad de los sentidos.
Al Padre y al Hijo sean dadas alabanza y gloria,
Fortaleza, honor, poder y bendición;
una gloria igual sea dada a
aquel que de uno y de otro procede.
Himno Eucarístico escrito por Santo Tomás de Aquino
el Sacramento glorioso del cuerpo
y de la sangre preciosa
que el Rey de las naciones,
Fruto de un vientre generoso,
Derramó como rescate del mundo.
Nos fue dado,
nos nació de una Virgen sin mancha;
y después de pasar su vida en el mundo,
una vez propagada la semilla de su palabra,
Terminó el tiempo de su destierro
Dando una admirable disposición.
En la noche de la Última Cena,
Sentado a la mesa con sus hermanos,
Después de observar plenamente
La ley sobre la comida legal,
se da con sus propias manos
Como alimento para los doce.
El Verbo encarnado, pan verdadero,
lo convierte con su palabra en su carne,
y el vino puro se convierte en la sangre de Cristo.
Y aunque fallan los sentidos,
Solo la fe es suficiente
para fortalecer el corazón en la verdad.
Veneremos, pues,
Postrados tan grande Sacramento;
y la antigua imagen ceda el lugar
al nuevo rito; la fe reemplace
La incapacidad de los sentidos.
Al Padre y al Hijo sean dadas alabanza y gloria,
Fortaleza, honor, poder y bendición;
una gloria igual sea dada a
aquel que de uno y de otro procede.
Himno Eucarístico escrito por Santo Tomás de Aquino
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